El gobierno sigue profundizando su plan de desregulación de importaciones. Actualmente, la Secretaría de Coordinación de Producción estudia liberar la importación de maquinarias usadas para algunos sectores, como maquinaria agrícola, equipamiento médico y máquinas para el sector energético.
Así lo afirmó el Secretario de Transformación de Estado Maximiliano Fariña, cuando en comunicación con Radio Rivadavia en diciembre pasado, mencionó que su cartera y la de Pablo Lavigne, Secretario de Comercio, están estudiando modificar la reglamentación concerniente a la importación de bienes de capital usado.
Fariña anunció que habría novedades en las siguientes semanas, aunque todavía no hay definiciones: “Esto sucede en varios sectores: agrícola, sectores industriales y productivos. Por eso estamos trabajando para que las prohibiciones sean por temas de seguridad, y si quiere ingresar algo que tiene una garantía, está en buenas condiciones y (si el productor) lo quiere ingresar al país, que pueda hacerlo, siempre pensando que es lo necesario para generar más empleo y valor agregado”.
Por un lado, algunos sectores festejan la posible apertura. Fabián Castillo, presidente de la Federación de Comercio e Industria de la Ciudad de Buenos Aires (FECOBA), está a favor de que se abra la importación de maquinaria usada: “Necesitamos tecnología de punta para ser competitivos y exportar. Sino no podemos bajar los costos. Brasil y China tienen escala, nosotros tenemos que hacer la diferenciación en el producto, necesitamos maquinaria y repuestos, y muchos son importados”.
Sin embargo, el sector metalúrgico está en alerta por la potencial medida ya que afectaría a los productores locales. “El impacto de derogarlo es muy fuerte, porque permite que todo tipo de maquinaria y equipo usado pueda ingresar, por lo tanto la competencia es desleal”, afirman preocupados desde la Asociación de Industriales Metalúrgicos de la República Argentina (ADIMRA).
Los bienes importados podrían entrar al país a un precio más bajo del que cuesta producirlos frontera adentro. Aunque los usuarios de estos insumos se verían beneficiados por una mayor competencia y mejores precios, los productores internos se sienten en riesgo. “Los productores locales tienen una carga tributaria de más del 50%, un importador solo el 14% y una oficinita”, advierten algunos metalúrgicos.
Con respecto a la competitividad, desde diferentes sectores consideran que la ventaja de importar sería solo sobre los precios, porque es muy difícil tener la trazabilidad de los bienes usados, por lo que tranquilamente podrían importarse maquinarias en muy malas condiciones e insumos médicos que pudiesen terminar perjudicando los servicios de salud pública.
ADIMRA envió una carta al Secretario de Coordinación de Producción Pablo Lavigne, expresando su preocupación sobre la medida. ADIMRA alerta que permitir la adquisición de bienes de capital usados, no solo desalienta la inversión en tecnología de fabricación nacional, “también impacta negativamente en las empresas locales, comprometiendo su capacidad de competir y desarrollarse“.
“Esta medida afectaría a los fabricantes de maquinaria agrícola, de equipamiento para petróleo y gas, equipamiento médico, barcos, etc. Son más de 3.500 empresas que generan unos 70.000 puestos de trabajo directos“, alertan preocupados desde ADIMRA.
Más allá de las críticas de la asociación a esta iniciativa, los metalúrgicos están dispuestos a trabajar en posibles cambios que quiera realizar el estado en la materia. La asociación, sin embargo, aun no tuvo respuestas del secretario Lavigne.
Desde la Secretaría de Comercio, confirmaron a Clarín que se está evaluando esta medida pero que no darían más información hasta que se defina la política.
Enzo Iasevoli, presidente de la Cámara de Equipamiento Hospitalario de Fabricación Argentina (CAEHFA), no tiene dudas con respecto a las consecuencias de una posible apertura a las importaciones. “No conviene traer productos usados porque se destruye por completo la industria de equipos en Argentina, estamos hablando de muchos empleados en la calle. De hecho, ¿qué van a hacer los fabricantes? Lo peor es que también quieren desregular el tema de la importación de productos para cualquier empresa, sin considerar las habilitaciones de ANMAT”.
Desde otros sectores industriales advierten: “Sobre llovido, mojado. Ya abrieron la importación de productos y ahora quieren abrir la llegada de maquinaria usada. Ya ha pasado que importan chatarra, o no cumplen las normas. Varias industrias van a colapsar, como pasó con los ferrocarriles, que cada vez usaban insumos de peor calidad e importaban vagones rotos, y así se destruyó el tren”.
Resolución en vigencia 909/94
Actualmente rige la Resolución 909/94 para la importación de bienes de capital usado, que establece una serie de condiciones y alícuotas en base al producto a importar.
Por un lado, el Anexo I enmarca los bienes que deben tramitar previamente el Certificado de Importación de Bienes Usados (CIBU), que debe presentarse ante la Aduana al momento de importar. El CIBU tiene como fin analizar si esa importación afecta a la industria nacional existente sobre ese producto.
En segundo lugar, el Anexo II establece la prohibición para determinados bienes de capital de múltiples rubros como maquinaria para el sector agrícola, energético, salud, construcción y transporte, entre otros.
Finalmente, los bienes de capital incluidos en el Anexo III están exceptuados de tramitar el Certificado de Importación de Bienes Usados (CIBU).
Desde el sector metalúrgico señalan que hay espacio para continuar mejorando esta resolución. Sin embargo, “su eliminación no solo desalienta la inversión en tecnología de fabricación nacional, sino que también impacta negativamente en las empresas locales, comprometiendo su capacidad de competir y desarrollarse. Sumado al grave impacto en materia de seguridad y calidad para los usuarios que adquieran dichos productos”.
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