Carmen llegó a Madrid con apenas 20 años, en plena pandemia por Covid-19. Nacida en Murcia, necesitaba un cambio de aires y optó por realizar un SICUE en Madrid ante la imposibilidad de hacer un Erasmus por los constantes cierres de fronteras. “Siempre había soñado con vivir en esta ciudad y, de hecho, me veía aquí en un futuro porque es la ciudad de las oportunidades, como dicen. Creí que era el mejor lugar para conseguir un futuro de lo mío”, cuenta. Pasó todo un año en la capital, cursando el tercer año del grado en Marketing que había empezado en su tierra de origen y conoció a gente que, según dice, se convirtió en su familia: “Viví el mejor año de mi vida. No quería volver nunca a casa ni perderme un solo minuto de esa ciudad y sus planes”. Sin embargo, hasta llegar a ese punto, la joven tuvo que aprender a relacionarse en una ciudad que, aunque abierta a todo el mundo, se convierte en un territorio hostil para quienes no saben cómo hacer amigos.
“Me encontré completamente sola al llegar y, a día de hoy, cuento con muchos grupos de amigos distintos”, señala. En un intento de ampliar su círculo de amigos, Carmen se descargó la aplicación Bumble, que incluye una plataforma con este propósito. “Fue un gran descubrimiento y conocí mucha gente afín a mí. Tiene ese apartado de amistades y puedes ver los hobbies de cada persona, chatear e intercambiar los perfiles en redes sociales. Con ese método fui haciendo varias amigas. Algunas de ellas ya habían conocido a gente en la aplicación y me juntaba con sus grupos en las quedadas. Todo el mundo era súper respetuoso, además”, recuerda. Al contrario de lo que todo el mundo piensa, hay vida más allá de las apps para ligar. De hecho, la revolución de las plataformas para hacer amigos es ya una realidad en la capital. Wemigo, Teamup, City Girls, City Dogs, Les Amis, Mate App o Amigos Singles son algunas de las opciones más populares del momento.
Varias personas en el Parque del Retiro de Madrid, lugar de encuentro de muchos madrileños que buscan hacer amigos. / Agencias
Gracias a su carácter extrovertido, Carmen no enfrentó tantas dificultades como pensaba a la hora de entablar conversaciones con personas desconocidas. “Apenas conocí a madrileños, todo el mundo era de fuera y estaba en mi misma situación, exprimiendo al máximo la ciudad. Llegó un punto en el que podía tener tres planes al día con grupos de personas diferentes”, sostiene. En su opinión, lo más complicado fue mantener una rutina y dedicarse tiempo a sí misma o a las cosas que más esfuerzo requerían: “Acabé arrastrando mucho cansancio y cancelando clases del gimnasio o evitando cocinar para el día siguiente”. Tras un año explorando la capital, la joven regresó a Murcia para terminar sus estudios, dejando atrás aquellas amistades que había forjado durante esos meses: “Decidí que, en cuanto terminase la carrera, volvería a trabajar. Y así fue”. La clave, en su opinión, es dejar a un lado la vergüenza y hacer cosas sola, sin miedo: “Hay que interactuar en la frutería, en la biblioteca, nunca sabes dónde puede estar tu nuevo amigo”.
Grupos consolidados
Para Édgar, mudarse a Madrid fue lo más sencillo del mundo, ya que lo hizo con uno de sus mejores amigos. “Llevaba años diciéndoles a mis amigos que quería cambiar de aires hasta que un día, un amigo que tenía que mudarse aquí por trabajo, me propuso irnos juntos. No me lo pensé mucho e hice las maletas”, recuerda. A sus 28 años, hace ya una década que dejó la casa de sus padres, en Amposta, y se fue a vivir a Barcelona: “Estuve allí nueve años y, después de una ruptura sentimental, decidí volver al pueblo”. Juntos, encontraron un piso “carísimo” y subieron al tren: “Las primeras semanas fueron de descubrir la ciudad como madrileño. Lo más difícil fue forjar relaciones con gente nueva, especialmente al principio. Solo nos teníamos el uno al otro, ya que no conocíamos a nadie. Estuvimos varias semanas los dos solos ante el peligro”. Según había escuchado, era fácil conocer gente en Madrid pero complejo profundizar en este tipo de relaciones.
