7 septiembre, 2025

Economía: la crisis es endógena

La tensión preelectoral ha escalado un par de niveles más de los que esperaba el Gobierno. La narrativa de que las dudas son exclusivamente políticas (“riesgo kuka”) omite los errores no forzados que viene cometiendo el Gobierno este año, desde la decisión de no acumular reservas en la temporada alta del campo hasta desarmar apresuradamente las LEFI y enloquecer a la tasa de interés.

La suba virulenta de tasas y la decisión esta semana de intervenir directamente en el mercado de cambios termina de confirmar que no Todo Marchaba Acorde al Plan (TMAP) como se planteaba.

Que la crisis sea endógena más que producto de una amenaza externa rompe el speech del Gobierno pero también le da una oportunidad de entender que depende de sí mismo para corregir el rumbo. A esta altura está claro que faltan dólares y que sí hay pesos, y que el programa económico necesita un cambio.

La próxima discusión semántica será sobre si será un “ajuste” o un “reseteo”, un acomodamiento o barajar y dar de nuevo. Pero lo cierto es que el Gobierno parece haber entrado en una dinámica que no controla, al menos en su totalidad, y ya no cuenta en lo inmediato con otros conejos de la galera como los que consiguió durante el último año (en especial el blanqueo y el acuerdo con el FMI).

Difícilmente el resultado electoral cambie ese escenario. A lo sumo podrá mitigarlo: un gobierno triunfante podrá recrear temporalmente expectativas, pero las demandas del mercado y de la gente serán otras (mayores) al día siguiente de la elección.

Política: la casta es endógena

Argentina votó a Milei por dos razones: 1. Para que baje la inflación. 2. Porque era algo distinto al establishment político (la “casta” corrupta). Muchos argentinos validarán al Gobierno en las urnas en octubre porque cumplió el primer punto, aun sin entender si su metodología es sostenible o sólida. La ilusión del segundo punto, sin embargo, empieza a ser cosa del pasado.

En términos políticos, el fin de la luna de miel ética de Milei, un proceso que inició con $Libra en Febrero y se consolida con los audios de las coimas en la agencia de Discapacidad, pone más presión al programa económico.

Lo único que diferenciará a Milei de sus antecesores —responsables por la hiperinflación en cuotas que vivió Argentina entre 2018 y 2023— es que la inflación siga baja y, en el segundo mandato, que la economía crezca.

En este marco, la elección de octubre (y su precuela en la PBA este fin de semana) cobra una trascendencia más simbólica que real: puede acelerar o mitigar el proceso, según la lectura que se haga en el margen de los resultados. Pero, estructuralmente, el destino del Gobierno está ahora menos en los votantes de medio término que en su propia capacidad de reacción ante una realidad crecientemente adversa.

Cualquiera fuese el resultado, difícilmente pueda evitar un cambio de dirección política y económica de cara a la segunda mitad del mandato.

Finanzas: ¿El riesgo es endógeno?

Con el recuerdo aún vivo de las elecciones PASO de 2019 y el renacer de un peronismo que hasta el momento parecía acabado, el mercado transita semanas de alta tensión.

Los días previos a las elecciones de PBA profundizan la caída del equity, que viene ajustando desde enero; el riesgo país se ubica por encima de los 800 puntos básicos; el dólar registró una suba cercana al 15% en los últimos 60 días y la tasa endógena escaló desde el rango de 25/28 a niveles del 60% (con una oscilación entre 50% y 120%).

Vemos una sobreexposición a la dolarización de portafolios y una aversión al riesgo algo extrema, que habla más de sucesos pasados, como aquellas PASO, que de las definiciones políticas de los próximos días.

Por otro lado, así como creemos que el viento de cola político fue un factor fundamental para que el equipo económico pudiera llevar adelante el ordenamiento macro de los últimos 24 meses, una derrota mayor que la esperada (+5 puntos de diferencia a favor de la oposición) profundizaría y empeoraría el mal clima en la city.

Esta mayor latencia del “riesgo kuka” podría provocar una escalada de los conflictos financieros (pérdida de reservas y suba del riesgo país), macroeconómicos (caída de la actividad) y microeconómicos (suba de tasas de interés y caída del empleo).

A su vez, el Gobierno llegaría más debilitado a las elecciones de octubre, y, por el contrario, el peronismo volvería a tomar forma, abriendo una puerta a que los próximos dos años puedan ser complicados para el oficialismo.

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