El clima en MasterChef viene cargado desde hace semanas, pero ahora Emilia Attias decidió romper el silencio y describir cómo se viven realmente las cosas puertas adentro. En una entrevista reciente, la actriz expuso internas inesperadas que involucran a Wanda Nara y al jurado del programa, y que explican parte del malestar que sienten los participantes.
Uno de los temas más sensibles fue la salida de Valu Cervantes, quien dejó el certamen entre lágrimas. Emilia no solo confirmó que el grupo quedó golpeado, sino que describió una unión entre los concursantes que contrasta con el hermetismo del jurado y de la conductora.
“Cada persona que se va, la verdad que la grimeamos. Pegamos muy buena onda todos, real. Cuando se va alguien nos quedamos mal”, contó con sinceridad. Y agregó que incluso organizan reuniones fuera del programa: “Seguimos haciendo reuniones y vienen, porque quedó algo lindo. Y Balu fue muy querida también”.
Pero lo que más sorprendió fue lo que reveló sobre la actitud de Wanda y los jurados en esas reuniones y en la convivencia diaria. Ante la pregunta sobre si Nara participaba de los encuentros grupales, Emilia fue contundente:
“No dejan mucho que el jurado y Wanda se metan con nosotros. Es re loco, pero lo entiendo. Es parte de las reglas del certamen”.
Según su relato, esa distancia no es casualidad ni capricho. Emilia explicó que el equipo de producción impone límites estrictos para evitar favoritismos y filtraciones sobre pruebas futuras: “Supongo que debe ser una distancia profesional, para no generar confianza, amistades o que mañana nos digan ‘se va a cocinar tal cosa’. Y la respetan bastante bien todos”.
Aun así, la frialdad de la estrategia genera sensaciones encontradas entre los participantes. Emilia, que hace poco rompió en llanto en pleno programa, remarcó que más allá de ese muro invisible, el jurado y Wanda son “muy amorosos”, pero la distancia se mantiene “a rajatabla”.
En el estudio donde se comentó su entrevista, los panelistas no se mostraron del todo convencidos. Antes de presentar la nota, uno lanzó una frase picante: “No le cree. No le cree…”, insinuando que la versión de Emilia puede ser apenas la punta del iceberg.
Otro de los debates encendidos tuvo que ver con si esta estrategia de “no mezclar” es exclusiva de MasterChef o una práctica común en la televisión. En el piso lo compararon con otros formatos y coincidieron en algo: muchos conductores evitan generar confianza con los participantes para asegurar reacciones espontáneas al aire.
El testimonio de Emilia, sin embargo, dejó flotando un interrogante: ¿La distancia es profesional… o hay tensiones que todavía nadie quiere decir abiertamente? Por ahora, lo único claro es que Emilia Attias rompió el pacto de silencio y dejó ver un lado del programa que nunca se muestra: emociones intensas, internas, y una convivencia donde todos caminan con cuidado para no cruzar la línea de lo permitido.
