Sentados, bajo una sombra, los pibes discutían por quién jugaba sin la camiseta puesta. Los arcos fueron armados con aquellas remeras de los que habían ganado el sorteo para jugar en “cuero”. En el pan y queso, el Penano fue el elegido en primer lugar por el Rana. El partido terminó cuando el sol ya se marchaba y el polvo del potrero impedía la visión de los circunstanciales arqueros. El equipo del Rana y el Penano ganó 9-7. Cuando se marchaban a sus casas, y los esperaba la reprimenda de las respectivas madres por llegar ya de noche, el Rana fue cuestionado por su hermano, debido que en la elección del pan y queso no lo había elegido primero. “El Penano siempre da pases, es mi amigo”, fue la respuesta contundente de aquel nene de 12 años.
En aquellos potreros con poco césped, cuando jugábamos al fútbol para divertirnos y soñar, el respeto por el pase encerraba muchas cosas; entre ellas la amistad, el equipo, el juego colectivo…
Bochini, Maradona, Valencia, Redondo, Galetto, Marangoni, Bolatti, Pastore, Dybala, Messi… han hecho culto al pase. Nos han regalado acciones de asistencia a compañeros inolvidables. El escritor mexicano Juan Villoro supo escribir: “En el fútbol, la ilusión siempre es más importante que la realidad”. Es tal cual. Con algunas de sus jugadas colectivas, estos futbolistas hicieron ilusionar más allá del contexto del partido.
Bochini, Maradona, Valencia, Redondo, Galetto, Marangoni, Bolatti, Pastore, Dybala, Messi… … han hecho amigos en el fútbol. El fútbol rodea las vivencias de los argentinos, porque nuestro país es un país muy futbolero. Se habla de fútbol en el café, en la plaza, en el trabajo, en la escuela… hasta en un velorio hablamos de fútbol. Y en esas charlas, más allá de los goles, se destaca a los cultores del pase, a los generadores de amistad.
Amy Fleurilus sobrevivió a un terremoto y hoy sueña con debutar en Belgrano
La literatura, nuestra aliada
La literatura, que atraviesa la experiencia de los pueblos, ha encontrado en el fútbol una excusa para narrar sobre la amistad. Roberto Fontanarrosa, Osvaldo Soriano, Eduardo Sacheri, Juan Sasturain, Rodolfo Braceli, por citar algunos de los grandes maestros de estos relatos, han contado historias que nos permiten viajes a paisajes, aromas, picados, aventuras y amistades. La evolución de la literatura interesada en el fenómeno del fútbol está creciendo considerablemente en nuestro país porque tenemos una escuela importante. Estos cinco maestros de la literatura escribían o escriben sobre lo que nos pasa a nosotros. Con su marcada prosa diferente en cada uno nos pintan un mundo a través de las palabras. Nos describen escenarios reconocibles, familiares, porque nosotros vivimos en ellos. Con palabras nos cuentan un partido que se parece a la vida. O la vida que se parece al fútbol. Por ejemplo: Escenas de la vida deportiva, de Roberto Fontanarrosa; Esperándolo a Tito, de Eduardo Sacheri; Instrucciones para elegir en un picado, de Alejandro Dolina; o Geneviéve, de Osvaldo Soriano, son cuentos donde el fútbol es una excusa para contar de la amistad, del ser amigos más allá de los acontecimientos; de saber que un pase se puede dar tan sólo con la mirada o una palabra.
“En el fútbol, a veces, todo se reduce a una frase maravillosa, que rara vez encontrás, y que debes suplir con un juego al primer toque y un par goles. El fútbol es para leer y escribir, aunque cuando no es posible, porque no se dan las condiciones, hay que bajar al vestuario, calentar, y en última instancia jugar. Pero de entrada, el fútbol son unas frases”. A esta sentencia la escribió tiempo atrás, Juan Tallón, en El País de España. Y habla de frases que describen el fútbol. Es así. Las palabras son claves para la continuidad del juego y, a veces, para perpetuarlas.
Maradona, Barcelona y una camiseta histórica: llega a la Argentina el símbolo de su despedida más violenta
El pase es amistad
Estos cinco autores referenciados nos regalan su pluma para describir esos partidos que están en la memoria popular o que no, están en su imaginación y nos lo hacen vivir como si hubiesen existido.
El escritor español Javier Marías decía algo así como que “el fútbol es la recuperación semanal de la infancia”. Y somos muchos los que abonamos esa sentencia. En el caso de este cronista, el fútbol remite a dos ítems claves, y por lo que uno dialoga con la gente, en la gran mayoría son puntos importantes: la infancia y la amistad.
El fútbol, jugar al “fulbo” es eso. Potrero con amigos, recuerdos de infantes; porque más allá de que a medida que vas creciendo –siempre- recordás aquellos picados de niño, aquellos compañeros de la infancia, y claro, están relacionados con la pelota de fútbol. El fútbol, entonces, remite a la amistad. Y el pase es el momento donde compartís esa preciada pelota; y se la pasas, generalmente, a tu amigo. El pase es amistad.
Los pases en el fútbol son sinónimos de amistad.
Por eso, siempre hay que compartir la pelota… como hacían Bochini, Maradona, Valencia, Redondo, Galetto, Marangoni, Bolatti, Pastore, Dybala, Messi… el Rana y el Penano.