Cuando se habla de la crisis de financiamiento del sistema de salud el síntoma más sensible, el que nota la población en el día a día, es la falta de médicos en diferentes especialidades. Ya se ha hablado particularmente de la escasez de pediatras, pero el problema es mucho más abarcativo. Todo el tiempo surgen nuevos datos que le dan más profundidad al problema.
La última de esta saga corresponde al campo de la cardiología. El Consejo de Residentes de Cardiología (CONAREC) hizo una serie de preguntas a 250 médicos residentes en Cardiología y las respuestas congelan el corazón. Más de 8 de cada 10 residentes (el 83 por ciento) respondió que piensa en la posibilidad de emigrar para ejercer su profesión en otro país.
Clarín tuvo acceso a las cifras preliminares de esta encuesta que serán presentadas en su totalidad en el próximo Congreso Argentino de Cardiología, que la Sociedad Argentina de Cardiología (SAC) organiza para octubre. Precariedad, malas condiciones laborales, escasa contención, sueldos bajos y una elevada carga de horas de trabajo son algunas de las razones que aparecen entre las causas de esta falta de horizonte profesional.
Entre los primeros datos que se conocen del relevamiento hay otros datos relevantes que dan cuenta, precisamente, de esa precariedad: casi el 40 por ciento de los residentes aseguró que trabaja en promedio más de 80 horas semanales y 3 de cada 10 dijeron que reciben un sueldo inferior al salario mínimo vital y móvil. Además, el 30 por ciento marcó que no dispone de un lugar para descansar durante las guardias.
“Esto muestra a las claras la falta de motivación que tienen nuestros profesionales médicos para quedarse en nuestro país. Luego de seis o más años de carrera y de cuatro años de residencia, nos encontramos con un médico muy formado al que, sin embargo el sistema no le ofrece posibilidades de crecimiento profesional ni económico acordes al esfuerzo y a la capacidad”, dice Lucas Campana, presidente del CONAREC.
«Es necesaria una ley que regule el marco de trabajo de los residentes», opina Alberto Alves de Lima, ex director del Área de Docencia de la SAC. Y explica: «En la práctica no son ‘estudiantes’, ya que tienen matrícula para su desempeño con responsabilidad legal, pero tampoco son trabajadores tradicionales, porque su trabajo requiere supervisión en diferentes niveles y es un proceso de aprendizaje supervisado que se da sólo muy parcialmente».
Se estima que en Argentina se producen unas 290 vacantes de residencias en cardiología cada año (instituciones públicas y privadas). Ahi aparece otro dato inquietante: sobre ese total, históricamente se seleccionaban los postulantes sobre una cantidad de inscriptos cinco o hasta seis veces superior. Sin embargo, en los últimos años esa relación fue cambiando y actualmente se inscribe apenas el doble de potenciales interesados respecto de la totalidad de vacantes disponibles.
El sistema de residencias médicas en Argentina está regulado por la Ley N° 22.127 y a la luz de los resultados de la encuesta, no se se cumpliría. Establece que el Sistema Nacional de Residencias del Equipo de Salud será el encargado de regular y garantizar la actividad de los residentes médicos nacionales. Entre otras cosas, establece que el residente debe poder transitar su proceso de formación de forma adecuada y favorable.
Según Mario Fitz Maurice, cardiólogo experto y ex director del Consejo de Electrofisiología y Arritmias de la Sociedad Argentina de Cardiología, «las precarias condiciones de trabajo, las bajas remuneraciones, las guardias de 24 horas y el destrato generalmente recibido, no solo por los médicos a cargo, sino también por los pacientes que creen que los residentes no son médicos, no permiten garantizar sus actividades en condiciones adecuadas como lo menciona la ley».
Señala que de los seis primeros perpetradores de maltrato, cuatro son del propio equipo de salud: residentes superiores, jefe de residente, médico de planta y personal de enfermería. Los dos restantes son los pacientes y sus familiares: “Esta situación se suma al escenario desfavorable del día a día en la jornada laboral del residente”.
Un combo que expulsa
¿Cuánto es el salario de un residente? Marcelo Melo, director del Hospital de Clínicas, responde: “Ganan 250 mil pesos como sueldo inicial por trabajar ocho horas todos los días. Si bien el año pasado hubo una mejora tras una serie de protestas, existe un gran déficit de la política con los salarios de la salud pública. Hay mucho de vocación para que la salud pública siga de pie”.
Melo explicó que “ahora se está cambiando el reglamento de las residencias para que sean horarios más razonables, que no sean tan complicados. Y se está cambiando la metodología: antes para hacer una especialidad había que recibirse de médico, que son entre seis y siete años, después una residencia básica en clínica o cirugía, y luego otra residencia de entre tres y cuatro años en la especialidad que se eligiera. Y durante todos esos años acompañado por un sueldo muy escaso. Todo eso genera el peor problema que tenemos en salud pública, que es el pluriempleo, que en pandemia se demostró que no le hace bien a la cuestión sanitaria por la transmisión de infecciones y el mal descanso”.
Sobre la violencia contra los médicos, el director del Clínicas dijo que “a veces pasan cosas muy desagradables, sobre todo en las guardias, en el sector de pediatría. Hay algunas enfermedades que ponen en el límite al familiar y a los pacientes y se generan discusiones por demoras que pueden derivar en situaciones de violencia. Tanto es así que tuvimos que recurrir a un servicio de seguridad privada controlar ese tipo de situaciones”.
PS