Juvencio Maeztu y Jesper Brodin / INGKA GROUP IKEA
La multinacional sueca del mueble Ikea ha dado a conocer esta semana que el gaditano Juvencio Maeztu será el nuevo presidente de la compañía a partir del año que viene. No es un nombramiento que sorprenda a los que le conocen, pese a que Maeztu será el primer presidente extranjero de la multinacional. No es sorpresa porque Maeztu es un hombre absolutamente Ikea, en sus formas y en su fondo. De Cádiz, español, pero con experiencia vital multicultural y sueco de adopción. Parece claro que Maeztu es el elegido por ese camino vital que ha seguido y por tener esa capacidad innata de saber comandar revoluciones silenciosas, desde la fidelidad a sus jefes (Jesper Brodin) y a sus convicciones.
Su elección como presidente de Ikea es tanto continuista como llena de retos ilusionantes que cumplir. De los encuentros vividos por quien escribe con este directivo de primera línea se intuye que los mimbres de esa revolución silenciosa se fortalecen. Ikea dejó de ser adalid del hipermercadismo y de los ‘category killers’ a ser firma pionera de nuevos formatos y sensibilidades con los clientes. Y con España como cabeza de puente de experimentos exitosos. Y todo ello bajo el control financiero de Maeztu.
Nadie duda de que Ikea, la que rompió aquel axioma conservador de que ‘los muebles eran para toda la vida’ para impulsar aquello de que los muebles deben adaptarse a las necesidades, seguirá la línea maestra del fundador y de Maeztu que no es otra que “hacer rentable la ética empresarial”. Maeztu, marcado por su etapa como responsable de la multinacional en la India, siempre reitera que los objetivos de solidaridad o de preservación del medioambiente deben aportar beneficios a Ikea, aunque deben ser también irrenunciables por principios.