La industria pesquera atraviesa una de las peores crisis de su historia con buques langostineros paralizados, pérdidas estimadas en USD 100 millones en exportaciones y a eso se le agrega la caída en el precio de venta, lo cual deviene en un conflicto laboral que se arrastra desde hace casi dos décadas. En este contexto, este medio se comunicó con Fernanda Grimaldi, gerente del Consejo de Empresas Pesqueras Argentinas.
La flota langostinera se encuentra en una situación de quebranto
“La situación que tenemos es con la flota langostinera, los buques que pescan langostinos. Hay una situación de quebranto que requiere revisar varias cuestiones: costos laborales, operativos y tributarios”, afirmó Fernanda Grimaldi.
El conflicto tiene su raíz en un convenio colectivo de trabajo firmado en 2005 que ya no responde a las condiciones actuales del mercado: “En 2005, el kilo de langostino valía 12 dólares. Hoy está en 5,5. Los salarios están dolarizados, y eso impacta muchísimo en la rentabilidad”.
Problemas en la rentabilidad
Grimaldi advirtió que, “una marea para ir a pescar langostino hoy tiene una rentabilidad negativa del 21%”. Según explicó, el costo laboral representa el 60% del total operativo de cada salida al mar: “Es una situación muy compleja. Por eso estamos pidiendo revisar el convenio”.
Además, sumó que los derechos únicos de extracción se incrementaron un 210%, lo que agrava aún más la presión sobre el sector: “Hay una cantidad de factores que están contribuyendo a esta situación de crisis”.
El sector pesquero quedó excluido de la baja de retenciones
Otra fuente de preocupación son las retenciones a las exportaciones pesqueras, que se mantienen en un 6% y no fueron incluidas en la rebaja temporal para economías regionales anunciada por el Gobierno. “La pesca no fue incluida, y eso nos dejó fuera de beneficios fiscales importantes”, denunció la gerente del Consejo de Empresas Pesqueras Argentinas.
Sobre la misma línea, recordó que hay provincias cuya economía depende fuertemente de esta actividad: “Por eso estamos realizando gestiones a distintos niveles para que se revise esta exclusión”.
Impacto social: plantas paralizadas y empleos en riesgo
Las consecuencias del parate no afectan solo a la flota. “También está habiendo parate en la actividad de las plantas procesadoras. Esto impacta directamente en despidos, bajas de actividad y métodos voluntarios de desvinculación”, dijo la entrevistada.
A su vez, destacó especialmente el caso de Mar del Plata, donde “la actividad pesquera atraviesa toda la economía de la ciudad e impacta en un montón de actividades colaterales”. Por eso, subrayó: “Estamos todos enfocados en encontrar formas de revertir esta situación. Un colapso sería gravísimo”.