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26 diciembre, 2024

Cepo a las importaciones: pymes que trabajan con el freno de mano puesto

Ferrazzi Ignición Profesional, fundada en 1972, produce cables y capuchones para bujías, los cuales vende en el mercado de reposición y además los exporta regularmente a Chile y a Uruguay. La empresa desarrolló el primer cable argentino utilizado en autos de competición a mediados de los años 70 y en los últimos años inauguró una nueva planta en el barrio porteño de Villa Lugano y avanzó con la certificación de normas de calidad. Emplea casi 50 personas.

Pablo Ferrazzi, quien encabeza la tercera generación, contó que las restricciones a las importaciones les generó una reducción de 40% de la producción y se vieron obligados a adelantar vacaciones y suspender mano de obra contratada y servicios tercerizados.

Un mecanismo de defensa que comenzaron a aplicar es la sustitución de insumos importados. Dado que no pueden reemplazar la silicona utilizada en la producción, importada de China, ni tampoco la fibra de vidrio que importan desde Estados Unidos, están encarando la sustitución del herramental.

“Trabajamos en el diseño de una línea de matrices para nacionalizar componentes que traíamos de Brasil, lo que implicará una inversión de 50.000 dólares en moldes y otros 15.000 dólares en ingeniería”, agregó Ferrazzi.

Problemas

Ya en enero de este año, la Unión Industrial Argentina (UIA) alertaba sobre el impacto en el tejido industrial por la falta de insumos que representa el cepo cambiario.

Según una encuesta de la entidad fabril, 80% de las industrias tenían problemas para importar, tanto para conseguir aprobaciones del Sistema de Importaciones (SIRA) como para poder acceder a los dólares que vende el Banco Central.

Desde marzo de 2002, el BCRA aplica un plazo promedio de 180 días entre la solicitud y el acceso al Mercado Único y Libre de Cambios (MULC) donde son vendidos los dólares a precio oficial.

Esas trabas obligaron a las pymes a echar mano a movimientos de cintura para mantenerse en actividad y poder responder a la demanda sin tener que reducir personal.

A diferencia de las empresas grandes, o de las filiales de las multinacionales, las pymes cuentan con escasos recursos para hacer frente a la exigencia implícita del Gobierno de financiar a seis meses sus propias importaciones, o bien de abonarlas con dólares en efectivo.

“Las pymes empezaron a tener problemas para importar en marzo de 2022. Se formó una montaña de cautelares para facilitar el acceso a dólares para pagarle a los proveedores externos y luego surgieron las SIRA, que definitivamente son insuficientes”, dijo Guillermo Stephanus, presidente de la Asociación de Importadores y Exportadores (AIERA). “La realidad es que los dólares no están, a causa de la deuda y de la sequía. Y el Banco Central responde con resoluciones y cambios en las reglas de juego”.

Para aflojar un poco el cepo, desde Economía habilitaron este año la posibilidad de pagar importaciones con dólares en efectivo, o bien de pago en yuanes, para las importaciones desde China.

Gerardo Pardal, titular del Centro de Despachantes de Aduana, señaló que en este momento la aprobación de las SIRA es muy irregular.

“En base a nuestros relevamientos internos podemos asegurar que por lo general, en los últimos días de cada mes las aprobaciones se aceleran, respecto al resto del mes que son más esporádicas. Mas allá de ello, hay ciertos inconvenientes con los proveedores del exterior para que acepten el financiamiento a determinados plazos”.

Por las empresas

En el sector fabricante de equipos médicos, considerado esencial durante la pandemia, hablan de una situación delicada a partir de la decisión del Banco Central de postergar de 60 días hasta más de 180 días el acceso a los dólares para pagar importaciones.

“En el nuevo marco del sistema de importaciones, se ha excluido el plazo cero para nuestro sector, por lo cual no podemos importar dado que nuestros proveedores solo embarcan la mercadería con pago anticipado. Vale aclarar que en el sector hablamos de una suma aproximada a los US$180 millones anuales, por todo concepto”, dijo Alberto Morales, gerente general de la Cámara de Equipamiento Hospitalario de Fabricación Argentina (CAEHFA).

En Medix, firma que emplea 72 personas en la fabricación de equipamiento médico neonatal y exporta a 80 países de los cinco continentes, la dificultad ha recortado a la mitad el uso de la capacidad instalada.

“En algunas semanas de abril y mayo no nos fue aprobada ninguna SIRA. Importamos componentes electrónicos y plaquetas utilizados en la fabricación de incuba doras, y circuitos y cánulas para equipos en el tratamiento de la bronquiolitis, tan común últimamente”, afirmó Gustavo Festa, gerente general de la firma.

El plantel de Medix, con su titular Gustavo Festa al centro. Foto Archivo.

El plantel de Medix, con su titular Gustavo Festa al centro. Foto Archivo.
En ese contexto fue que, a principios de junio, Medix se vio obligada a rechazar una operación de exportación.

