3 julio, 2025

Días de miedo

Es increíble cómo una cultura, una tradición, unos valores y una forma de ver la vida tan diferente a la occidental como es la china a veces encaja a la perfección en estos lares. Algunos proverbios chinos son, nunca mejor dicho, proverbiales. Más que nuestro refranero o incluso nuestra forma de debatir en Córdoba, de la que dicen que «el cordobés no habla: sentencia». Quizá por esa influencia de Séneca que armó buena parte de su filosofía estoica sobre frases cortas, certeras y lapidarias.

Pues bien, los chinos, y esto nos puede sorprender, consideran que «lo contrario al amor no es el odio, sino el miedo». Y no les falta razón. «El miedo es la pequeña muerte», que escribía Frank Herbert en ‘Dune’. Con amor o con odio se puede tirar hacia adelante, pero con el paralizante miedo no se vive.

De hecho, el miedo es el arma del maltratador y lo que le delata, sea quien sea, en el ámbito que usted elija y tenga el tamaño que tenga.

A nivel global, un país poderoso que amenaza a otro, aunque sea con unos aranceles, desde luego que no busca el amor de la nación acosada, como tampoco le importa su odio. Lo que pretende es generar miedo. Y las guerras, desde el siglo XX, no se fijan tanto en objetivos militares o económicos como en paralizar el principal patrimonio que tiene un país, la población, rociándola con bombas y terror. Así, coincidirán conmigo que lo de Oriente Próximo y Europa del Este desde Ucrania en estos días ya no es que produzca desafección, rechazo, asco o náusea… Da miedo. Algo parecido va pasando con la política nacional, sumida en la vergüenza, en el hastío, en una sensación de querer bajar los brazos y que el púgil contrario acabe dándonos el puñetazo final. Pero es que la falta de propuestas para desmontar este ‘tinglado’ que termina corrompiendo a unos y otros, por un lado, y por otra parte las soluciones extremistas y simplistas que se oyen… También dan miedo.

E incluso todo esto vale para las relaciones personales. Puede haber cariño, pasión, amistad, tedio, rutina, alejamiento y hasta momentos de odio. Lo que usted quiera. Pero si por un momento, por un solo instante, aparece el miedo… Fuera. Huya. Salga de ahí.

No soy tan iluso como para pregonar la paz, la armonía y el amor a nivel personal, en la política y en el mundo. Pero al menos los chinos nos dan una pauta para desenmascarar a todo el que dice estar de nuestro lado cuando en realidad es nuestro enemigo. Es el miedo.

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