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17 noviembre, 2024

Murió Franz Beckenbauer: el vínculo con Argentina, un enemigo íntimo

Primero como futbolista, luego como técnico y finalmente como directivo, la actividad de Franz Beckenbauer, que murió este lunes a los 78 años luego de un gran deterioro físico, tuvo una constante relación con la Argentina.

Por mencionar esa última etapa, cuando estaba al frente de la organización del Mundial 2006 en su país, visitó la Argentina en gira promocional y fue recibido por el entonces presidente Néstor Kirchner.

Las dos finales mundialistas en la que dirigió a la Selección de Alemania (México 1986, Italia 1990) marcan los hitos de aquella relación. Pero esta se había iniciado en sus tiempos de futbolista cuando, el 12 de julio de 1966 en el estadio del Aston Villa (Villa Park) en Birmingham, donde hoy luce el Dibu Martínez, Alemania y Argentina protagonizaron el segundo partido de su grupo de primera vuelta por el Mundial de Inglaterra.

Franz Beckenbauer y Néstor Kirchner durante su visita por la Argentina en febrero de 2006. Foto: ReutersFranz Beckenbauer y Néstor Kirchner durante su visita por la Argentina en febrero de 2006. Foto: ReutersLos alemanes venían de golear a Suiza 5-0 y la Argentina, otra vez bajo la conducción técnica de Juan Carlos Lorenzo, debutó con un gran triunfo de 2-1 sobre España. Después de un panorama previo muy incierto, aquella Selección parecía encarrilarse pero el Toto, fiel a su costumbre, no quiso correr riesgos contra los alemanes y el 0-0 (que finalmente salió) sería su principal apuesta.

Sin embargo, el DT alemán, otra leyenda llamada Helmut Schön, pensaba lo mismo y dispuso que Beckenbauer -quien con sus 20 años ya asomaba como el formidable futbolista que fue- marcara al armador de los nuestros, el gran Ermindo Onega.

Así se dio en un partido conservador por ambos lados y aburridos (sólo sacudido por un error del Mariscal Roberto Perfumo, que casi termina en gol en contra). Su compañero en la dupla central, el implacable tucumano Rafael Albretch, se había cansado de frenar ataques alemanes y faltando 20 minutos le dio una patada al goleador Uwe Seeler, que motivó su expulsión inmediata. La táctica defensiva argentina se acentuó de allí hasta el final, con la consigna de mantener el cero.

Alemania escalaría hasta la final de ese Mundial, que perdió en un polémico alargue con la Inglaterra de Bobby Charlton (4-2, con un tercer gol que todavía hoy se sigue discutiendo, si entró o no) y que significó el único título -hasta nuestros días- de los inventores del fútbol moderno. Argentina, en cambio, se quedó justamente en cuartos con los ingleses, en el 1-0 de Wembley y la célebre expulsión de Antonio Rattin.

A nivel de selecciones, Beckenbauer volvió a encontrarse con la Argentina siete años más tarde, en circunstancias totalmente distintas.

Era un amistoso en el Estadio Olímpico de Berlín, el 14 de febrero de 1973, cuando la albiceleste era conducida por Enrique Omar Sívori, con la misión de armar “un plantel joven, con futuro” y olvidar todas las penurias que se arrastraban desde el Mundial de Suecia.

Argentina dio la nota ese día al ganar 3-2 con goles de Jorge Vitrola Ghiso, Norberto Beto Alonso (en lo que fue su mejor producción con la Selección) y Miguel Brindisi, pero el recorrido del Cabezón Omar Sívori al frente del equipo no iría mucho más allá de las Eliminatorias, en discusiones constantes con los dirigentes.

Aquel se recuerda como un gran triunfo, más allá de su condición de amistoso: Alemania ya era una gran potencia y alineaba a la base que, un año después, iban a quedarse con el título mundial en su propia tierra: junto a Beckenbauer, estaban Sepp Maier en el arco, aquel perro de presa llamado Bertie Vogts cubriendo un lateral, Paul Breitner y su recorrido en las bandas, el talento de Wolfgang Overath adelante.