Recibimos el pedido de un cliente de México, por un equipo valuado en 800.000 dólares para entregar a fines de agosto, que no aceptamos por el riesgo de no poder cumplir y tener que pagar una multa del diez por ciento. Igual seguimos negociando”, aseguró Festa.

Rayvis, empresa textil de Berazategui, produce un hilado llamado viscosa nylon que es utilizado como materia prima en tejidos y producción de telas. Su titular, Francisco Lurueña, aseguró que la demanda está pero que no pueden producir porque les falta el principal insumo de producción, el rayón viscoso, también conocido como seda artificial.

Francisco Luruena, dueño de Rayvis. Foto Reuters

Francisco Luruena, dueño de Rayvis. Foto Reuters
“Podríamos vender el triple de lo que vendemos. Hasta 2015 importábamos 24 contenedores por año. Hoy traemos solo cuatro”, dijo Lurueña, quien preside esta firma radicada en el Parque Industrial Plátanos. Rayvis inició su producción en 1981, luego de la quiebra de Sniafa, que era el mayor productor del hilado del país.

Plataformas Piersanti es una fabricante de cabezales para cosechadoras de la localidad cordobesa de Noetinger, distante a 280 kilómetros de Córdoba capital. Allí señalaron que su principal problema son los plazos de pago de las importaciones.

”En los seis primeros meses del año, nos habilitaron cinco SIRA, algunas para nuestra principal importación, que es una lona con alto contenido de caucho que traemos desde Estados Unidos. Pero la autorización no contemplaba el pago inmediato, lo cual es una condición no negociable para nuestro proveedor estadounidense”, dijo Valeria Piersanti, socia gerente de la firma. “Es diferente el caso de los sistemas de corte que importamos desde Brasil. Para estos proveedores lo que arreglamos fue pagar una parte a la vista y el resto a 60 o 90 días, según la SIRA”.

La empresaria contó que algunos bancos locales les ofrecieron créditos en dólares al 16% anual, y que no aceptó. “Seguimos trabajando porque tenemos stock y tenemos pedidos. Pero muchos de esos pedidos debimos derivarlos hacia otras empresas”.

Mientras se hace de paciencia esperando la aprobación de la Ley de la Maquinaria Agrícola (una iniciativa que está en el Congreso y que permitirá aumentar la participación de la industria nacional en los equipos locales), Piersanti dijo que en la empresa están finalizando las obras de ampliación de instalaciones, con nuevo equipamiento. “Se trata de una inversión importante, que permitirá aumentar en un 25% nuestra productividad y exportar a nuevos países”.

Agropharma es una empresa del rubro biotecnológico, fabricante de un amplio espectro de productos para la salud y bienestar animal. Tiene una gran dependencia de insumos importados y el impacto en la producción ha sido significativo.

“Hemos tenido problemas para importar casi todas las drogas y otros productos, como unos frascos especiales utilizados en laboratorios. En esta actividad no podemos cambiar un excipiente por otro porque el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (SENASA) no lo permite. Hace unos días nos habilitaron una importación de 5.000 dólares, de hormonas, pero hay atrasos considerables en el resto de los productos”, señaló su titular, Ricardo Capece.

Ricardo Capece, titular de Agropharma. Foto Archivo.

Ricardo Capece, titular de Agropharma. Foto Archivo.
La empresa cuenta con una planta de 8.000 m2 en el partido de Moreno, que emplea a 120 trabajadores, buena parte de los cuales son altamente calificados. A pesar de las dificultades para producir en la actualidad, Agropharma tiene en marcha un ambicioso proyecto para investigación y desarrollo de nuevos productos.

“Vamos a sacar al mercado un nuevo producto, que hasta ahora se importa, para lo cual agrandamos la planta industrial y compramos equipos, financiados con un crédito de la SEPYME de $100 millones a tasa bonificada. Fueron incorporados a la planta de personal varios químicos y biotecnólogos, y vamos a tomar varios operarios, con la idea de empezar a producir en diciembre”, agregó Capece.

Recomar es una empresa dedicada a la fabricación de máquinas para premoldeados de hormigón. Importa componentes hidráulicos y motores para las gigantescas máquinas que produce, que pueden pesar hasta 18 toneladas y tener una altura de hasta 15 metros. La empresa va por su segunda generación y ha sido proveedora en las represas de El Chocón, Yacyretá y, ahora, en las de Santa Cruz.

Omar y Marcela Rauzi, dueños de la fabricante de equipos para la construcción Recomar.  Foto: Rafael Mario Quinteros

Omar y Marcela Rauzi, dueños de la fabricante de equipos para la construcción Recomar. Foto: Rafael Mario Quinteros
“Hasta el año pasado vendíamos entre 50 y 80 máquinas de diferentes tamaños por año y teníamos un buen stock de estas piezas en prevención de contingencias. Pero con la imposibilidad de importar, el inventario se empezó a agotar y debimos alargar los tiempos de producción”, afirmó Omar Rauzi,titular de la empresa. “Para este año prevemos menores ventas y postergación de las entregas”.

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