Sigue la búsqueda de Jay Slater, el joven británico desaparecido en Tenerife después de una noche de fiesta. Eso fue el pasado 17 de junio. Tres semanas y 25 días de pesadilla para sus familiares y amigos, que buscan encontrar al de 19 años que había viajado a la isla para ir a un festival de rave. Las primeras vacaciones lejos de su familia.
Desde Reino Unido se sigue las noticias y actualizaciones del caso con bastante expectación. Y no sólo ahí, en la cercana Irlanda también se han hecho eco y han recordado la historia de Ryan Cooney que en noviembre de 2023 desapareció en el sur de Tenerife y apareció cuatro días después vivo.
Fue el medio local Extra.ie que recordó que el joven, de 28 años de edad, había sido visto por última vez en la mañana del 9 de noviembre cuando salió del hotel en el que se hospedaba, en los apartamentos Paraíso del Sol en Playa de las Américas. Apareció el lunes, día 13, cuatro días después, «con dos ojos morados tras una presunta agresión que también resultó en el robo de todo su dinero y su teléfono móvil», destacó el citado medio.
En ese momento familiares de Cooney habían viajado a la isla para ayudar en la búsqueda junto con los amigos y los agentes locales. Una historia con final feliz ya que pudieron volver a Irlanda con el joven.
La familia no puede más
Aunque Slater lleva mucho tiempo más sin dar señales de vida. El padre del joven está desesperado. «Necesitamos, como familia, hacer una conferencia de prensa apropiada y pedir ayuda a las autoridades británicas. Es un ciudadano británico. Hay que involucrar a la Interpol«, indicó al Daily Mail.
«Tenemos las manos atadas, necesitamos expertos. ¿Cuánto tiempo podéis permanecer aquí? Un ejército tardaría diez años en cubrir todo esto», destacó.
Preguntado si la investigación había avanzado y si la policía local tenía una idea más clara de lo que le había sucedido a Jay, un portavoz de la Guardia Civil dijo que «la investigación sigue en curso y se están siguiendo varias líneas de investigación».
El desgarrador testimonio de una inglesa que vive en Tenerife
Ante esta incertidumbre, el Daily Records ha entrevistado a Ciara O’Loughlin, una joven, que compartió su experiencia viviendo y trabajando en Tenerife con una amiga cuando era estudiante al conseguir, hace dos años, trabajos como camareras y vivieron en un apartamento a pocos minutos de toda la acción en Playa De Las Américas, la capital de la fiesta de Tenerife.
«Ganábamos menos de cuatro euros la hora, pero estaba viviendo el mejor momento de mi vida», comentó Ciara.
«Estábamos emocionadas de tener algo de independencia. Como muchos jóvenes turistas en la isla, era nuestra primera vez probando tanta libertad. El complejo tiene la receta para unas vacaciones perfectas de fiesta: una hermosa playa con muchas fiestas en barcos, docenas de bares con DJs de calidad que venden bebidas baratas y otros turistas con ganas de divertirse», se sinceró la joven que reconoce que «hay un serio submundo de drogas operando en la isla. No es difícil ver cómo algunos irlandeses y británicos en el extranjero pueden meterse en problemas al pisar inocentemente los dedos equivocados.»
La británica continuó explicando cómo había una obligación tácita de beber en el trabajo, pero el consumo excesivo de alcohol era lo menos preocupante. «Pasábamos nuestros días tumbadas junto a la piscina o en la playa, nuestras noches bebiendo en el trabajo y nuestro tiempo libre accediendo a listas de invitados a los mejores festivales y fiestas,» dijo.
«Si bien muchas noches de trabajo eran divertidas porque podíamos beber en el trabajo, sentías que tenías que beber. En estos bares orientados al turismo, se espera que los camareros hagan más que servir bebidas. Teníamos que ser divertidos y animados, y cuando llegaban los recorridos de bares, era el momento de subirse a la barra y enseñar varios bailes antes de verter chupitos en sus bocas. Subirse a la barra ciertamente no era lo mío, lo que llevó a mi gerente a decirme que ‘necesitaba ser más divertida como las otras chicas’. Terminé dejando ese lugar y conseguí un trabajo mucho mejor sirviendo bebidas en despedidas de soltero y soltera en un bar de karaoke.»
Sin embargo, la joven fue testigo de otros bares que estaban más profundamente involucrados en actividades ilícitas, albergando traficantes de droga durante toda la noche.
Drogas
Muchos jóvenes trabajadores, ingenuos ante los graves riesgos de lo que estaban haciendo, se encontraban atrapados en situaciones precarias vinculadas a estos traficantes. Dirigir a los turistas en busca de drogas hacia estos traficantes les hacía ganar 10 euros rápidamente.
Mientras tanto, aunque se promovía el beber en el trabajo, Ciara cuenta que los empleados tenían una multa si se emborrachaban demasiado. Una cantidad que superaba con creces lo ganado en una noche. Además, «el personal también tenía que trabajar tres o cuatro horas extra una mañana cada semana para limpiar a fondo el bar y también serían multados si no lo hacían. A veces teníamos que rogar por propinas para poder permitirnos agua», reconoció.
«Los dos veranos que pasé allí fueron ciertamente memorables, pero me considero afortunada de no haber encontrado problemas serios, excepto por la vez que me quitaron el bolso a la fuerza mientras caminaba a casa. Cada país o ciudad tiene sus problemas, pero estos destinos de fiesta parecen operar dentro de sus propios microcosmos sin ley. A todos los jóvenes que se embarcan en sus primeras vacaciones de fiesta, disfruten, pero estén alerta», sentencia.