Después vendría el ciclo de Beckenbauer como DT, algo también notable: junto al brasileño Mario Lobo Zagallo y el francés Didier Deschamps son los únicos que disfrutaron de títulos mundiales como jugadores y luego, como DTs.

Claro que le costó a Beckenbauer. Todo parecía alineado en México 86, pero la deslumbrante exhibición de Diego Maradona llevó a la Argentina al segundo título de su historia, tras el 3-2 en la definición contra los alemanes que sentenció la inmortal corrida de Burruchaga.

La revancha llegaría cuatro años más tarde en Italia. Allí Bilardo -otra vez DT, al igual que en México- contaba con un plantel diezmado y, pese a todo, alcanzó la final. Los alemanes recién pudieron ganar 1-0 sobre el final -también polémico, sancionado por el mexicano Edgardo Codesal y convertido por Andreas Brehme- para que Beckenbauer alzara el tercer título de la historia de su país y el suyo como DT.

Aquella época de los duelos a nivel de Selección entre la Argentina y Alemania, con Bilardo y Beckenbauer en los banquillos de DT, abarcó otros tres partidos. El primero sucedió en Düsseldorf, el 12 de septiembre de 1984, cuando Bilardo -tras heredar a Menotti en el puesto- estaba armando su plantel para las Eliminatorias y la Argentina consiguió un gran triunfo de 3-1, con dos de los goles marcados por el Burru y una excepcional tarde Ricardo Enrique Bochini.

El 16 de diciembre del 87 en Vélez se promocionó “la revancha de México”, aunque en realidad se trataba de un amistoso y nuevamente ganó la Argentina (1-0) con otro tanto de Burruchaga. Y Beckenbauer recién le encontraría la vuelta a una selección armada por Bilardo el 2 de abril del año siguiente en Berlin, durante la Copa de las Cuatro Naciones (1-0 con gol de Lothar Matthäus).

“El fútbol ha conducido a Beckenbauer y Bilardo por vericuetos contrarios. No habrá en el fútbol dos personajes más contrapuestos. Bilardo, un médico que jamás practicó la medicina, es un obsesivo del fútbol, un personaje intuitivo, laborioso y estrambótico. Beckenbauer cultiva las formas aristocráticas desde que tenía veinte años. Siempre ha vivido con la cabeza levantada, como jugador y como técnico. En su país es un mito indestructible. Bilardo tiene menos suerte y uno de los deportes nacionales en la Argentina es atacarlo…”, escribió alguna vez el destacado periodista español Santiago Segurola.

Pero más allá de aquella rivalidad de casi una década con cada uno al frente de sus selecciones, Bilardo y Beckenbauer tuvieron una buena relación, prolongada en distintos encuentros técnicos. Cuando el alemán finalmente alcanzó el título mundial al frente de su Selección, también se escucharía alguna típica salida del argentino: “Nadie tiene tantos títulos como yo. A Franz le falta el título de doctor”.

En clubes también

A nivel de clubes, también el Kaiser protagonizó algunos encuentros memorables con los argentinos.

Su primera visita -inolvidable- sucedió a fines del 66, exactamente un 19 de diciembre donde Racing vivía un doble festejo: la reciente coronación en el campeonato local con el “Equipo de José” (récord de invicto, antesala de los triunfos internacionales del 67) y la inauguración del sistema de iluminación en el Cilindro. Para celebrarlo, nada mejor que convocar a un equipo que ya se insinuaba como potencia mundial, el Bayern Munich.

Allí contaban con el Kaiser, recién subcampeón en el Mundial de Inglaterra, con Sepp Maier en el arco y despuntaba el que sería su histórico goleador, el “Bombardero de la Nación” (y fallecido hace poco), Müller. Fue un partidazo que ganó Racing 3-2. No alcanzó el oportunismo de Müller con sus dos tantos, ya que la Academia se impuso en un trepidante ida y vuelta con los tantos del Panadero Díaz, el Chango Cárdenas y el Yaya Rodríguez. En la misma época, la hinchada de Racing había patentado uno de sus clásicos cantos que dan idea de lo que significaba le propio Beckenbauer para el fútbol argentino: “En Alemania, Beckenbauer… en Brasil, el Rey Pelé… Y aquí, en la Argentina, el equipo de José”.

