12 octubre, 2025

Solo hay 3 sinagogas medievales en España y una está en el corazón de Córdoba: “Una joya escondida”

La trascendencia histórica de Córdoba ha hecho que esta ciudad andaluza sea, probablemente, una de las más ricas de España en cuanto a patrimonio cultural y monumental. Más allá de los grandes iconos como el Puente Romano, el Alcázar de los Reyes Cristianos o la Mezquita-Catedral, el casco histórico (declarado Patrimonio de la Humanidad) guarda pequeños tesoros que cuentan la historia de una convivencia de siglos. Uno de ellos es la Sinagoga de Córdoba: un edificio único que pasa fácilmente desapercibido entre las callejas de la Judería, pero que guarda una de las huellas más antiguas y valiosas de la presencia judía en la Península.

“En pleno corazón de la judería se esconde una joya única en Andalucía, la sinagoga de Córdoba”, cuenta una guía turística de la ciudad. Construida en el año 1315, es una de las tres sinagogas medievales que aún se conservan en toda España junto a las dos de Toledo. Su mera existencia es un milagro y aún más el excelente estado en el que ha llegado hasta nuestros días.

La sinagoga se encuentra en pleno casco antiguo y pese a su tamaño reducido, es el tercer monumento más visitado de Córdoba, solo por detrás de la Mezquita-Catedral y el Alcázar. Sin embargo muchos visitantes pasan por delante sin darse cuenta salvo por las colas que suelen formarse en la puerta.

Cómo visitar la Sinagoga de Córdoba

La entrada a la sinagoga es gratuita para los ciudadanos de la Unión Europea. Para el resto de visitantes, el precio es de apenas 1,5 euros por persona. Eso sí la espera es inevitable porque el aforo es limitado y el espacio pequeño, por lo que las colas se forman con facilidad. Aun así “salvo en casos muy extremos, la espera no suele durar más de 10 minutos”.

Mientras tanto algunas empresas como Eventour aprovechan ese tiempo para contar curiosidades sobre Maimónides, los sefardíes o la Córdoba califal: “Todo momento nos es preciado para mostraros por qué Córdoba es la única ciudad con cuatro patrimonios de la humanidad”.

Qué ver dentro de la sinagoga

Al cruzar el pequeño patio el visitante accede a una sala de apenas siete metros de lado, pero decorada con una riqueza que deja sin palabras. Las paredes están cubiertas de yeserías mudéjares, entrelazadas con inscripciones hebreas y motivos vegetales y geométricos. En su origen todo el interior estaba policromado con colores vivos: verde manganeso, azul añil, rojo almagra, blanco, dorado y negro.

Una inscripción hebrea menciona el año 5075 (equivalente a 1315) y el nombre de Isaq Moheb, probablemente el responsable de su construcción. El edificio se utilizó como templo hasta la expulsión de los judíos en 1492. Desde entonces su destino ha ido cambiando muchas veces: fue hospital, ermita, zapatería e incluso escuela infantil en el siglo XIX. No fue hasta 1884 cuando se redescubrió su verdadero origen y comenzó su restauración.

Un testimonio vivo de la Córdoba multicultural

La Sinagoga de Córdoba conserva también su galería superior, destinada a las mujeres, a la que se accede por una escalera independiente. Es un detalle poco habitual en edificios de esta época y da idea del valor arquitectónico del conjunto.

Más allá de su belleza artística este pequeño templo es un testimonio vivo de la convivencia entre culturas que marcó la historia cordobesa. Un símbolo silencioso de aquella ciudad donde musulmanes, cristianos y judíos compartieron espacio, saberes y arte.

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