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19 noviembre, 2024

Cristina Kirchner recibe a Victoria Villarruel: la sucesión, de la «generación diezmada» a la hija de un militar del Proceso

Cristina Kirchner esperaba ver entrar por la puerta de su despacho a un hijo de la “generación diezmada” de los 70 -a la que perteneció-, para pasarle “la posta” de las riendas de la Nación. La que entrará este miércoles a las 17 a la presidencia del Senado como parte de la transición es una hija de la misma generación, pero de otro signo: Victoria es hija de un militar -Eduardo Villarruel, teniente coronel del Ejército, fallecido en 2021- que reivindicó su actuación siendo joven oficial en el “Operativo Independencia” en Tucumán en 1975/6 -donde se combatió a la guerrilla del ERP y la situación insurreccional con centros de detención, torturas y asesinatos, en escala de lo que vendría después- y que fue segundo jefe de la Compañía de Comandos 602 que lideraba Aldo Rico en la guerra de Malvinas.

Una integrante de la “familia militar”, al viejo estilo y con todas las connotaciones que eso arrastra: conservadora, defensora íntimamente de la inevitabilidad de la represión ilegal (en lenguaje de aquellos años, “lucha antisubversiva”), acérrima crítica de la política de derechos humanos del kirchnnerismo, de los “terroristas” que en esta visión llegaron finalmente al poder; y por supuesto, de la reanudación en el gobierno de Néstor Kirchner (2003-2007) de los juicios por delitos de lesa humanidad.

Victoria Villarruel, vicepresidenta electa, al salir del Hotel Libertador, búnker y centro de operaciones del mileismo.Victoria Villarruel, vicepresidenta electa, al salir del Hotel Libertador, búnker y centro de operaciones del mileismo.Victoria Villarruel, vicepresidenta electa, entra esta tarde al despacho de Cristina nada menos que como su sucesora. Antes combatió a los Kirchner, a su manera aunque le tocó un lugar casi marginal. De hecho, la actuación más pública de esta abogada hoy de 48 años, arranca como reacción al retorno de los juicios a los militares propiciados por el kirchnerismo hace casi 20 años. Ella funda el Centro de Estudios Legales del Terrorismo y sus Víctimas (CELTYV), bajo el ala de Aunar, una asociación integrada por militares, marinos y policías, que entre otras acciones editarían “Subversión, la guerra olvidada” a fines de los 90, para recordar a las “nuevas generaciones” los 21 mil actos de terrorismo.

Desde el CELTYV, una suerte de CELS de los militares, Victoria participó aunque no en primer plano de una sucesión de actos y misas entre mayo de 2006 y 2008 aproximadamente -se fueron diluyendo- que buscaron ser contracara de los juicios reiniciados a los militares tras la nulidad de las leyes del perdón y la nueva doctrina de la Corte Suprema. Una contramemoria del relato kirchnerista sobre la violencia de los años 70, donde ella se centró en el recuerdo de las víctimas civiles y militares de las organizaciones armadas.

La polémica volvió a cobrar actualidad: Villarruel cuestionó y metió en la agenda de la reciente campaña -también Javier Milei- la cuestión sobre el número de desaparecidos.

La vice electa no llega acaso al gobierno por estos antecedentes (y quizás en la coyuntura del país sorprendente, llega pese a ellos), aunque sin duda, ésta es su historia personal y política.

Cristina que con distintas excusas no quiso en 2015 entregarle los atributos presidenciales a Mauricio Macri, al final recibe a Villarruel. Había muchas razones para pensar que no lo haría. Se especula que pudo primar cierta empatía de género -pese a todo., que no tuvo con Macri.

Es paradójico, y quizás una ironía de la historia. Fue en mayo pasado en una entrevista con Pablo Duggan cuando la dos veces presidenta hoy condenada a seis años de cárcel por corrupción, y en medio del clamor de los suyos para que sea candidata, abogó para que “los hijos de la generación diezmada sean los que tomen la posta”. Quien encajaba en el perfil era el ministro Wado de Pedro, hijo de montoneros que fueron desaparecidos-asesinados. De hecho, Wado fue el “candidato” por 24 horas; Cristina no pudo sostenerlo y fue finalmente Sergio Massa.

La idea de la “generación diezmada” viene del discurso de asunción de Néstor Kirchner el 25 de mayo de 2003. “Formo parte de una generación diezmada…”, iniciaba una construcción de poder hacia la izquierda del peronismo, diferenciándose del duhaldismo e iniciando también una épica con anclaje histórico que acompañaría a los gobiernos Kirchner en adelante. La autora de ese discurso había sido la propia Cristina Kirchner, que hoy enfrenta el reverso de la historia cara a cara con su sucesora.

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