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18 noviembre, 2024

Real Madrid escribió un nuevo capítulo de oro en la Champions League con la mística de siempre y cinco minutos finales de película

La de Real Madrid y la Champions League es la historia de un amor como no hay otra igual. El final de la película es casi siempre la misma y encuentra a los vestidos de blanco festejando luego de sufrir en varios pasajes. Duran una eternidad los partidos del Real Madrid en Champions y los rivales lo saben. Tal vez por eso cada vez que se acerca el minuto 45 del segundo tiempo una atmósfera se crea en el Santiago Bernabéu. O en el interior del equipo cuando define de visitante. Este miércoles caía 1-0 ante Bayern Múnich por gol de Alphonso Davies, pero en el minuto 43 y en el 45 lo dio vuelta Joselu. Así, los dirigidos por Carlo Ancelotti disputarán la final ante Borussia Dortmund el primero de junio en Wembley.

También esta edición de la Champions podría ser la de los héroes inesperados para el conjunto español. En los octavos de final apareció Brahim Diaz para anotar un gol ante Leipzig, en los cuartos la presencia del arquero ucraniano Andriy Lunin fue vital para eliminar por penales a Manchester City y este miércoles el que irrumpió fue Joselu, un delantero español de 34 años que hasta esta jornada había completado una discreta carrera. Pues bien: ahora fue el actor principal del guion que llevó a Real Madrid a disputar su final número 18 de Champions League.

También tuvo polémicas la victoria de los locales porque en el minuto final Matthijs de Ligt anotó el 2-2, aunque el árbitro polaco Szymon Marciniak sancionó un off-side previo. El arquero Lunin no intentó atajar porque el silbato ya había sonado. En la repetición se pudo observar que la posición era muy finita. Pero no hubo posibilidad de acción del VAR porque el cobro fue anterior. El juez de línea debió dejar correr la acción y luego levantar el banderín con delay. Por eso protestaron todos los alemanes.

No fue linda la primera etapa y ambos quedaron en deuda con el juego. Bayern Múnich se plantó a jugar en el Santiago Bernabéu como suele jugar Real Madrid cada vez que visita a un coloso de Europa: de contragolpe. Así, los alemanes se replegaron y los españoles (58 por ciento de posesión) tuvieron que asumir el protagonismo. Pero le costó a los dirigidos por Carlo Ancelotti porque no suelen estar acostumbrados a ese tipo de trámite. Igual, Vinicius y Rodrygo hicieron trabajar a Manuel Neuer.

Thomas Tuchel apostó por un 4-4-2 con los veloces Gnabry y Sané por las bandas, más Musiala y Kane como atacantes. La idea era ofensiva, más allá de que el punto de partido fue bajo. Sucedió que ni Kane ni Musiala estuvieron finos para filtrar los pasas y entonces no hubo contragolpes de los alemanes. Lo único peligrosa fue un disparo de volea del goleador inglés que se fue cerca del palo izquierdo de Lunín.

Y Real Madrid no fluyó. Esta vez, Ancelotti mandó a la banda izquierda del mediocampo a Bellingham y liberó a Rodrygo para que acompañe a Vinicius. Pero no hubo grandes conexiones. Claro que Vinicius se las ingenió para poner a trabajar a Neuer: primero con un disparo cruzado que chocó en el palo luego de un breve desvío en la mano del arquero; segundo, con un centro desde la izquierda que casi se mete en el palo lejano.

En el segundo tiempo, Vinicius se corrió a jugar a la banda izquierda y volvió loco a Joshua Kimmich. Lo desbordó todas las veces que se lo propuso. Neuer empezó a atajar como en sus mejores épocas para negarle el gol que el local merecía ampliamente.

Pero en una de las pocas contra que tuvo, el conjunto alemán golpeó. Alphonso Davies, que entró por el lesionado Gnabry, la colgó del ángulo con un derechazo cruzado y furioso.

Los entrenadores de fútbol deben correr riesgos en los momentos cruciales. Y tanto Ancelotti como Tuchel lo hicieron. El técnico italiano mandó a la cancha a Brahim Díaz y a Joselu para sacar a los consolidados Valverde y Rodrygo; el alemán, sacó a Kane y a Musiala para poner a Müller y a Choupo-Moting. Sí, Tuchel quitó de la cancha al goleador y al desequilibrante juvenil.

Lo tuvo controlado el Bayern hasta que el partido entró en la zona de riesgo. La atmósfera del Bernabéu se activó. Davies empató en contra, pero el VAR anuló el gol por falta de Nacho a Kimmich. Pero el fuego estaba y todo ardía.

Neuer, que atajó casi todo, cometió un grosero error ante un remate lejano y liviano de Vinicius y Joselu empató. Y dos minutos más tarde, el mismo atacante tocó al gol un pase de Rüdiger. Hubo suspenso porque el árbitro había cobrado off-side del goleador, pero el VAR revirtió el fallo y el Bernabéu deliro.

Al juego le quedó la polémica jugada del final con el empate de Matthijs de Ligt. Pero el Bernabéu casi no se enteró de esa acción porque ya había desatado su fiesta luego de los minutos de frenesí.

Real Madrid jugará ahora su final 18 de Champions League y solo perdió 3. Bastante más: ganó las últimas 8 que jugó (en 1981 cayó 1-0 ante Liverpool). Pero la de Wembley será una nueva película. Y habrá que estar atentos a los minutos finales, esos instantes que ama todo el Real Madrid.

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