Como en aquellas noches de bendecidos estrenos, hubo reapertura de gala en el Teatro Presidente Alvear: alfombra roja, Mirtha Legrand, flashes, famosos y besos voladores.
Un frío escandinavo puso todo el acto en FF y entre las 19 y las 20 pasó rauda la fauna artística y política con un telón de fondo de protesta insoslayable. El griterío confundía devoción con repudio.
En términos teatrales podría hablarse de una involuntaria «experiencia inmersiva», donde los actores tenían que revitalizar sus sonrisas de dientes fosforescentes para captar la atención: una presunta ONG protestaba contra la fórmula Larreta y Morales. Lo hacía a metros del teatro, pero no con cantitos de cancha, sino con coplas alusivas a los candidatos.
La primera obra que se puede ver, Edmond, cuenta la historia de cómo se escribió Cyrano de Bergerac. Esta versión local de la pieza se estrenó interpretada por Miguel Angel Rodríguez, Felipe Colombo y Vanesa González.
Un reflector a lo Ciudad Gótica pegaba contra los edificios de enfrente. La fila de famosos sobre Corrientes era el deleite de fisgones y cholulos. Una hilera prolija y civilizada de figuras que desembocaba en un gazebo. De ahí, directo a la alfombra roja iluminada de cámaras.
Detras de un vallado, entre los manifestantes políticos, había gente común y silvestre levantando los teléfonos para retratar el equivalente a cien elencos. Había de todo. ¿Ese es Larry de Clay? «¡Sí, papá, Larry…!» Ricky Pashkus estaba por pasar a la alfombra roja, pero el Chavo Fucks pidió permiso y se le coló. Estaba apuradísimo, se ve.
Pachano, serio o recién levantado, entra en escena. A Pachano le piden que espere un segundo. Se ve que era el turno del ministro Avogadro.
El momento de mayor revuelo, antes de la llegada de Mirtha, fue con una suerte de reverencia hacia José Sacristán, todo un galán maduro escoltado por varias mujeres y un arlequín. Sacristán tiene unas piernas finitas que bailan rock en el corderoy. Un caballero, el visitante español que está representando una obra en Buenos Aires, se hizo todo el tiempo del mundo para posar mientras mostraba con orgullo la entrada al teatro.
Las estrellas del Alvear
El Alvear fue inaugurado por primera vez el 22 de abril de 1942. Es el segundo más grande del Complejo Teatral de Buenos Aires (CTBA), después del San Martín, y tiene una capacidad de alrededor de 800 espectadores, distribuidos en platea, pullman, tertulia y un sector de palcos.
Por su escenario pasaron Tita Merello, Mariano Mores, la orquesta de Anibal Troilo, Roberto Goyeneche, Hugo Midón y Roberto Carnaghi, entre muchos otros.
Buscando combinar oficios tradicionales con nuevas tecnologías, Ascar tomó como punto de partida revitalizar las formas orgánicas de la arquitectura original del auditorio, incluyendo la paleta cromática recuperando materiales tales como bronces, madera y colores originales de pintura.
¡Momento! Llega Jorge Macri, acompañado de María Belén Ludueña. Pobre Eleonora Wexler: quedó compartiendo alfombra roja con la pareja política y miraba como diciendo: ¡¿es necesaria semejante coincidencia?!
A un agente de prensa conocido le llegó el dato: «Está en el Mercedes Benz». En un segundo, los de la protesta se callaron, el cerco desapareció casi por arte de magia y entró el auto que traía a Mirtha Legrand. Los de Seguridad se pusieron nerviosos. «Podés correrte, boludo…», le pidieron amablemente a este cronista.
Aullidos, saludos, fotos y más fotos, Mirtha, que sabe mirar al costado, dirigió su cara hacia la tribuna y se metió, abrigada de Polo Norte. Una vez en el hall del teatro volvió a sonreír. Y lo hizo como en los almuerzos.
POS