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25 noviembre, 2024

Murió Edgardo Borda, a los 95 años: fue un hombre clave de la historia de la TV argentina

En unos meses la televisión argentina va a cumplir 73 años -el 17 de octubre-, y de esos 72 que lleva resistiendo ante el avance implacable del streaming hubo un sólo hombre que fue testigo y parte de ese fenómeno hasta el año pasado. Edgardo Borda, una suerte de biblia del medio, murió este domingo a los 95 años. Entre algunos achaques físicos, tal vez fue la tristeza por no poder trabajar más en lo que él consideraba “mi casa”. Y lo que más de un ignorante sigue llamando “la caja boba”.

Edgardo era la televisión. Ahí estuvo desde el primer día. Fue director, productor, cadete, tapó agujeros, hizo de todo hasta el año pasado, cuando tuvo que jubilarse en Magazine. Con 94 y contra su voluntad. Decisión familiar, era por su bien.

Sus restos serán velados este lunes de 11.30 a 14.30, en Avenida Dorrego 626 y luego serán cremados en el Cementerio de la Chacarita.

Cuando en el 2021, a cuento de los 70 años de la TV, lo consultamos por la intimidad de ese medio que alguna vez fue revolucionario, llevaba anotados los días que había tenido de encierro por culpa de la pandemia. Pero un día pudo volver a ocupar su silla de director en La jaula de la moda, el ciclo de Magazine: “400 días adentro, una locura (…) ¿Sabés qué pasa? Le debo mucho a la televisión. Es mi vida y no te exagero. Desde que volví a laburar soy otra persona. En la cuarentena caminaba por las paredes, me estaba volviendo loco”, reconocía a los 92 el hombre que había batido todos los récords de la televisión local.

Borda a los 92, una vez que sus hijos le permitieron volver a la TV tras la cuarentena.Borda a los 92, una vez que sus hijos le permitieron volver a la TV tras la cuarentena.Si bien todos hablamos del caso admirable de Mirtha Legrand, que sigue conduciendo a los 97 años, Borda trabajó casi 72 en un canal desde que la tele existe.

Un largo camino detrás de cámaras

Pisó Canal 7 por primera vez pocos días después de su inauguración, 17 de octubre de 1951. Eran tiempos de un sólo canal (los otros empezaron a llegar a partir de 1960) y de una sociedad revolucionada por un aparato que metía el afuera en sus casas. Entró como cadete, rápidamente lo ascendieron a switcher (operador de cámaras, función que compartió con Alberto Olmedo) y así, a fuerza de talento, “mucha curiosidad” y oportunidades aprovechadas, fue avanzando en dirección y producción, tareas que desarrolló en cuatro canales de aire, a los que le sumó la señal Ciudad Magazine.

Borda y Alfredo Alcón. uno de los tantos grandes de la Argentina con quien compartió horas de trabajo.Borda y Alfredo Alcón. uno de los tantos grandes de la Argentina con quien compartió horas de trabajo.“Empecé como pasante, escondido, a fines del ‘51, y al año siguiente ya quedé efectivo. Al principio hacía cosas de cadete, ‘Lleve esto, traiga aquello’. Fui testigo de los palotes de la tele. El grupo de gente que estaba ahí con don Jaime Yankelevich (el abuelo de Gustavo) a la cabeza era número uno. A nosotros nos daba no sé qué acercarnos a decirles algo. Pero sí estábamos dispuestos a todo», recordó en un mano a mano inolvidable con Clarín.

Hincha de Racing, de chico quería ser actor. Pero después de 14 meses y 26 días “de colimba, empecé a laburar en la Municipalidad, como operador de comunicaciones. Trabajaba, ponele, pasando los auxilios más urgentes a las ambulancias, cosas así. Un día mi jefe, que era amigote mío, me dijo ‘Me voy a la tele’. Me ofreció que fuera con él: ‘Me encantaría, pero no sé nada’. ‘Sos técnico y lo que no sepas yo te lo enseño’. No me olvido más de esa frase”.

Repasando su camino, precisó que “en el ’54 me pasaron a director y me tocó hacer, por ejemplo, programas con La Campoy. Los Cibrián Campoy pisaban fuerte, pero la que manejaba la torta era Ana María. Nos juntábamos en el sótano de su casa a crear desde cero. La televisión se palpitaba, se valorizaban los planos, íbamos descubriendo cada cosa y era una fiesta”.

Cada anécdota suya ayuda a entender las distintas épocas. Y, más, para los que nacieron en la era del color, del control remoto, del aparato extrachato.

Edgardo creció a la par de la televisión. Foto: archivo personal de BordaEdgardo creció a la par de la televisión. Foto: archivo personal de Borda -Sos el único que estuvo en las siete décadas del medio.

-Sí, salvo la pandemia, que me mató, esos 400 días encerrado no me los olvido más. Yo era feliz trabajando. En los comienzos, había días que estábamos más tiempo con los personajes de ficción que con la propia familia. Se ensayaba, se hacía una pasada y luego salíamos al aire.

-¿Cuándo armaste familia?

-Me casé dos veces. Ahora estoy solo. Y tuve tres hijos, un varón y dos mujeres.

Ese ping pong fue parte de la última nota con este medio. Borda siempre atendía el teléfono para ayudar a los periodistas. Era la mejor fuente. Siempre amable, siempre memorioso, siempre desde la baldosa de la gratitud.

Trabajó con casi todos los grandes de los mejores años de la televisión, como Olmedo, Doña Petrona, con Alberto Migré. La lista podría ser eterna, trabajó con todos.

Cuatro canales de aire y uno de cable

A lo largo de su más de 70 años de oficio, estuvo tras las cámaras de Canal 7, Canal 9, del viejo Canal 2 y, finalmente, de las de Canal 13, cuatro de las siete actuales señales de aire. Fue parte de varios fenómenos televisivos, como El amor tiene cara de mujer, un clásico de las telenovelas que se destaca en el largo listado que lleva su sello de director.

Borda con Alberto Olmedo, a quien dirigió y con quiem compartió tareas de Borda con Alberto Olmedo, a quien dirigió y con quiem compartió tareas de «switcher» (manejo de cámaras) en sus comienzos. Archivo personal de Borda.Hombre del viejo Canal 13, cuando llegó Adrián Suar él pensó que se quedaba sin trabajo por los cambios se venían y porque ya estaba para jubilarse. “¿’Y ahora qué va a pasar conmigo, ya un tipo grande?’. Me dijeron ‘¿Querés ir al cable?‘. Y empecé en Magazine».

Trabajador incansable, le gustaban más los días hábiles que los fines de semana. Le fascinaba hablar de la TV, tanto que entre sus mejores anécdotas siempre estaba la que revelaba qué había hecho con su primer sueldo de Municipalidad: “Puse todo para comprarle el primer televisor a mi mamá. Era un Admiral de 17 pulgadas, que me costó 750 pesos. La casa era otra con eso ahí adentro. Ella estaba feliz. Fue una revolución”. Y su hijo fue pieza fundamental de ese fenómeno.

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