“Nos exigimos porque para nosotros el entrenamiento es igual al partido. Nos entrenamos para jugar de la manera en que queremos y eso muchas veces requiere mucha atención física, mental, futbolística. Pero esa es nuestra metodología, se sostiene hace mucho tiempo: no vamos a dejar de entrenar como entrenamos”. La frase de Marcelo Gallardo corresponde a su primer ciclo en River: le preguntaban en 2021, al Muñeco, si consideraba bajar el ritmo de trabajo para cortar las rachas de lesiones. Y el tipo decía que no, que era un riesgo a asumir y que la única manera de jugar con la intensidad de River era practicar con las mismas revoluciones.
Gallardo sonríe en San Martín de Los Andes. (Prensa River)
Es el mismo pensamiento que lo ocupa hoy, algunos años después, durante la pretemporada del CARP en San Martín de los Andes. Incluso los ejercicios en este inicio de 2025 son más duros que los de otros recesos: el cuerpo técnico ve desde el regreso al club que, lógico, el staff no estaba acondicionado físicamente para jugar al fútbol que caracterizó a todos los equipos de MG.
Con otro manual de estilo, con Demichelis el grupo se había preparado para un juego de posesión pero algo más estático en términos de voracidad, de presión tras pérdida y en ataque: había una presión mucho más selectiva de acuerdo a rivales y contextos. Tal vez el ejemplo más elocuente para graficarlo fue el de Borja: Miguel blanqueó públicamente durante sus vacaciones que el actual entrenador de Rayados le pedía que se quedara dentro del área, mientras que Gallardo le exige sumar otro tipo de prestaciones como primer defensor. Y ese contraste se notó en los partidos del segundo semestre.
Gallardo sonríe en San Martín de Los Andes. (Prensa River)
“Con lo que estamos corriendo no hemos tocado mucha la pelota. Así que cuando veo una, la abrazo y le doy un par de besos, ja. Hay mucho físico, potencia y fuerza. Es lo que necesita el equipo. Gallardo y el profe (Pablo Dolce) nos lo anticiparon”, confirmó el propio Enzo Pérez esta semana, para describir una pretemporada llena de dobles turnos en la que se ve a los jugadores con la lengua afuera, con trabajos pesados de resistencia, pasadas en las pendientes del golf del complejo, jornadas de correr seis kilómetros por caminos de ripio, bici en montaña, gimnasio. Y, sí, finalmente algo de pelota también.
Los River de Gallardo fueron muy distintos al resto en el fútbol argentino por ese ardor, esa energía y esa potencia que ahora busca retomar el Muñeco, que además considera que esta será la preparación más fuerte y la base para un año que estará minado de compromisos de todo tipo y color. La intensidad de los entrenamientos siempre fue el gran secreto a voces de la primera era MG. Pero no se trata simplemente de la exigencia por exigir, piensa el técnico, sino del convencimiento, de forjar una mentalidad a nivel grupal que normalice esa demanda que baja del entrenador.
River entrena en San Martin de los Andes. Foto: Prensa River
“Es una cuestión espiritual. Cuando vos formás un equipo, primero lo pensás con buenos jugadores que te identifiquen desde lo futbolístico, pero también con tipos con personalidad. Y cuando digo personalidad no es de la boca para afuera, no: la personalidad se forja de otra manera, es hacerse fuerte en otro lugar, en el grupo humano, algo que nace desde adentro de las entrañas del grupo. Y ahí vos ya sabés que podés ir a competir a cualquier lugar y tenés la seguridad de que el equipo no va a flaquear. Y eso se fue forjando de a poco con los entrenamientos mismos. Nosotros entrenamos como jugamos. Había momentos en los que teníamos que parar las prácticas, porque teníamos tanta agresividad para jugar que terminábamos lastimándonos entre nosotros, y esas cosas están buenas, totalmente. Había jugadores que llegaban acá y les decían a sus compañeros: ‘Pero, pará, ¡¡¿¿ustedes entrenan así??!!’. ‘Sí, entrenamos así’. ‘Ah, pero ustedes están locos’, respondían”.
La máxima del Muñeco, que ahora debe estar pasando por las cabezas de los Galoppo, Tapia o Matías Rojas, es de una entrevista a este diario en enero de 2017, pero también tiene actualidad para el deté. Ocho años después, con un plantel completamente diferente, el método sigue siendo el mismo. Volver a conseguir esa mentalidad es lo que obsesiona hoy al Muñeco, y así se explica la búsqueda por jugadores que ya lo conocen a la perfección, de Enzo Pérez para abajo, y la potencia de los trabajos en el Sur, que no frenan. Esto es Intensamente 2. SAN MARTÍN DE LOS ANDES (ENVIADO ESPECIAL)
La pretemporada de River en San Martín de los Andes (Prensa River).