Mucho antes del guante sin dedos de Madonna. O de la botamanga corta mostrando los zoquetes blancos de Michael Jackson. O del saco arremangado de Don Johnson en División Miami. O del arito con forma de cruz y la barba de tres días de George Michael. O del pañuelo blanco en la mano izquierda de Pavarotti. Mucho, mucho antes que todo eso estuvo el chupetín de Kojak.
Una indeleble marca de agua para el feroz e inteligente detective griego del sur de Manhattan que componía Telly Savalas y que durante cinco temporadas hizo furor en la televisión de más de 70 países. El pelado más sexy y audaz que haya dado la televisión en toda su historia.
Artistótelis (con i final) Savalas (Telly para los amigos) fue un actor que jamás en su vida estudió actuación. Ni falta le hacía. Él mismo ya era un actor de nacimiento, y lo sabía. Fue el segundo de cinco hermanos producto del matrimonio entre Christina Kapsalis, una actriz nacida en Esparta y Nick Savalas, el dueño de un pequeño restaurante griego en Nueva York.
Telly junto a sus cuatro hermanos hacían de todo para ayudar a la tambaleante economía familiar, impactada bajo la línea de flotación por el famoso crack de Wall Street, en los años ’30.
Lustraban zapatos en la calle, hacían mandados por monedas o vendían periódicos y de esa manera los hermanitos Savalas conocieron bien pronto lo que era ganarse un lugar a los puñetazos en las despiadadas calles de los barrios bajos, en La Gran Ciudad. Algo que muchos años después le serviría a Telly para componer al detective Theo Kojack (al principio se escribía con C, letra que luego fue eliminada nadie sabe por qué).
Durante la Segunda Guerra Mundial Telly fue despachado al frente en Europa como socorrista, y volvió ileso. Nunca quiso hablar de lo que había hecho en la guerra, ni siquiera a su familia o círculo más íntimo. Lo cual hasta el día de su muerte despertó el rumor de que había trabajado como espía.
Pero Savalas, (bastante reacio a realizar trabajos que le disgustaran), se propuso un buen día ser actor. Correría mucha agua bajo el puente hasta que pudiera lograrlo.
Telly Savalas como «Kojak». Los chupetines surgieron como respuesta a un pedido de no fumar tantos cigarrillos en la tele.
Los papeles iniciales: noticias y entrevistas
Lo primero iba a ser un paso por la radio. En 1952, y a través de un amigo, consiguió meterse en La voz de las Américas, la emisora radial internacional más grande y antigua, financiada por el gobierno federal de los Estados Unidos que aún sigue funcionando.
Pero él quería algo más que pasar noticias, y así le llegó la oportunidad con un programa radial llamado La cafetería de Teddy, que entre infomerciales también le permitía realizar algunos reportajes a figuras del momento.
Como el que le hizo a la diva Ava Gardner, en plena pareja con Frank Sinatra haciéndola confesar que no lo estaba pasando nada bien al lado de La Voz. Después pasó a la cadena ABC de radio y fue el productor ejecutivo (y la voz) de La cabalgata deportiva Gillette. Lo siguiente fue el teatro. Telly, hay que decirlo, arrancó acá con el pie izquierdo.
Alquiló el viejo teatro Standford, en Connecticut y subió una obra que duró tanto como los pocos dólares que había ahorrado. O sea, nada. Pero lo bueno estaba por llegar.
Un amigo le consiguió un pequeño papel en una película junto a Burt Lancaster titulada Los jóvenes salvajes (John Frankenheimer, 1961) y a pesar de que el director no lo quería en su filme terminó aceptándolo a regañadientes. Lo más importante no fue la película en sí misma, sino la amistad que trabó inmediatamente con Lancaster, que lo recomendaría para otras filmaciones.
La gran oportunidad en cine le llegó con La más grande historia jamás contada (1965), donde Savalas debía interpretar por primera vez un papel interesante.
“La llamé a mi madre -contó luego Telly- y se puso muy contenta porque pensó que yo iba a hacer de Cristo. Le dije: ‘No, no, madre, me han ofrecido el papel de Poncio Pilatos’. Hubo un silencio en el teléfono y ella dijo ‘Está bien, pero al menos trata a Jesús con compasión’”.
¿Por qué te pelaste?
Telly Savalas, con anteojos y parte del elenco de «Kojak». Foto: APPara esta película el director George Stevens le pidió a Savalas que, puesto que ya tenía una calvicie avanzada, se rasurara por entero la cabeza, para dar mejor en el papel de Pilatos. Y así nació el famoso physique du role que iba a acompañarlo hasta su muerte.
