A la Ciaim le habrán hecho falta más de tres años y medio para rematar el que, sin duda, ha sido su investigación más compleja en décadas. Iba a ser mañana jueves cuando se difundiese el documento final, según confirmaba la portavoz de las familias de las víctimas, María José de Pazo. Pero RTVE ha tenido acceso al informe final sobre el naufragio del Villa de Pitanxo en Terranova, trabajo, considerado “esencial” por el juez de la Audiencia Nacional Ismael Moreno para la instrucción de la causa, que marcará el camino para fijar al fin fecha para juicio.
Entre las principales conclusiones de dicho informe está el hecho de que “el Villa de Pitanxo iba sobrecargado y el capitán dio la orden de evacuar muy tarde”. Son solo algunas de las ilaciones del documento del Ministerio de Transporte sobre el naufragio del pesquero en el que murieron 21 personas en aguas de Terranova en 2022. “Los pesos excedían los valores marcados en el libro de estabilidad de la embarcación, dato que el capitán no tuvo en cuenta a la hora de maniobrar”, asegura ese informe. Tampoco cuando dio la orden de abandonar el buque, que según el informe “llegó tarde”. Además señala que “no hubo previsión a la hora de tomar decisiones y que no se tuvieron en cuenta las condiciones meteorológicas adversas. La tolva de desperdicios fue el origen de la inundación”, concluye.
Fatiga acumulada y Covid
“El agua progresó del Parque de Pescados, entre puentes de carga” añade por último que “la puerta del entrepuente quedó abierta por diversos motivos. Entre ellos la fatiga acumulada por los tripulantes con horarios exigentes y que algunos tenían COVID-19”.
La normativa que rige a la Comisión de Investigación de Accidentes e Incidentes (Ciaim), que emana de legislación internacional, establece que los informes sobre siniestros marítimos deben culminarse en el plazo de un año. Y que, en caso de no ser posible rematar las pesquisas en ese plazo, habrá de entregarse al menos un texto provisional.
Los expertos de la Ciaim ya se habían pronunciado con anterioridad sobre las causas que, a su juicio, causaron la catástrofe. Pero lo hicieron en calidad de peritos designados por el juez Moreno —firmaron Alejandro Iglesias y David Bejarano—, no en representación de la comisión de investigación.
Apuntaron entonces que el Pitanxo se hundió por la extrema presión a la que el patrón, Juan Enrique Padín Costas, sometió al motor para intentar liberar el aparejo de un embarre (enganche) en el fondo del mar. “Se concluye que la causa más probable del hundimiento del buque fue un error humano del capitán, por la falta de percepción cabal del riesgo de hundimiento que suponía la maniobra que realizó para librar el embarre del aparejo del fondo marino”. Una maniobra, abundaron, que ejecutó “a las bravas”, ahogando el motor con una escora de más de 30 grados.
Informe provisional
Fue entregado a las partes la pasada primavera a fin de que aportaran sus alegaciones. Pero su dictamen también era claro: el hundimiento se produjo como consecuencia de maniobras y procedimientos negligentes, tanto en el puente de mando aquella noche como desde los despachos años y meses antes. Porque el pesquero había espichado (llenado de sedimentos y lodo) el aparejo durante la maniobra de virada (recogida); porque quedó escorado a babor en medio de un “fuerte temporal”, durante el cual continuó sus trabajos de pesca; porque llevaba años coqueteando con la suerte, con un sobrepeso que comprometía su estabilidad derivado de obras irregulares a bordo; porque su capitán trató de izar las redes sin “valorar debidamente” hasta qué punto el buque estaba sentenciado, y lo hizo con el trancanil (tolva de desperdicios) y el desagüe abiertos.
Porque forzó el motor hasta la extenuación, hasta convertir al Pitanxo —de 50,3 metros de eslora por 9,7 metros de manga— en un exánime barquito de papel, sin gobierno y a merced de olas de hasta más de 10 metros.
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