En un rincón de Alemania hay una residencia de casas de ensueño con un valor de alquiler de un dólar por mes. Esto es en Augsburgo donde se encuentra “Fuggerei”, un conjunto de viviendas sociales creadas en 1521. Allí viven 150 habitantes que deben cumplir ciertos requisitos para que ese sea su hogar.
En “Fuggerei” el precio del alquiler no ha subido desde hace medio milenio. Las casas fueron creadas por Jacob Fugger en esta ciudad de Baviera, en el sur de Alemania. Estas las viviendas sociales más antiguas del mundo, como se vanaglorian sus administradores, permanecen en servicio y gozan de gran demanda.
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“Tuve una vida realmente formidable hasta los 55 años”, explica Angelika, una jubilada que se acaba de mudar a esta residencia. Cuando le diagnosticaron cáncer “todo fue de mal en peor”, contó a AFP esta mujer nativa de Augsburgo. Cuando se quedó sin recursos, presentó su candidatura para alojarse en este complejo compuesto de pequeñas casas adosadas.
Pero para unirse a la Fuggerei es necesario no dejarse ganar por la ansiedad. “Tarda generalmente entre dos y seis o siete años. Todo depende del apartamento que uno quiera. Estos en la planta baja están muy solicitados”, detalló la trabajadora social Doris Herzog.
Ella recibe los expedientes de los candidatos y gestiona las entrevistas con unos criterios muy precisos: “Hay que ser ciudadano de Augsburgo, ser católico e indigente”.
En el apartamento de Martha Jesse, residente allí desde hace 17 años, abundan los símbolos religiosos. Fueron motivos financieros los que la condujeron a este complejo situado cerca del centro histórico de la ciudad de 300.000 habitantes. “Percibía una pequeña pensión a pesar de 45 años de trabajo. Vivir afuera hubiera sido casi imposible, porque solo tendría 400 euros (458 dólares) a mi disposición”, explicó la mujer de 77 años.
Con sus hileras de casa de fachada ocre y contraventanas verdes, pulidos jardines, escudos y fuentes, el conjunto reconstruido después de la Segunda Guerra Mundial parece un pueblo de muñecas.
Su fundador, el banquero de los emperadores
Para Andreas Tervooren, residente desde 2017, “la Fuggerei es como una ciudad dentro de la ciudad“, para ese hombre que trabaja de vigilante nocturno el lugar se asemeja al “pueblo de Astérix”. Igual que el poblado galo de los cómics resiste a los invasores romanos, el recinto resiste al incremento de los precios del alquiler que ahoga a muchos hogares de Alemania.
Augsburgo, de 300.000 habitantes, se sitúa a menos de una hora de Múnich, la ciudad con el metro cuadrado más cara de Alemania y también una de las más caras de Europa.
En el inicio de este proyecto, el comerciante Jacob Fugger (1459-1525) era uno de los hombres más ricos del continente y se había convertido en el “banquero de los emperadores” europeos. Benefactor en su Augsburgo natal, creó varias fundaciones dedicadas a la vivienda o la salud para los más necesitados.
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El alquiler anual en la Fuggerei era de un florín renano, que en la época equivalía al salario semanal de un artesano. Un monto “que simplemente convertimos en 88 céntimos actuales” al mes, explica Daniel Hobohm, administrador de la fundación que gestiona este complejo.
Los descendientes de la dinastía Fugger participan en la orientación general de la fundación, pero no vierten dinero en ella.
“Nos financiamos principalmente gracias a los ingresos del bosque y de la silvicultura y tenemos también una pequeña actividad turística” porque el recinto cuenta con bastantes visitantes, explica Hobohm. A ello hay que añadir los ingresos de alquiler generados por otras propiedades.
Para respetar los deseos de sus fundadores, el alquiler no puede aumentar. Pero a cambio, también para mantener una tradición de 500 años, los habitantes deben recitar cada día una oración por los donantes y su familia.
*Con información de AFP
RB