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18 noviembre, 2024

El peronismo reconoce que «ganó Milei» y que el debate sobre Ley Bases dejó expuesto que no hay conducción

Cristina Elisabet Kirchner jugó fuerte. No fue tanta la preocupación por mantener a sus senadores alineados para votar en contra de la Ley Bases sino que se interesó por el comportamiento de legisladores hoy alejados de su influencia. «Hay 33 senadores y senadoras que hicimos lo que teníamos que hacer, que representamos al 44% que nos votó en noviembre, no somos como Kueider, Camau y Scioli», dijo Juliana Di Tullio luego de que el Gobierno lograra -con modificaciones- que se aprobara la primera ley oficial en los seis meses de gestión.

Pero la ex Presidenta (y ex titular del Senado) no consiguió alinear a otros peronistas que ya soltaron la conducción del cristinismo. Y por eso, en las pocas reacciones que surgieron en redes del espacio K, la propia Cristina posteó en X un tuit de una militante camporista que condenaba que Edgardo Kueider y Carlos «Camau» Espínola hayan sido los candidatos a senadores en Entre Ríos y Corrientes, respectivamente, en detrimento de Stefanía Cora y Anita Almirón, mujeres y dirigentes kirchneristas que fueron en segundo lugar en sus listas. Un conocedor de cuándo se negociaron esas boletas electorales dijo a Clarín que fue la propia Cristina la que bendijo a los dos hombres para encabezar por una sencilla razón: ambos medían más y la pragmática CFK no dudó en bendecir las postulaciones de los que hoy, son considerados «traidores» a la Patria por el mundillo K.

La lectura de calificar de «traidores» a los dos senadores peronistas que apoyaron la Ley Bases y el paquete fiscal es fantasiosa: ambos están alejados hace rato de la influencia cristinista y juegan partidos diferentes.

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El gobierno logró un plan de reformas menos ambicioso del que quería. Pero tiene su ley. Mirá el análisis de Pablo de León, editor de Política.

«Camau» Espínola se maneja en el esquema del denominado «peronismo federal», un núcleo que mantiene diferencias con el ciclo K, pero que no tuvo empacho en sentarse con al ex Presidenta a la hora de acordar la última lista para el Senado. En el reciente debate parlamentario, se sumó al entrerriano Kueider y la cordobesa Alejandra Vigo en reclamar que se quitaran de la lista de empresas a privatizar Aerolíneas Argentinas, Correo Argentino y los medios públicos: los tres se asignan haber conseguido ese cambio por parte del equipo negociador que envió Guillermo Francos. Esas voluntades quisieron ser quebradas, hasta con la intervención telefónica de Sergio Tomás Massa. Pero nada se modificó y estos tres legisladores «entienden que hicieron una mejor ley sumado a los cambios en el RIGI», según indicó un asesor peronista del Senado.

Esta semana, previo al debate en la Cámara Alta de las leyes, desde el kirchnerismo dejaron circular que «Camau» estaba negociando con el gobierno nacional tener para sí el control de la represa de Yacyretá, pues el legislador dice que el ciudadano correntino paga la electricidad más caro que el resto del país; y que por eso, reclama un sistema de regalías similar a lo de Salto Grande. Luego de aprobada la ley, salieron con un video los interventores del PJ correntino a pedir la expulsión de Espínola del partido. María Teresa García y Máximo Rodríguez son los interventores, ambos muy cercanos a Cristina y Máximo Kirchner.

Pero la razón que habría definido el alineamiento de Camau es la promesa que recibió de la administración de Javier Gerardo Milei de sostener la candidatura del ex regatista olímpico para competir en la elección de gobernador de Corrientes que se debe realizar el año próximo. Corrientes debe definir en 2025 un nuevo gobernador y Gustavo Valdés ya no puede competir por una nueva reelección. El radical Valdés querría impulsar a su hermano para esa pelea y eso ya generó ruidos en el radicalismo local, lo que hizo que el ya tres veces gobernador, el inoxidable Ricardo Colombi, saliera a menear su postulación para la disputa. Unos pocos peronistas le prometen pelea a «Camau» como el joven Germán Braillard, de familia política tradicional correntina.

En tanto, Edgardo Kueider es fustigado desde el kirchnerismo por su cercanía al actual gobernador entrerriano Rogelio Frigerio. Fue el mandatario de Juntos por el Cambio quien le garantizó los 3 senadores de Entre Ríos a favor de la ley en general al Gobierno: uno del PRO, una del radicalismo y el del PJ, Kueider.

Hoy, distintos voceros del peronismo reconocer que «ganó Milei» y que no pudieron hacer caer la Ley Bases, ni con la influencia y juego de Cristina ni con la movilización al Congreso el día de la sesión, que no solo no fue multitudinaria sino que fue cooptada por sectores violentos de la izquierda y de algunas organizaciones sociales periféricas al kirchnerismo. La idea de que los gremios más fuertes movilizaran nunca sucedió y la CGT quedó en estado deliberativo, pues el camionero Pablo Moyano se enojó con los dirigentes más tradicionales, como Héctor Daer o Gerardo Martínez, quienes no movieron ni un músculo para convocar a la protesta el último miércoles y jueves.

Además, el peronismo carece de conducción: CFK mantiene a los suyos con La Cámpora al frente, pero en plena interna con el gobernador Axel Kicillof, aún exultante por haber sido recibido por el Papa Francisco, a quien no había conocido hasta el momento. Y los que no obedecen a tiempo completo a la ex Presidenta no logran que la reestructuración del PJ (Partido Justicialista) avance. La Junta electoral del partido tiene que definir aún la confección del padrón, la fecha de la elección interna (sería el 17 de noviembre) pero todo eso está paralizado. Apenas los dirigentes Santiago Cafiero, Gabriel Katopodis, Juan Manuel Olmos, Wado de Pedro y Jorge Milton Capitanich se preocupan por el asunto. A ellos hay que sumar a dos más: a Cristina Álvarez Rodríguez: la sobrina nieta de Eva Perón supo jugar con Felipe Solá, luego con Daniel Scioli y, en el medio, se mostró como cristinista. Hoy, es kicillofista y viajó con el gobernador al Vaticano.

Y quien brega por una síntesis o consenso que hoy no existe para manejar al PJ está Ricardo Quintela, el gobernador de La Rioja, quien en su aspiración de conducir el Partido nacional, visita a los diferentes PJ provinciales, como el de Chaco donde estuvo la semana pasada.

Una cáscara vacía que aún seduce a algunos justicialistas con añoranzas.

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