La tragedia del fentanilo contaminado revela, a medida que pasan los días, nuevas facetas dramáticas. A casi cinco meses de iniciada la causa penal por la muerte de por lo menos 96 pacientes que recibieron este analgésico mientras estaban en terapia, se supo que la Justicia analiza historias clínicas de víctimas cuyas familias desconoce que pueden haber muerto por el opioide adulterado.
“Desde el sanatorio nunca se nos informó nada… en el certificado dice que fue una falla multiorgánica”, reveló a Clarín el padre de una beba de ocho meses, cuyos nombres se deciden preservar. La beba murió en mayo de este año en el Sanatorio de Niños de Rosario y en la causa abierta en el Juzgado Federal Nro 3 de La Plata, figura en la lista de 126 personas que habrían resultado infectadas por el suministro del fármaco.
Su caso podría estar vinculado al lote contaminado de fentanilo que llegó a ese establecimiento de la ciudad santafesina donde también habrían lo habrían recibido otros cuatro niños (dos fallecieron), según las historias clínicas que logró obtener la Justicia federal, después de hacer un pedido a todos los efectores sanitarios del país.
Pero su familia nunca fue notificada. No sabían que la muerte de su hija había sido incorporada al expediente judicial que lleva adelante el juez Ernesto Kreplak, en La Plata. “Hay cierto retraso en esa tarea, la de contactar a las familias de las presuntas víctimas. Primero tenemos que comprobar que se trató de una muerte vinculada con esa contaminación. Y luego debemos ubicar a los familiares y establecer el momento adecuado para avisarles”, explicó a Clarín una fuente vinculada con la investigación.
Y reconoció que no es un trámite sencillo. “No podemos mandar un mail avisando esa circunstancia”, explicaron en Tribunales.
Los padres que logró contactar este diario, jamás imaginaron que la historia clínica de su beba formaba parte de una de las investigaciones sanitarias más graves de los últimos años: la causa de las ampollas de fentanilo contaminado.
Se sospecha que la beba pudo haber recibido una dosis del lote 31.202, fabricado el 18 de diciembre de 2024 por el laboratorio Ramallo para HLB Pharma. Ese lote, como luego se comprobó, estaba infectado con bacterias resistentes y se distribuyó a través de cuatro droguerías a hospitales y clínicas de varias provincias.
De acuerdo con la documentación que consta en la causa, se reunieron historias clínicas o informes de 24 centros de salud instalados en 6 jurisdicciones del país: la provincia de Santa Fe, Buenos Aires, la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA), Córdoba, Formosa y Chaco.
Los documentos digitales incorporados como prueba en el expediente judicial incluyen las carpetas con el recorrido clínico de estos centros de asistencia: Hospital Italiano de Rosario (sedes Centro y Sur), Sanatorio Parque (Rosario), Hospital de Emergencias Dr. Clemente Alvarez (Rosario), Sanatorio de Niños de Rosario, Instituto Cardiovascular de Rosario, Hospital Dr. José María Cullen (Santa Fe), Sanatorio Médico de Diagnóstico y Tratamiento (Santa Fe), Sanatorio Laprida y Hospital Provincial de Rosario, todos de Santa Fe.
De la provincia de Buenos Aires llegaron registros clínicos del Hospital Italiano de La Plata, el Hospital Comunitario de Pinamar, el Hospital Subzonal Felipe A. Fossati de Balcarce y el Hospital Zonal de Agudos Manuel Belgrano (San Martín).
En CABA hubo historias clínicas sospechosas en el Sanatorio Dupuytren y el Hospital Italiano de Buenos Aires. En Córdoba: Clínica Privada Velez Sarsfield, Sanatorio Privado Aconcagua de Córdoba, Clínica Colombo de Córdoba, Sanatorio Parque (Córdoba), Instituto Médico Río Cuarto, Sanatorio Médico La Cañada y Sanatorio Mayo Privado. De Formosa, del Hospital Interdistrital Evita de Formosa y de Chaco, del Hospital Perrando
Sin embargo, según pudo averiguar Clarín, el padre de esta beba que estuvo alojada en la Clínica del Niño de Rosario nunca fue informado. Nadie del sanatorio lo llamó para advertirle. Nadie del sistema de salud ni de la Justicia le explicó que la muerte de su hija podía estar siendo investigada.
Lo que abre una serie de interrogantes. ¿Hay más víctimas fatales del fentanilo contaminado cuyas familias aún no fueron notificadas? Y si esas muertes, que figuran en los certificados como “fallas multiorgánicas” u otros diagnósticos compatibles, ¿en realidad fueron causadas o agravadas por el anestésico adulterado y todavía están bajo investigación?
El juzgado federal sugirió que de existir dudas sobre causales de muerte u otras circunstancias que pudieran abrir sospechas, los familiares se pueden contactar con esa dependencia judicial. “Es el camino que recorrieron muchas familias. Un sendero estrecho y siempre con obstáculos”, dijo a este diario Adriana Francese, abogada de la familia de Renato Nicolini (18) una de las primeras víctimas cuya historia se dio a conocer.
Todo comenzó en mayo, cuando el Hospital Italiano de La Plata encendió la alarma: ocho pacientes de terapia intensiva habían muerto con cuadros sospechosos, tras recibir fentanilo de un mismo laboratorio.
El 13 de mayo, luego de que la ANMAT presentó la denuncia, la causa empezó a dar sus primeros pasos: allanamientos al laboratorio HLB Pharma, a Ramallo y a las droguerías que repartían las ampollas. Diez días después, la Justicia prohibió la salida del país de Ariel Fernando García Furfaro -dueño del grupo farmacéutico y de otras empresas-, de sus hermanos Hernán y Diego, de su madre Nélida Furfaro y de una veintena de empresarios, técnicos y empleados de las firmas.
También inhibió los bienes de esas compañías y de los imputados. Desde entonces, el expediente no dejó de sumar nombres, ya hay al menos 96 muertes bajo análisis y decenas más en revisión. Y lo más inquietante: se sospecha que podría haber más víctimas, cuyas familias, como se dijo, todavía no saben que lo son.
El 20 de agosto, 10 de los principales involucrados -entre ellos los García Furfaro- fueron detenidos. En total, la fiscal federal Laura Roteta imputó a 17 personas. Todos declararon ya ante Kreplak. El juez está aún en plazo legal para decidir si mantiene en prisión a los imputados o les permite seguir el proceso en libertad.
Una de las historias más estremecedoras de las posibles víctimas del fentanilo es la de Giovanni, otro bebé que recibió fentanilo a las pocas horas de nacer, pero en Córdoba. Sobrevivió, aunque quedó con secuelas. A diferencia de los padres rosarinos, los de Giovanni sí fueron informados. Y se sumaron a la marcha de julio pasado frente al Hospital Italiano de La Plata, cuando los familiares levantaron la voz frente a tanta desidia: “Queremos saber la verdad”.
Clarín contactó también al Sanatorio de Niños de Rosario por el caso de la beba de ocho meses: hasta el momento no hubo respuesta.
“Estoy al tanto del problema que hubo con el fentanilo, pero no creo que eso haya tenido que ver con lo de mi hija. Desde el sanatorio nunca se nos informó nada de eso ni que eso podría haber afectado”, comentó el papá de la pequeña.
Hay familias que siguen llorando sin conocer que, tal vez, la verdadera razón detrás de la muerte de su ser querido no fue solo una enfermedad, sino una cadena de negligencias, omisiones y desidia que sellaron un destino injusto. Y hay una causa que avanza, pero sin que esas familias siquiera lo sepan.
AS