No pasaba mucho en el estadio Centenario. Uruguay y Brasil no se sacaban ventaja en un partido más disputado que jugado en el que no había tiro al arco. Hasta que en el final de la primera parte el visitante sufrió dos minutos fatales en los que pasó del gol charrúa a la preocupante lesión de Neymar, quien salió llorando por un fuerte dolor en su rodilla izquierda.
De un saque lateral desde la izquierda llegó el desborde de Maximiliano Araújo, quien llegó hasta el fondo y mandó el centro atrás como indica el manual de Marcelo Bielsa. La cabeza de Darwin Núñez le dio la ventaja al local en Montevideo. Eso fue a los 41 minutos.
En la primera aproximación seria de todo el encuentro, Uruguay facturó. Pura efectividad para el elenco comandado por el Loco Bielsa. Pero para Brasil esa primera parte resultaría todavía más fatídica.
En el primero de los cuatro minutos que se adicionaron antes del entretiempo, Neymar fue a disputar una pelota con Nicolás de la Cruz. No hubo infracción en el choque lícito, aunque el crack brasileño tuvo un mal movimiento con su pierna izquierda y automáticamente se desplomó sobre el césped muy dolorido.
Neymar se agarró la cabeza y quedó quieto. Entraron a atenderlo y los médicos brasileños de inmediato pidieron el cambio con gestos hacia el banco de suplentes. Richarlison ingresó en su reemplazo, mientras el 10 era trasladado arriba del carrito entre lágrimas. La última vez que Neymar había sido sustituido en un compromiso con su selección había sido el 13 de octubre de 2019 ante Nigeria.
La preocupación se apoderó de todo Brasil. Las caras serias invadieron a sus compañeros. Y también, incluso, a algunos futbolistas uruguayos que se acercaron para ver cómo estaba cuando aún estaba tirado en el pasto.
Habrá que esperar los estudios que seguramente le realizarán en las próximas horas para constatar la gravedad de la lesión y si tiene compromiso ligamentario como se teme, algo que sería un duro golpe para el jugador de 31 años.