La realidad ha superado la ficción en el caso del ‘streamer’ fallecido en directo. El caso de Jean Pormanove, muerto en vivo frente a miles de espectadores, vejado, golpeado y maltratado por otros ‘influencers’ frente a las cámaras tuvo hace unos meses su réplica en la ficción, aunque desgraciadamente la realidad la ha superado (en todos los sentidos negativos).
La miniserie distópica ‘Black Mirror’ (Netflix) arrancaba su última temporada con el capítulo ‘Una pareja cualquiera’. El episodio basa su crítica en la privatización de los sistemas sanitarios y de cuidados que obligan a una pareja a endeudarse de por vida, sacrificando sueños y proyectos de ambos. Cuando ella queda en coma inducido, la empresa privada tecnológica ‘Rivermind’ ofrece a su pareja una suscripción a su sistema de salud, cuyos escalafones premium irán endeudándolos cada vez más. El marido, desesperado por querer dar a su pareja una vida digna (ya no solo una vida) emplea su tiempo extra en una plataforma de streaming donde se somete a las humillaciones que la audiencia le propone a modo de subasta, humillaciones que también implican autoagresiones y mutilaciones. Un horror que no tarda en repercutir en su trabajo y en la vida de ambos.
El capítulo ‘Gente corriente’ de la serie Black Mirror. / Netflix
El caso real
El caso real acontecido en Francia resulta aún más truculento que la versión que plantea Black Mirror, pues no hay, de base, una necesidad última que haya llevado al ‘streamer’ a sufrir tales grados de violencia. Alrededor de 10.000 personas estaban viendo en vivo y en directo lo que ocurría y fueron varios los influencers implicados en la muerte de Jean: nadie hizo nada. El fallecimiento fue el resultado de 12 días de violencia y agresiones sin filtros, por los que la fiscalía de Niza ya ha abierto una investigación, a la espera también de los resultados de la autopsia que desvelarán si la muerte tuvo su raíz en las agresiones recibidas. En el vídeo del directo se pudo escuchar a Pormanove en varias ocasiones suplicando que parasen y que le hacían daño, sin respuesta por parte de los agresores.
La plataforma Kick de contenido en directo ha sido una de las principales señaladas, además del resto de ‘influencers’ participantes: Raphaël Graven, exmilitar, era conocido en sus distintas plataformas digitales y se hizo popular durante la pandemia a raíz de sus vídeos enfadado y violento cuando perdía al Fortnite. A raíz de ahí se vinculó con otros de los investigados en este caso, como Owen Cenazandotti, conocido como Naruto; Safine Hamadi, alias Safine, y Coudoux, hicieron de los directos cargados de violencia su forma de vida: al igual que en Black Mirror, los streamers ponían metas de suscripciones para hacer determinados “retos” sin importar el final, solo el dinero.
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