Después del desplome del 17,2% en las ventas de los supermercados y autoservicios en agosto que informó la consultora Scentia y que resultó el peor registro mensual en los últimos 10 años, se conoció otra medición que ratifica la caída del consumo a niveles récord. Según los datos de Nielsen IQ la caída generalizada llegó al 16,7% y redundó en un cierre negativo de todos los canales durante el último bimestre.
De acuerdo con estas mediciones, las bebidas registraron una caída del 17,7%. Las alcohólicas se derrumbaron 27,2% mientras que las no alcohólicas retrocedieron 13,9%).
En el caso de los alimentos, la caída fue del 15,8% como consecuencia de una baja en los no básicos de 14,1%; en las golosinas (17,3%) y los alimentos básicos (17,6%).
La tendencia negativa también se registró en las ventas de los productos de cuidado personal y limpieza, que cedieron 16,7%, con bajas significativas para limpieza del hogar y de la ropa (18,5%) y cosmética y tocador, donde la caída promedió el 15,9%.
Según los distintos analistas, el consumo aún no encontró su piso y la perspectiva que se manejaba a principios de año acerca de una posible recuperación en este segundo semestre, se desvanece.
“Pensábamos que iba a comenzar un amesetamiento de las ventas hacia julio de este año y lejos de eso, en agosto, el consumo cayó mucho más”, comentaron en una de las principales alimenticias del mercado. Con lo cual, según sus estimaciones, “la luz del túnel” recién empezará a verse a mediados del 2025, estimó.
Todo depende de la evolución de los salarios
La clave para que esto suceda está en la recuperación del ingreso, coinciden las empresas y los analistas. Si bien los salarios de los empleados registrados comenzó a subir por encima de la inflación desde el segundo trimestre del 2024, aún tienen mucho por recorrer. Más aún los salarios públicos y los no registrados, que siguen presentando caídas.
La desaceleración de la inflación, por su parte, debería jugar a favor de una recuperación más rápida del consumo. Sin embargo, por ahora, la depreciación del salario sigue inclinando la balanza hacia el recorte de los gastos. Según una investigación de Moiguer consultora de Estrategia, el 69% de los consumidores considera que los ingresos de su hogar se encuentran por debajo de la inflación. Y el 55% debió utilizar ahorros, en los últimos meses, para pagar gastos del presupuesto cotidiano.
Un ingrediente en la menor capacidad de consumo de la gente en los supermercados y almacenes, es el peso de los bienes y servicios inelásticos que aumentaron mucho a comienzos del año y todavía pueden aumentar más. Por ejemplo, el gasto promedio por hogar en el AMBA, en agua, luz, gas y transporte era del $ 30.100 en diciembre del 2023 y trepó a $ 118.825 en junio de este año, según ilustra un trabajo reciente de la consultora Ecolatina.
Según Damián Di Pace Director de la consultora Focus Market, “el consumo masivo continúa resentido. Las perspectivas para el último tramo del año es que los volúmenes de venta interanual no puedan superarse”.
Los anabólicos del consumo
Según explica el analista, los magros números actuales del consumo masivo obedecen a la comparación frente al último cuatrimestre de 2023 que estuvo regado de anabólicos para mejorar las condiciones de la demanda con incremento de planes sociales, financiamiento, aumento de pensiones y jubilaciones en contexto eleccionario para incrementar los consumos de los diferentes sectores socioeconómicos», recordó.
Sobre las estrategias de los comercios para atraer a los consumidores reticentes al gasto, el experto contó que “ofertas, promociones y descuentos se convierten en una regla básica para sostener volúmenes. Donde más stock hay, más intensa y frecuente es la promoción. Los consumos con tarjeta de crédito se incrementan en forma interanual y caen lentamente en forma desestacionalizada», comentó Di Pace.
NE