La eliminación de Francia le quitó algo a la atmósfera de la Copa del Mundo y París no palpita las semifinales que se jugarán este viernes y este sábado en la ciudad. Las gigantografías con jugadores -Antoine Dupont está en todas- con que las marcas se asociaron al boom del rugby pasan inadvertidas para los parisinos, del mismo modo que sucede con el Arco del Triunfo. Es habitual: no levantan la vista para admirar la Torre Eiffel. Los franceses ahora también perdieron el encanto por el Mundial que se juega en su casa.
El Mundial quedó encarnado en sus protagonistas. Los primeros finalistas se conocerán este viernes, cuando termine en el Stade de France, en el barrio de Saint Denis, el choque que desde las 16 de la Argentina jugarán Los Pumas y Los All Blacks, con transmisión en vivo de ESPN y TV Pública.
Un partidazo desde la perspectiva argentina, con la posibilidad de dar el batacazo y llegar por primera vez a la final. Ganarle a Nueva Zelanda tiene un sabor que ya conocen muchos entre el plantel que llegó Francia 2023.
Los All Blacks siguen siendo los All Blacks, pero desde la pandemia a estos tiempos parecen haberse vuelto terrenales. Es dificilísimo ganarles, pero no imposible. Tienen clavada la espina del Mundial pasado, en el que no pudieron ir más allá de las semifinales, y están heridos por haber perdido en el debut en esta competencia, en el mismo estadio de este viernes, ante Francia.
“Hemos aprendido a respetar mucho a la Argentina. Sabemos lo que significa para ellos jugar para su país. Tienen una rica historia de superación en la Copa del Mundo y han hecho un trabajo fantástico para llegar aquí al mismo nivel que nosotros, por lo que será un gran partido”, señaló el entrenador de Nueva Zelanda, Ian Foster.
El historial entre ambos tiene 40 partidos, tres en Mundiales, y los oceánicos ganaron 37 veces. El resto: un empate y dos victorias argentinas, la última el año pasado con muchos jugadores de cada lado que se volverán a ver las caras.
Ian Foster, entrenador de los All Blacks. Foto: REUTERS/Stephanie LecocqClarín quiso saber si eso a Foster le implica algo especial, del mismo modo que el hecho de ser claros favoritos, a diferencia del partido pasado ante Irlanda, al que vencieron en cuartos de final. “Primero, nosotros nunca dijimos que somos favoritos. Es una semifinal. Sabemos que estos partidos son a todo o nada. Los que están aquí se lo merecen y en estas instancias hay que crecer en juego. Vamos a tener que mejorar nuestra performance. Ese es nuestro foco. Como dijimos contra Irlanda, el mejor equipo en la noche ganará y Argentina ya nos ha ganado”, indicó.
“El pasado nos sirve a los dos. Nos conocemos bien, pero no nos conocemos jugando en las semifinales de un Mundial. A esta altura del torneo, es un nuevo territorio para nosotros y, como ya hemos visto, las Copas del Mundo son algo muy diferente”, le contestó a este diario.
Foster, igual que Michael Cheika, juega con las presiones. Pasa la pelota del otro lado para que resuelva el contrario y le pone límite al reconocimiento de Los Pumas. Sin decirlo, dice algo así como: “Todo bien, nos ganaron, pero nosotros somos los All Blacks”.
Del otro lado, Thomas Gallo será uno de los que tendrá la oportunidad de experimentar desde el kick off cómo es enfrentar a los All Blacks en semifinales. Él es quien quebró más defensas entre todos los pilares en lo que va del Mundial: lo hizo 18 veces, el doble de Ben Tameifuna (Tonga) y Angus Bell (Australia), quienes le siguen.
Guido Petti y Thomas Gallo, en el entrenamiento en el Stade de France. Foto: Emmanuel Fernández / enviado especial “Estuvimos analizando lo que fue el partido que jugaron con Irlanda. Lo vimos en vivo, fue de mucha intensidad y nos impresionó a lo último las 37 fases que hubo. Pero esta semana fue una de las mejores para nosotros y sabemos lo que significa este partido que se nos viene”, indicó el pilar.
Para el fullback Beauden Barrett habrá un factor que le excede al juego que puedan plantear los dos equipos y una característica de Los Pumas que necesita advertir. “Sabemos que tendrán mucho apoyo desde las tribunas por parte de su gente y que si huelen sangre serán muy peligrosos”, señaló en la misma línea de Foster, que remarcó la levantada ante Gales.
“Argentina ha estado un poco fuera del radar, pero con Gales jugaron bien con el marcador en contra”, dijo el entrenador como para recuperar la cautela.
Los Rugby Village paralelos y los bares que sacan las pantallas a la calle y multiplican las mesitas, no anuncian el partido en sus pizarras. No hay ni expectativa comercial. El Mundial tiene cuatro interesados, su público es extranjero y va a la cancha a ver los partidos. Las portadas de los diarios y los zócalos de TV cambiaron de tema. Francia está en estado de alerta máxima por posibles atentados. Si la conexión con el mundo era una pelota de rugby, ahora la idea que atemoriza es que la guerra en Medio Oriente traspase las fronteras.
Michael Cheika, entrenador de Los Pumas. Foto: AFPPor fuera del radar, de punto o del modo en que se pueda explicar, Los Pumas son uno de los cuatro equipos que peleará por un lugar en la final. Nueva Zelanda y los otros dos semifinalistas ya saben lo que es jugar una. Es más, los otros tres la ganaron: tres veces los All Blacks y los Springboks y una Inglaterra.
Lo único que tiene el equipo argentino y que no tienen los otros tres es la motivación de superarse y lograr algo por primera vez. Tal vez ese combustible sea el que los conduzca a una dimensión desconocida.