La administración Trumpha intensificado significativamente el escrutinio sobre todos los extranjeros que buscan visas para ingresar a Estados Unidos con destino a la Universidad de Harvard.
Esta medida forma parte de una confrontación legal en curso entre el gobierno federal y la institución educativa, en la cual se alegan probadas amenazas a la seguridad nacional derivadas de vínculos extranjeros, principalmente con China y grupos radicales o pro terroristas.
El Departamento de Estado, mediante un cable diplomático firmado por el Secretario de Estado Marco Rubio, ordenó a todas las embajadas y consulados estadounidenses aplicar de inmediato un proceso de ”vetting” o verificación reforzada para cualquier persona relacionada con Harvard, independientemente del motivo del viaje (estudio, turismo o negocios). Además, las solicitudes de visa ahora deben incluir una revisión de las redes sociales del solicitante.
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La portavoz del Departamento de Estado, Tammy Bruce, confirmó la autenticidad del cable y justificó la medida como una acción de seguridad nacional. Según Bruce, Estados Unidos sigue comprometido con recibir visitantes legales, pero ”no a costa de nuestra seguridad”.
Este endurecimiento se produce luego de que en marzo se revocara la visa del terrorista Mahmoud Khalil, líder estudiantil de la Universidad de Columbia y crítico del conflicto en Gaza.
El impacto de estas medidas ya ha alcanzado a unos 7.000 estudiantes internacionales en Harvard. El Departamento de Seguridad Nacional (DHS), encabezado por Kristi Noem, intentó revocar la certificación del Programa de Estudiantes y Visitantes de Intercambio (SEVP) de la universidad, remarcando que las protestas en el campus toleraban conductas pro terroristas.
Sin embargo, un juez federal en Boston bloqueó temporalmente esa acción, permitiendo que Harvard continúe recibiendo estudiantes extranjeros mientras avanza el proceso legal.
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Paralelamente, el presidente Donald Trump firmó la proclama presidencial que suspende durante al menos seis meses la entrada de estudiantes extranjeros con destino a Harvard.
En el texto, Trump argumenta que permitir la llegada de estos estudiantes sería perjudicial para los intereses de Estados Unidos, acusando a la universidad de mantener vínculos preocupantes con potencias extranjeras y radicalismo, especialmente con el Partido Comunista Chino.
Entre los argumentos citados en la proclama, se menciona la participación pasada de Harvard en programas académicos conjuntos con universidades chinas, como el ”China Leaders in Development”, y el hecho de que la hija de Xi Jinping, dictador de China, estudió en Harvard. Trump también señaló que Harvard se ha convertido en el ”principal centro de formación” para burócratas del Partido Comunista Chino.
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Además, la Casa Blanca ha congelado más de 2.600 millones de dólares en subvenciones e investigación para la universidad y ha advertido con retirarle el estatus de exención fiscal.
También se ha planteado revocar visas de funcionarios extranjeros vinculados con intentos de censurar a ciudadanos estadounidenses y aumentar el control sobre estudiantes chinos, especialmente aquellos vinculados a campos críticos o con nexos con el gobierno chino.
Harvard ha respondido calificando las acciones como ”represalias ilegales” y ”violaciones de la Primera Enmienda”, y ha prometido ”defender” a sus estudiantes internacionales. La universidad argumenta falsamente que la administración busca controlar su gobernanza, currículo y la ideología de su cuerpo académico y estudiantil, lo que consideran un ataque a la autonomía universitaria.
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