16 septiembre, 2025

Qué es la muerte súbita y cómo podemos prevenirla?

La noticia de una muerte repentina e inesperada siempre impacta. Cuando ocurre en una persona joven, aparentemente sana y, a menudo, en pleno rendimiento deportivo, la conmoción es aún mayor. Este trágico evento, conocido como muerte súbita, es una emergencia médica que no avisa, pero cuyo riesgo puede reducirse con la información correcta y las precauciones necesarias.

Se presume que habría provocado la muerte de un joven estudiante de Villa Carlos Paz. 

La muerte súbita se define como la aparición abrupta de una parada cardíaca en una persona que, en apariencia, se encontraba en perfecto estado de salud. En la mayoría de los casos, la causa es una arritmia cardíaca fatal llamada fibrilación ventricular. Esta arritmia provoca que el corazón pierda su capacidad de bombear sangre de forma efectiva, deteniéndose en cuestión de segundos. Si no se actúa de inmediato con reanimación cardiopulmonar (RCP) y un desfibrilador, el fallecimiento es casi inevitable.

Es importante diferenciarla de un ataque cardíaco. Mientras que este último es un problema de «plomería» (una obstrucción en una arteria), la muerte súbita es un problema «eléctrico» del corazón. Sin embargo, un ataque cardíaco puede desencadenar una arritmia que conduzca a la muerte súbita.

¿Quiénes están en riesgo?

Aunque es más común en adultos mayores de 35 años, las muertes súbitas en jóvenes y deportistas son las que más atraen la atención pública. En estos casos, las causas suelen ser enfermedades cardíacas genéticas, que no presentan síntomas evidentes hasta que es demasiado tarde. Entre las más comunes en este grupo se encuentran:

Miocardiopatía hipertrófica: Un engrosamiento del músculo cardíaco que dificulta el bombeo de sangre.

Síndrome de QT largo: Una afección que causa ritmos cardíacos caóticos.

Síndrome de Brugada: Un trastorno que afecta el sistema eléctrico del corazón.

En los adultos mayores, la principal causa es la enfermedad de las arterias coronarias, a menudo relacionada con factores de riesgo como la hipertensión arterial, el colesterol alto, la obesidad, la diabetes y el tabaquismo.

La prevención: la clave para salvar vidas

Si bien no se puede predecir con exactitud cuándo ocurrirá una muerte súbita, existen medidas de prevención fundamentales para reducir el riesgo, especialmente en deportistas y personas con antecedentes familiares de enfermedades cardíacas.

Exámenes cardiológicos preventivos: Los chequeos médicos regulares, con énfasis en el corazón, son cruciales. Un electrocardiograma, un ecocardiograma u otras pruebas pueden detectar anomalías genéticas que de otro modo pasarían desapercibidas.

Conocer los antecedentes familiares: Si hay casos de muerte súbita en la familia, es fundamental informarlo a un médico. Esto permitirá realizar estudios específicos y un seguimiento más riguroso.

Control de factores de riesgo: Mantener un estilo de vida saludable es vital. Esto incluye una dieta equilibrada, ejercicio regular, evitar el tabaquismo y controlar la presión arterial, el colesterol y la glucosa en sangre.

Educación y capacitación: La formación en RCP y el uso de desfibriladores externos automáticos (DEA) en lugares públicos (gimnasios, estadios, escuelas) es de suma importancia. Actuar con rapidez ante una parada cardíaca puede marcar la diferencia entre la vida y la muerte.

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