Así despega definitivamente la carrera de Telly Savalas como actor. A tal punto que hasta 1973 llevaba filmadas 25 películas en toda clase de papeles.
Prácticamente no daba abasto, tanto que se dio el lujo de rechazar el papel principal en el filme Patton, que en 1970 se llevó nada menos que siete premios Oscar de la Academia. Algo de lo que luego se arrepintió toda su vida (si pueden ver la película notarán que la actuación de George C. Scott es prácticamente una imitación del estilo Savalas).
Y fue precisamente en aquel año de 1973 cuando recibió una llamada de su agente diciéndole que el productor y guionista Abby Mann había pensado en él para protagonizar un telefilme de hora y media basado en unos famosos asesinatos que algunos años atrás habían conmovido a Nueva York: “Los crímenes Marcus-Melson” .
En esa cinta Savalas debía encarnar a un teniente de policía del Precinto 13, en el Sur de Manhattan, cuyo nombre era Theo Kojack.
Mann había recibido el Premio Oscar como Mejor Guion Adaptado por El juicio de Nuremberg (Stanley Kramer, 1961) y también tenía una vasta experiencia como productor en televisión. Lo que Telly no sabía era que el papel principal en ese filme policial, que se convertiría en el piloto de la futura y exitosa serie Kojak, se lo habían ofrecido en primer término nada menos que a Marlon Brando.
Pero éste, fiel a su estilo, lo había rechazado de plano.
Con «Kojak», Telly Savalas llegó para imponer las series policiales más realistas.
¿Cómo se explica el éxito de Kojak en televisión?
En primer lugar, las series del Oeste, que habían sido furor durante la década del 60, con títulos como La ley del revólver, Maverick, Cuero Crudo, Caravana, Bonanza y Chayanne, ya venían en franco declive comenzados los ’70. El público, aburrido, quería ahora historias reales, dramáticas, y sobre todo policiales.
Ese iba a ser el escenario para una docena de series de policías con mayor o menor éxito, entre las que vale citar a Baretta (detective italiano), Starsky & Hutch (los detectives judíos), el adorable y desgreñado Columbo (Peter Falk) o incluso Ironside (Raymond Burr en silla de ruedas) que destronarían a los añejos vaqueros.
¿Sabían ustedes que Kojak no usaba chupetines durante los primeros capítulos?
Así es, sólo fumaba unos cigarritos oscuros y delgados. Lo que ocurrió fue que en aquel momento el gobierno comenzó una campaña para eliminar las publicidades de tabaco de la televisión, habida cuenta del increíble aumento de casos de cáncer de pulmón que se venían observando en la población.
Y entonces Telly, ni lerdo ni perezoso, tuvo aquella ocurrencia. Inmediatamente la venta de chupa-chups en todo el país se dispararon a la estratósfera.
También hay que resaltar que la tevé no le era ajena al actor de ascendencia griega. Antes de estelarizar Kojak, él ya había aparecido como estrella invitada en capítulos de El fugitivo, Bonanza, La dimensión desconocida, Los intocables y hasta en El agente de C.I.P.O.L. Así se había convertido en una cara reconocible (y simpática) para el público familiar.
El éxito de Kojak
La serie Kojak duró 5 temporadas, compuestas de 110 capítulos. La fama ahora parecía sonreírle y los dólares entraban de a millones.
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Tratando de resolver un caso.
Tanto que en un momento de la serie y como condición para continuar con su papel, Telly les planteó a los productores la necesidad de incorporar como actor a George Savalas, uno de sus hermanos, que estaba sin empleo después de haber sido chofer de taxis. De esta manera aparece el agente Demóstenes Stavros en escena, un regordete detective algo tontón que colabora con el escuadrón que lidera Kojak.
El escenario típico de la serie era una ciudad de Nueva York dominada por bandas de gangsters y librada a todo tipo de criminalidad, a comienzos de los ’70.
Suciedad en las calles, sobornos políticos y persecuciones se mezclaban con los arranques donjuanescos del teniente, quien había acuñado una famosísima frase para seducir a las mujeres: “¿Who loves you, baby?” (¿Quién te ama, cariño?).
Es que también fuera de cámaras Telly realmente había impuesto un tipo de hombre distinto que atraía mucho al género opuesto. Simpático, entrador, conquistador, ganador… ¿Qué más se podía pedir?
