31 diciembre, 2025

El Barça tiene atravesado al Mónaco

El Mónaco rompió el hechizo. Igual que la pasada campaña socavó al Barça de Joan Peñarroya eliminándole en los cuartos de final, esta vez quebró la imbatibilidad de Xavi Pascual, que no vio acabar el partido al ser expulsado en el tercer cuarto. Un mal menor causó esta vez el equipo de Vassilis Spanoulis. Nada que no pueda arreglarse durante la liga.

El gran parecido fue el duelo de crispación que supo crear en beneficio de sus intereses, sin desmerecer además del oficio el talento incuestionable de Mike James (19 puntos) o Nikola Mirotic (13), el juguetón Élie Okobo el durísimo Kevarrius Hayers, a los que sólo dieron réplica Darío Brizuela (25) y un Miles Norris (14) que sigue ganándose minutos.

Mirotic, muy aplaudido en la presentación, se encargó de agravar la herida, que nunca se cerró, del primer cuarto. Con siete puntos consecutivos nada más entrar que doblaron el marcador (13-29), acomplejó a los azulgranas, a los que les costaba un arañazo y tres moratones celebrar cada canasta. La agresividad ya conocida del Mónaco cortocircuitó al Barça, ya que le obligó a lanzar desde lejos y con el reloj agotándose.

Hundir a Punter

Okobo y Strazel, también James, Diallo, o cualquiera que pasara por ahí, siguió la inconfesable pero evidente consigna de Vassilis Spanoulis: hundir a Punter. Distinguido con el MVP de diciembre de la Euroliga, se presentaba con una flamante media de 24,4 puntos acumulados. Se sentó en el vestuario al descanso con dos puntos producto de sendos tiros libres. Acabó con solo dos canastas en juego. Debió ser angustioso para el alero lidiar con la presión a la que le sometieron.

En ausencia del presente Punter -el que más minutos jugó en la mitad inicial- fue Brizuela quien cargó con la responsabilidad (11 puntos al descanso) mientras que Norris recibió los aplausos por sus dos triples y un espectacular mate con oposición que dejó el 30-47, en una breve reacción que rebajó la ignonimia de los 21 puntos de distancia (26-37).

La brecha no se cura

Parecía haber encontrado el camino el Barça sin depender del colapsado Punter, pero todo el equipo andaba crispado. También Pascual, que fue expulsado con dos técnicas por protestar una personal de Norris a James en un triple que no lo pareció. Al cabo de un par de ataques, veía otra técnica su ayudante Iñigo Zorzano, que amplió de nuevo el camino que había acortado el equipo para acariciar la frontera de los diez puntos de desventaja.

Nunca se rebajó esa cota, ni pareció cercana después del 40-51 que se dibujó antes del estallido de crispación. Esa brecha (48-62) fue imposible de coser pese al esfuerzo general de los azulgranas hasta que el partido terminó en un intercambio de canastas.

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