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28 septiembre, 2024

Salarios, empleo, pobreza y otras muestras del cuadro social

Está claro, o debiera estarlo, que unos cuantos de los problemas que hoy jaquean a Javier Milei vienen cocinándose hace rato y que han quedado como petrificados, lo cual lo libera de ciertas culpas y fogonea, a la vez, la movida de quienes acostumbran patear la pelota para afuera con el argumento de la responsabilidad ajena.

Cierto en su medida, porque si los problemas siguen en pie resolverlos le compete al Milei presidente y porque, además, no suena a políticamente inocuo ni saldrá gratis convivir con ellos o andar ninguneándolos.

Con la mira puesta en el error de Mauricio Macri de no arrancar con un balance del “muerto” que el kirchnerismo le había dejado, Milei afirma ahora: “La mano que nos tocó a nosotros fue, nada más y nada menos, que la peor herencia de la historia, tanto en materia fiscal y monetaria como en las múltiples dimensiones de la vida social argentina”.

Cosas del calendario, algo de este barullo cruzado acaba de reaparecer en estadísticas del INDEC que, si se quiere, pueden ser asimiladas a una descripción del panorama económico y social a casi diez meses del arribo del gobierno libertario. Y también polémicas si se quiere, en el hecho mismo de incluir el salto que la pobreza pegó en el primer semestre.

Para empezar, la evolución de los salarios entre fines de noviembre del 23 y julio pasado con el impacto de la devaluación de comienzos de diciembre incluido y una inflación acumulada del 135% como referencia.

Ahí tenemos que los sueldos de los trabajadores privados registrados, en blanco, pactados en paritarias y de los mejores del mercado aumentaron 128%, o sea, unos 7 puntos porcentuales por debajo de la inflación. También en blanco y acordados en paritarias, los salarios de los empleados públicos subieron 95% y así, apretados por el ajuste fiscal, perdieron por 33 puntos contra de los precios.

Y aun cuando a los asalariados informales y a los cuentapropistas no profesionales esta vez les haya tocado suba del 110% y rezago de 25 puntos, mejores que los números de los estatales, aquí ya estamos hablando de unos 8,5 millones de trabajadores no registrados, sin paritarias ni coberturas básicas y que perciben ingresos equivalentes a la mitad de los que cobran los asalariados privados formales. Desigualdad, a menudo pobreza y riesgo permanente a perder el empleo por este lado.

Siempre datos, lo que sigue en la serie del INDEC es el EMAE, un estimador de la actividad económica y una polémica definitivamente desatada.

Comparados con los registros generales de 2023, los de 2024 dicen caída del 3,1% en julio y 9 meses barranca abajo desde septiembre 23. En la industria, la cuenta marca 15 meses en rojo, 8 para la construcción y 9 en el comercio mayorista y minorista. Todo, en un conglomerado que reúne el 28% del PBI y concentra gran parte de la fuerza laboral.

Quienes prefieren ver el mes a mes de la estadística, sobre todo los funcionarios, anotan suba del 1,7% en julio respecto de junio y omiten que, en la misma metodología, también aparecen 8 rojos. Pero se plantan en el rebote del 1,7% para sostener que la actividad económica ha iniciado la recuperación, esto es, el repunte sobre el que machaca el relato oficial.

El punto clave en cualquier reactivación es que el empleo acompañe, o sea, la verdadera prueba del cambio que espera la gente según cuentan cada vez más las encuestas. Por ahora tenemos lo contrario: aumento de la desocupación del 6,2% al 7,6% entre el segundo trimestre del año pasado y el segundo de 2024 y subempleo del 11,8%.

De esto habla, justamente, un muy reciente informe de la Fundación Mediterránea. Revela que en los primeros cinco meses del 2024 se perdieron 156.282 empleos en relación de dependencia: 44.647 puestos en el sector público y 111.635 en el privado.

Acoplada va una infografía en la que de las 24 provincias del país, incluida como tal a la Ciudad Autónoma, sólo en dos aumentó el empleo formal entre mayo de 2023 y mayo de 2024; luego, en veintidós o en casi todas, cayó y en algunas cayó hasta el 18%, como en Formosa o casi el 13%, como en Tierra del Fuego.

La propia Secretaría de Trabajo alude a “una fase contractiva que ya se extiende nueve meses”, antes de reconocer la pérdida de 156.282 empleos que menta la Fundación Mediterránea.

Nada casual sino consecuencia pura dado el panorama a la vista, el último relevamiento del INDEC en supermercados cantó caída de las ventas a precios constantes del 12,3% en julio respecto de julio del 24. Y nueve bajas consecutivas desde noviembre del 24, de las cuales 4 superan el 11%.

Scentia, una consultora especializada en grandes cadenas de supermercados y autoservicios, anotó un bajón del 17,2% en agosto y otro del 10,6% desde enero. Sobre las ventas en el comercio minorista, la CAME, una entidad representativa de las pymes, advierte retroceso del 16,2% para el período enero-agosto en toda la línea: desde alimentos y textiles hasta ferretería y farmacia.

Finalmente, la pobreza en el 52,9% durante el primer semestre de 2024, la peor en 20 años y un golpe que ya sacude a casi 25 millones de personas en todo el país. La pobreza y las explicaciones de Manuel Adorni, el vocero presidencial convertido en ministro: “Nos dejaron implantadas un montón de bombas que iban a afectar la actividad (económica), los salarios reales y la inflación. Una herencia desastrosa, de las peores que hemos tenido”.

Nada nuevo y ninguna referencia concreta acerca del salto del 40,1 al 52,9% que hubo entre el primer semestre de 2023 y el primero del 2024 o los 6,2 millones de desocupados que se agregaron de un período al otro, según surge de las encuestas sobre las características socioeconómicas de la población que utiliza el INDEC.

Puesto de otra manera, falta aquí algo semejante a la explicación concreta e intencionada que Milei desplegó cuando apuntó decididamente al equilibrio de las cuentas fiscales, esto es, al corazón de su modelo económico. “Ajustar el déficit heredado de 15 puntos del PBI implicó que hiciéramos un recorte del gasto de alrededor de 90.000 millones de dólares”. Lo que se dice un shock violento, sin medir costos ni efectos y una muestra de rigor dedicada a los mercados.

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