El vestuario de Kojak era un asunto aparte: elegante traje de tres piezas con chaleco, un sombrero Bailey Country de ala corta (la fábrica Bailey Hollywood fue fundada en 1922 y vestía la cabeza de los más grandes actores del cine desde entonces), zapatos acordonados, corbata y en la sobaquera un revólver Colt Detective Special.
Para perseguir delincuentes confiaba en la potencia de su Sedán Buick Century 455 color marrón oscuro y cuando la cosa se ponía espesa sacaba la sirena por la ventana y la pegaba al techo con su sopapa. Apretaba el acelerador… ¡y delincuentes a correr!
Porque con “Kojak” no había segundas oportunidades.
A través de esos más de cien capítulos desfilaron por la serie como invitados, entre muchos otros Richard Gere, Irene Cara, Yvonne Craig (la Batichica de 1967), Shelley Winters, Christopher Walken, Harvey Keitel, Paul Anka y hasta el mismísimo Sylvester Stallone. Y un Paul Michael Glaser joven, antes de convertirse en Starsky.
Todos querían participar del éxito televisivo del momento. Tanta popularidad ganó la serie que hasta la Reina de Inglaterra en un reportaje se declaró fan de Kojak.
En medio de semejante tsunami de fama, Telly comenzó entonces a darse algunos gustos. Para empezar, compró un caballo de carreras. Un pura sangre que llamó Telly´s Pop y que ganó algunas carreras. Pero tenía en mente un deseo que lo acompañaba desde su adolescencia: ser un cantante y grabar discos.
Cuatro álbumes fueron publicados por el nuevo ídolo calvo, incluido uno que tituló, obviamente ¿Quién te ama, cariño?
Telly no era un gran cantante, pero su voz era grave y cavernosa, y completaba el cuadro de macho conquistador que tanto excitaba a su público femenino.
Hizo algunas temporadas en Las Vegas y hasta cierta noche se dio el gusto de tener a Sinatra entre su público. Dicen que luego del show Frankie se acercó a su camarín y le dijo cordialmente: “¿Qué hace un policía como tú en este lugar?”.
El último capítulo de Kojak se emitió el 18 de marzo de 1978. Cumpliendo con ese viejo refrán estadounidense que dice “Easy comes, easy goes” (Fácil llega, fácil se va), el público dejó de interesarse en el teniente Teo Kojak.
Iban a venir luego una serie de ocho películas (telefilmes) que los fanáticos atesoran hoy como un Santo Grial. El agente artístico de Savalas, para entonces, encontraba casi todas las puertas cerradas. Nadie quería contratar a un actor que estaba tan íntimamente ligado a su personaje.
Jennifer Aniston. Su padrino de bautismo no fue otro que Telly Savalas. Foto: EFE Entre las curiosidades en la vida de Savalas hay que decir que se casó tres veces y tuvo seis hijos. Y que fue el padrino de bautismo de Jennifer Aniston (si, la rubia de Friends). Ganó un Premio Emmy como Mejor Actor de Televisión en 1974. Era fanático del póker y perdió buena parte de su fortuna con ese juego.
En el Paseo de la Fama de Hollywood hay una estrella con su nombre, que los fans visitan cada año para el aniversario de su muerte.
Telly Savalas murió en la mañana del 22 de enero de 1994, un día después de cumplir 72 años, de un cáncer de próstata. Y sus tres mujeres y todos sus hijos estuvieron junto a él (un rito muy griego) en el momento de trascender. Dejó una herencia de casi 10 millones de dólares que provocó graves problemas familiares en la repartija.
A su entierro asistieron grandes figuras como Angie Dickinson (Mujer policía), su gran amiga, Frank Sinatra, Jennifer Aniston, los actores Kevin Dobson (en la serie el detective y mano derecha Kevin Crocker) y Dan Frazer (el recordado capitán Frank McNeil de Kojak).
En 2005 hubo un intento de reflotar el show televisivo, esta vez con un Kojak negro (el actor Ving Rhames), pero duró lo que un chupetín en la boca de Savalas.
Y hablando de chupetines, la empresa española de golosinas Fiesta sacó hace años al mercado (y siguen estando) los chupa-chups Kojak, que vienen en 7 sabores. Aunque el preferido de los fans, claro, es el de cola. El mismo que saboreaba el calvo teniente.
Nos quedará por siempre el recuerdo de ese tipo duro pero afable, de sonrisa socarrona y cabeza brillosa que aún hoy desde alguna plataforma de streaming retro nos sigue diciendo “¿Quién te ama, cariño?”. Kojak, por siempre.