En la semana más complicada, en medio del éxtasis del Real vecino de la capital, finalista otra vez de la Champions League y vencedor de su 36° Liga, el Atlético apuntaló su presencia en la próxima Liga de Campeones, con el respaldo de sus hinchas en un estadio Metropolitano repleto, y con un golazo del argentino Rodrigo de Paul muy cerca del final del encuentro.
De Paul enganchó una volea en el vértice del área en el minuto 85 que se clavó en el ángulo. Un golazo en toda regla cuando el encuentro se difuminaba entre la nada. Un tanto que le da a los rojiblancos 8 puntos de ventaja sobre el Athletic en la lucha por el cuarto puesto, cuando sólo quedan 9 en juego. La Champions ya está ahí.
La duodécima clasificación consecutiva de los dirigidos por Diego Simeone para la máxima competición europea la logró el Atlético en este segundo domingo de mayo, en el que en la ciudad de Madrid se vivió una estampa curiosa. El Real Madrid celebró en las instituciones y en La Cibeles su trofeo liguero. Durante la mañana la capital se llenó de camisetas blancas. Al mediodía y a primera hora de la tarde tomó el relevo el Atlético, con sus miles de seguidores en peregrinación al recinto de San Blas para ver a su equipo contra el Celta.
En el subte y en el tren se cruzaron ambas hinchadas. Los merengues de regreso a casa y los colchoneros de camino al Civitas. No hubo ningún problema. Sí las miradas al hincha rival y el orgullo de los rojiblancos de exhibir su camiseta y su escudo ante el poderoso enemigo.
Después de siete días en inferioridad, desde que el sábado 4 de mayo los de Ancelotti consiguieron matemáticamente el trofeo liguero, Madrid se tiñó de blanco. Más aún cuatro días después, con la clasificación para la final de la Champions en el bolsillo de los merengues.
Foto: REUTERS/Isabel InfantesEntonces, surgió el fanático rojiblanco. En el día de homenaje al niño, los hinchas rojiblancos casi llenaron el Metropolitano (66.014 espectadores) y exhibieron su fidelidad a unos colores. Con división de opiniones en algunos momentos por la incertidumbre del resultado, el estadio estalló en una cerrada ovación con el tanto de De Paul.
Gol, tres puntos y clasificación para la Champions prácticamente finiquitada. Y la vuelta a casa con el postín de poder volver a intentarlo el próximo curso. Después de 8 días con la maquinaria blanca a pleno rendimiento, el segundo domingo de mayo por la tarde, Madrid fue rojiblanca. Su afición así lo quiso; y lo consiguió.
«Tenía en mente patear»
No se anduvo con vueltas De Paul en la zona mixta, como en la vida misma. Explicó que «tenía en mente patear» si le «caía» la pelota tras el córner, aunque tampoco iba «a decir» que tiró «ahí», al ángulo, para hacer estallar el estadio Metropolitano. «Cuando estoy ahí en el borde del área, tengo confianza y sé que tengo que terminar la jugada para que no suceda ni una contra ni nada de eso. Tenía en mente, si me caía, que iba a patear. Tampoco voy a decir que pateé ahí, pero intenté hacer el gol», explicó.
Más allá de la ventaja en la tabla de posiciones sobre el Bilbao, prefirió ser cauto el campeón del mundo. «Todavía quedan dos puntos para que matemáticamente esté hecho. Después del empate del viernes (del Athletic) necesitábamos hacer nuestro trabajo para estirar esa distancia», aseguró el argentino.
También dio sus motivos de la irregular campaña del conjunto colchonero: «Una grandísima temporada en casa y fuera en falta Esa es la explicación».
«Al final no todo tiene una explicación en el fútbol, por eso el fútbol es tan lindo. Siempre existen un montón de factores. Sí que lo hemos hecho peor que en casa. Habrá que seguir buscando las explicaciones y ser mucho más parejo cuando salimos fuera de casa», cerró.