Varios usuarios de Amigos Madrid en una de las quedadas. / AMIGOS MADRID
“En general, la gente ya tiene su vida montada, su rutina establecida y sus grupos de amigos consolidados”, añade. En su caso, el famoso apagón nacional del 28 de abril jugó un papel importante a la hora de hablar con otras personas: “Pude conocer a muchas de las vecinas de mi comunidad, creamos un grupo de WhatsApp y seguimos haciendo planes a día de hoy. Además, me apunté a un club de running y otro de juegos de mesa para conocer gente con mis mismos intereses”. Adicionalmente, Édgar probó a hacer amigos a través de aplicaciones para ligar, pero no obtuvo buenos resultados. “La palabra amistad tiene una connotación bastante profunda para mí y me resulta difícil colocar esa etiqueta en alguien a quien he conocido hace dos o tres meses. Por otro lado, la palabra conocido me parece genérica, entonces a muchas de las personas que he conocido las colocaría en una categoría intermedia, ya que llevo pocos meses en Madrid. Sólo uno mismo puede salir de la soledad no deseada. Apúntate a algo, confiesa que estás nervioso y verás cómo la gente es amable contigo”, razona.
Aunque nació en Argentina, Mica llegó a Madrid cuando era apenas una niña, por lo que se considera más madrileña que nadie. De hecho, es ella quien se encuentra detrás del proyecto Madrid4u, un escaparate de planes, viajes y experiencias en la capital que acumula casi 400.000 seguidores en redes sociales. Será por su naturaleza, siempre ha disfrutado de conocer gente nueva y, en su caso, las aplicaciones móviles para hacer amigos han sido fundamentales. “Con toda la gente que hay en Madrid, no siempre es fácil conectar con afines. Utilicé plataformas como AmigosMadrid, donde puedes unirte a planes o grupos según tus intereses. De hecho, mantengo muchas amistades que conocí allí hace años”, asegura. Como si de una app más se tratase, su repercusión en redes sociales permite que cientos de recién llegados a la capital puedan dar con otros forasteros con quienes compartir intereses. “Creé grupos de Telegram con esta intención. Allí la gente habla, se conoce, organiza quedadas, salen a tomar algo o van de fiesta. Iniciativas así, junto con las grandes plataformas palian la soledad de mucha gente, todos con diferentes realidades.
Aunque hay variedad de perfiles, la mayoría de usuarios en Amigos Madrid supera los 30 años de edad. / Agencias
“Un pequeño submundo”
“Es muy difícil que una persona de 18 o 20 años no tenga amigos. Suele ser a partir de los 30 años cuando las amistades se van perdiendo por diversas razones y es ahí donde se enfrenta una de las primeras soledades no deseadas”, explica Alexandre Mora, CEO de Amigos Madrid. La plataforma, que nació hace casi 20 años, conecta a personas de una misma ciudad con el único objetivo de forjar nuevas amistades: “Hice un grupo de Facebook en Barcelona y, tras varias quedadas, decidí hacerlo en formato web: Amigos Barcelona. A partir de ahí, por lógica, nacieron Madrid y Valencia. Lo hice sin ninguna expectativa y a día de hoy puedo decir que media España se ha conocido gracias a mi”. En la actualidad, la plataforma en la capital cuenta con más de 150.000 usuarios registrados y una veintena de planes diarios. “La mayoría del público supera la treintena porque los jóvenes se enfrentan a internet de otra manera y usan las redes sociales para estas cosas”, suma.
Hace 20 años, cuando Alexandre se propuso ampliar sus círculos a través de internet, se asustó. “La gente era muy rara y estaba muy estigmatizado entonces. Cuando le decías a alguien que estabas conociendo a alguien online, ya te señalaban”, cuenta. Sin embargo, los años pasaron e internet se convirtió en un canal más de comunicación. Como en todo, la competencia llegó y numerosas empresas americanas lanzaron sus aplicaciones con fines amistosos. “Nunca recibimos ninguna ayuda por ser una empresa pequeña, así que decidimos crear una aplicación donde unir todas nuestras plataformas bajo el nombre de Amigos Singles”, agrega. La primera vez que quedó con gente desconocida consiguió reunir a 20 personas en la Ciudad Condal y, gracias al boca a boca, hicieron competencia a las que eran de pago: “Que fuese gratuita permitió que se corriera la voz y llegase a mucha más gente. Es un mundo muy abierto donde todo el mundo puede hacer lo que le apetezca, siempre dentro de unos límites”.
Según Mora, siempre ha habido una parte negativa. Y son aquellas personas que, en una plataforma amistosa, quieren acabar ligando a toda costa: “Es el lastre que arrastra todo este mundo”. No obstante, reconoce orgulloso que su aplicación es una de las pocas que se mantiene en pie después de tantos años. “Casi todas las que han nacido estos años han muerto. Sólo quedan unas pocas”. Él mismo ha conocido a la que hoy en día es su mujer a través de Amigos Single, que también opera en EEUU, Argentina, Colombia, México, Brasil, Chile, Perú, Venezuela y Ecuador: “Muchos de mis antiguos amigos han acabado viniendo a estas quedadas y hemos llegado a formar un grupo de más de 50 personas. Es un pequeño submundo dentro de una gran ciudad”.