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25 noviembre, 2024

En Netflix, El hoyo 2 es igual de hiperviolenta que la que vimos durante la pandemia

El hoyo, la primera película, estrenó en una plataforma de streaming en mayo de 2020, cuando los cines estaban cerrados, por la pandemia del coronavirus. Veíamos encerrados, nosotros, a otros personajes encerrados en una suerte de cárcel, en la que -ellos- luchaban por sobrevivir.

Si no la vieron, les cuento. Esa cárcel vertical tenía muchos pisos, y al cumplirse un mes, misteriosamente los prisioneros cambiaban de piso. Como en el centro de la cárcel vertical está el hoyo, en castellano, y la plataforma o platform, en inglés, por allí sube y baja una suerte de mesa repleta de platos de comida.

Como la plataforma arranca de arriba, si estás en el nivel más alto, tenés mucha comida.

Pero si estás en el nivel más bajo, es bastante probable que te quedes sin un miguita hasta el próximo mes.

El filme es hiperviolento, y por eso Netflix la autocalificó para mayores de 18 años. Fotos Netflix El filme es hiperviolento, y por eso Netflix la autocalificó para mayores de 18 años. Fotos Netflix Si es que antes no se muere por hambre, o por la acción de algunos prisioneros.

En El hoyo 2, el número de pisos aumentó de manera exponencial. Y, por ende, los prisioneros.

Pero como en la primera, hay varios -muchos- que no duran más de una escena en pantalla, así que, como dice Mirtha, si el público, los presos, también.

Y si la cárcel era una Torre de Babel, había gente de distintos orígenes, países e idiomas, aquí pasará algo similar.

Dos nuevitos. Zamiatin (el libanés Hovik Keuchkerian) y Perempuan (Milena Smit, Ana en Dos nuevitos. Zamiatin (el libanés Hovik Keuchkerian) y Perempuan (Milena Smit, Ana en «Madres paralelas», de Almodóvar).

Dos nuevos prisioneros

El hoyo 2 arranca con dos nuevos prisioneros: Perempuan (Milena Smit, Ana en Madres paralelas, de Almodóvar). Perempuan en indonesio quiere decir hembra -no sé si se acuerdan que los nombres de los personajes no son Pablo ni Micaela, sino que son palabras en otros idiomas con significados a veces sorprendentes-, y Zamiatin (el libanés Hovik Keuchkerian, de Assassin’s Creed), ¿será, en este caso, por el ruso a quien se lo considera el autor de la primera distopía, con su novela Nosotros, publicada en 1920?.

Bien pronto nos enteramos por qué está el hombre, algo obeso y rapado. El mismo dice en su charla de ingreso que mejor que no lo pongan nervioso. “¿Nervioso como qué?” quieren saber. Nervioso como que intentó incendiar la casa de sus padres, con sus padres adentro.

Además de poder pedir una comida, que es la que le dejarán en la plataforma todo el tiempo que esté preso, puede elegir un objeto. Y no va que elige un encendedor…

Más vamos a tardar en saber qué hizo Perempuan para estar allí adentro (ella solo repite que “necesito tiempo para perdonarme”), pero claro, lo averiguaremos.

¿Hace falta haber visto ¿Hace falta haber visto «El hoyo» para comprender la nueva película? Sí y no.La estructura de El hoyo 2 es similar a la de El hoyo. Si por piso o nivel hay solamente dos presos, ahora hay una ley tácita, que indica que la comida que era de alguien que falleció, no debe ser comida por otros, y debe arrojarse. El tan mentado Mesías así lo dispuso, y los Ungidos, entre ellos, un líder es quien dictamina los castigos.

El que está más arriba, tiene mayor responsabilidad

Y sí, el que está más arriba tiene privilegios, y mayor responsabilidad sobre los que están más abajo. Imagínense estar en el piso 333…

Si vieron la primera, saben que la violencia es más o menos explícita. Así que a no extrañarse si se ven cabezas cayendo por el hoyo, salpicando convenientemente sangre, o si algunos personajes pierden algún brazo, atados y cortados por el descenso de la plataforma.

Hay algunos personajes que reaparecen, como Goreng (Iván Massagué), que quiere decir arroz en indonesio, y que era el protagonista de la película original, el que entraba voluntariamente, y con el Don Quijote a la cárcel, y pretendía leérselo entero y salir a los seis meses. O Imoguiri (Montaña de nieve, en sánscrito, interpretada por la transexual Antonia San Juan), y…

El esquema es similar, con la plataforma bajando por el hoyo, con la comida elegida por cada recluso.El esquema es similar, con la plataforma bajando por el hoyo, con la comida elegida por cada recluso.Y sí, hay uno que es fundamental, y que no vamos a spoilear.

Una visión pesimista

El vasco Galder Gaztelu-Urrutia no estrenó otra película después de El hoyo, que fue su opera prima -aunque tiene otra por estrenar, que pasó por el festival de Sitges, dedicado al cine de horror, con más presupuesto y elenco que ésta-. Si copiarse a sí mismo es estilo, el director bilbaíno repite algunos rasgos de estilo (la iluminación rojiza), la temática (la solidaridad o la falta de ella) y los chicos tienen su preponderancia, tanto en la original, donde era una niña, como ahora.

Hiperviolenta -por algo Netflix le autoimpuso la calificación de Para mayores de 18 años-, la mirada del director es pesimista con respecto a la condición humana. “De aquí nadie sale vivo. Acá, la única solución es escapar», dice un personaje, y no precisamente la mujer que habla con acento argentino.

Pero ¿hace falta haber visto El hoyo para comprender lo que pasa? Sí y no. Sí, porque tras cuatro años es probable que algunos rostros se le hayan perdido a más de un espectador. Y no, porque está más o menos claro cómo funciona esta suerte de cárcel vertical.

Según una ley no escrita, no hay que ingerir lo que ya no puede comer un preso que murió. Y si no... Según una ley no escrita, no hay que ingerir lo que ya no puede comer un preso que murió. Y si no… Igual, El hoyo sigue disponible en el catálogo de Netflix.

A mí me sigue intrigando cómo cuernos es que esa plataforma se mueve, sin cables ni nada.

En la tercera a lo mejor nos enteraremos.

“El hoyo 2”

Buena

Horror / Thriller. España, 2024. 99’, SAM 18. De: Galder Gaztelu-Urrutia. Con: Milena Smit, Hovik Keuchkerian, Iván Massagué. Disponible en: Netflix.

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