21 abril, 2025

Así afectan los nuevos aranceles de EE.UU. a los argentinos que hacen turismo de compra

La reciente decisión del gobierno estadounidense de aplicar un aumento generalizado en los aranceles a productos importados marca una nueva escalada en la prolongada guerra comercial con China, y sus efectos podrían sentirse no solo en la economía doméstica, sino también en los bolsillos de los consumidores de todo el mundo. La medida ejercerá presión sobre los precios en Estados Unidos, con una suba especialmente pronunciada en los bienes originados en China y el sudeste asiático.

Para los argentinos, esto implica un golpe directo a una costumbre que se consolidó en las últimas décadas: viajar a Miami para aprovechar precios más bajos en indumentaria, electrónica y artículos de consumo fabricados en Asia, una práctica que se vio incentivada recientemente por un dólar oficial barato.

El nuevo esquema arancelario impulsado por el presidente Donald Trump establece un piso del 10% para todas las importaciones, con incrementos que en algunos sectores pueden llegar hasta el 50%. Frente a esto, China acusó a Washington de incurrir en “chantaje económico” y lanzó una advertencia “luchará hasta el final“.

Mientras tanto, la tensión se expande hacia Europa. La Unión Europea evalúa posibles respuestas comerciales, y países como Vietnam e Indonesia ya están negociando excepciones con Washington para proteger sus exportaciones clave.

Ropa, tecnología y juguetes, en la mira de los nuevos aranceles de EE.UU.

Según estimaciones de S&P y UBS, citados por la agencia Reuters, los aumentos de precios en Estados Unidos serán significativos en varios sectores clave. La ropa lidera el ranking con un alza potencial del 37%, seguida de juguetes y videojuegos (30%), partes de computadoras (30%), smartphones (27%), materiales de construcción residencial (22%), partes aeroespaciales (11%) y televisores (10%). También habrá aumentos en equipamiento médico y otros bienes de consumo masivo.

Estos artículos encabezan precisamente la lista de compras de los turistas argentinos que viajan a destinos como Miami, donde la variedad y los precios accesibles los han convertido en ítems recurrentes. El cepo cambiario y las opciones de financiación local ayudaron a sostener ese fenómeno, pero los nuevos costos podrían revertir la tendencia.

A menos que las negociaciones logren revertir o atenuar las tarifas impuestas, es probable que el encarecimiento de estos productos en origen termine trasladándose directamente a las góndolas estadounidenses. Esto impactará en los shoppings de Florida, donde artículos como zapatillas, notebooks, celulares y prendas de marca han sido históricamente favoritos del consumidor argentino.

En paralelo, fabricantes chinos de productos como vajilla, electrodomésticos y revestimientos ya están reportando caídas en sus márgenes de ganancia y reconfigurando sus estructuras productivas para esquivar las nuevas barreras.

Europa tampoco permanece indiferente. La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, mantuvo una conversación con el primer ministro chino, Li Qiang, en la que llamó a una salida negociada y manifestó su preocupación por el posible desvío de productos originalmente destinados a Estados Unidos hacia el mercado europeo, con el consiguiente impacto en la competencia interna.

En Argentina, fuentes de la Unión Industrial Argentina (UIA) advierten que el mayor riesgo no está tanto en las exportaciones locales a EE.UU., sino en el desvío de mercadería asiática hacia otros mercados que compiten con la industria nacional.

Compras en el exterior, en la cuerda floja

El impacto es concreto: una remera que costaba 15 o 20 dólares en Miami podría superar los 25 dólares. Un smartphone de gama media, que rondaba los 300, pasaría fácilmente los 380. Lo mismo ocurrirá con consolas, pequeños electrodomésticos, calzado deportivo y tecnología. Aunque parezcan subas moderadas, el efecto acumulado sobre el gasto de una familia que viaja a hacer compras es significativo.

Algunos importadores en EE.UU. ya están actualizando sus listas de precios y ajustando el abastecimiento, con el consiguiente traslado al consumidor final. Esto podría elevar las proyecciones de inflación en ese país, rompiendo la tendencia de moderación que venía observándose en los últimos meses.

América Latina: entre riesgos y oportunidades

Desde una mirada regional, el impacto de esta nueva fase de la guerra comercial podría abrir oportunidades para países exportadores latinoamericanos. La consultora Citi, sin embargo, recortó su previsión de crecimiento para China en 2025, de 4,7% a 4,2%, anticipando consecuencias de largo plazo para la cadena de valor global.

En el caso de Argentina, el beneficio potencial sería limitado: la mayoría de las exportaciones nacionales hacia Estados Unidos no compiten directamente con productos asiáticos, por lo que el margen de ganancia en ese terreno es bajo.

Mientras tanto, el encarecimiento de productos clave en EE.UU. podría reconfigurar las decisiones de consumo del turista argentino. En un contexto donde las compras en el exterior han funcionado como un “escape” frente a los altos precios locales, esta nueva coyuntura puede reducir considerablemente ese atractivo, especialmente si la inflación doméstica comienza a moderarse y se ajustan los precios relativos.

A mediano plazo, todo dependerá de la duración y profundidad del esquema arancelario. Por ahora, los viajes de compras a destinos como Miami podrían dejar de ser el “negocio redondo” que fueron hasta hace poco, incluso en un escenario de dólar oficial relativamente bajo.

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