Otro equipo argentino que se dio el gran gusto contra el Bayern Munich de esa época fue Chacarita. Todavía no estaba Javier Milei en el arco de sus inferiores, pero siendo uno de los equipos más humildes de su tiempo vivió su época de gloria al conquistar el Campeonato Metropolitano de 1969.

Prácticamente con la misma base, fue invitado al trofeo Joan Gamper en Barcelona dos años después y ganó un partido que -para su historial- podría considerarse el más relevante: 2-0 sobre el Bayern de Beckenbauer, Maier, Müller, Breitner… con una actuación deslumbrante de su wing derecho, Marcos. En la final, el Barcelona se llevó el título (1-0 sobre Chaca).

En el crepúsculo de su campaña, y tal como había sucedido poco antes con Pelé, Beckenbauer se marchó a jugar al Cosmos de Nueva York, en la incipiente liga estadounidense. A fines del 78, realizaron una gira por la Argentina y junto al alemán se encontraban otros famosos como el “tanque” italiano Giorgio Chinaglia y el lateral brasileño Carlos Alberto.

Franz Beckenbauer y Diego Maradona.Franz Beckenbauer y Diego Maradona.El debut fue el 3 de noviembre en Tucumán, nada menos que contra el Sub 20 de la Argentina (luego campeón mundial 79 en Japón) donde ya brillaba… Diego Maradona. Fue 2-0 para el juvenil argentino.

“Lo conocí aquella vez y enseguida me di cuenta que estábamos ante un talento descomunal. Esa vez me dije, no estamos ante un futbolista, sino ante un artista”, recordó Beckenbauer. La gira del Cosmos siguió con el 1-1 ante Belgrano de Córdoba en el Chateau, precedido por una fiesta en la que cantó Gloria Gaynor con su célebre “I’ll survive”… Luego Beckenbauer y cía.

Le ganaron 2-1 a Independiente Rivadavia en Mendoza 2-1 y cerraron la gira el 16 de noviembre en Mar del Plata contra Boca. Dirigido por el Toto Lorenzo, ya era campeón mundial de clubes -justo frente a otros alemanes, Borussia Moenchgladbach- y aquí se impuso por 4-2 al equipo neoyorquino.

Beckenbauer tendría otra oportunidad de jugar frente a frente con Maradona, ya que nuestra Selección visitó Nueva York en junio siguiente. Sin embargo, el alemán no participó allí. Sí lo hizo al retornar a la Argentina, en marzo del 80: bajo un diluvio y en el estadio de Vélez, el Cosmos le ganó 2-1 ese amistoso a Argentinos Juniors. Con Diego.

Pasaría mucho tiempo hasta que, al morir nuestro ídolo, Beckenbauer fue uno de los más conmovidos: “Maradona fue un genio, el mejor futbolista del mundo en su generación, en los años 80. Y además, un hombre generoso”.

Dos finales memorables

Entrevistado dos décadas más tarde, Beckenbauer recordó así las finales Argentina-Alemania por los Mundiales, donde dirigió a su Selección, con Bilardo como coach de la albiceleste.

-¿Fue penal el del 90?

-¡¿En Italia?! Lo pitó el referí.

-Pero qué piensa usted, que era el técnico y lo vio de cerca.

-No sé, pero antes hubo una situación similar, creo que fue una falta a Augenthaler, que eso sí fue penal y no lo cobró, entonces quizás el árbitro sentía un compromiso y cobró el otro.

-¿En la final de México 1986 qué les pasó? Remontaron el 0-2 y se cayeron unos minutos después…

-Argentina fue el mejor equipo del torneo y Maradona, el mejor jugador. Nosotros teníamos pocas chances antes de jugarse esa final, quizás un 10 por ciento de posibilidades. Cuando perdíamos 2-0 hice cambios tácticos, puse un mediocampista y un goleador alto y cambió el partido, pero cometimos un nuevo error y no nos perdonaron.

-¿Habla con Bilardo de estos temas? El dice que sólo puede discutir con usted, porque dirigió dos finales seguidas de Mundial.

-Lo sé, lo sé, y a mí me gusta mucho hablar con Bilardo porque es un gran coach, muy entusiasta y especial.

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