Hasta la llegada de la pianista china Yuja Wang a los escenarios del mundo, nunca la vestimenta de un pianista había sido un tópico de discusión tan intenso.
¿Puede interferir lo que se ve con lo que se escucha en un concierto? ¿Cuánto? ¿Distracción o tensión dramática?
Yuja Wang parece una diva pop. Lejos de la discreción de los atuendos formales, sobrios, que suelen lucir los pianistas clásicos en general, ella prefiere tocar con vestidos cortos y ajustadísimos, tan ceñidos que parecen tatuados al cuerpo, unos tacos aguja de 10 centímetros.
El maquillaje y peinado son acorde a la vestimenta, que puede variar entre un estilo de dominatriz –apenas cubiertos o directamente descubiertos sus muslos, pecho y espalda-, o de bailarina de pole dance, o “stripper”, según observó Jay Nordlinger, crítico de New Criterion, cuando Wang salió a tocar con un “vestido rojo más corto que corto, que apenas le cubre el trasero”.
YUja Wang. La pianista china, de 31 años, en el Teatro Colón, el 8 de octubre de 2018, dentro del ciclo de Mozarteum Argentino. Foto gentileza Liliana MorsiaEs frecuente que las cantantes cambien de vestuario en un recital, pero no los pianistas, excepto Yuja Wang, que suele usar diseños de Roberto Cavalli y tacos de Louboutin.
Niña prodigio
Una década atrás dijo: “Tengo 26 años, así que me visto de 26. Podré vestirme con faldas largas cuando tenga cuarenta”. Fue en reportaje del London Telegraph cuando el periodista le preguntó sobre su preferencia “por los vestidos arriesgadamente cortos y ceñidos”.
YUja Wang. La pianista china, de 31 años, en el Teatro Colón, el 8 de octubre de 2018, dentro del ciclo de Mozarteum Argentino. (Foto: Liliana Morsia) buenos aires Yuja Wang pianista china musica musico concierto en el teatro colonHoy Wang tiene 36 años, un cuerpo igualmente escultural y sigue jugando con su desafiante sensualidad en los escenarios de los principales teatros del mundo.
Es una de las pianistas más célebres, y ya no escandaliza a los críticos, como sucedió con Mark Swed cuando escribió en Los Ángeles Times en 2011 que si Wang hubiese salido con una pollera más corta, “el Hollywood Bowl se habría visto obligado a restringir la entrada a cualquier amante de la música menor de 18 años que no esté acompañado por un adulto”.
Claro que la audacia de Wang va mucho más allá de desafiar el código de vestimenta de la sala de conciertos. Fue niña prodigio y construyó su carrera interpretando Tchaikovsky, Rachmaninoff, Prokofiev.
Luego fue ampliando su repertorio, que incluye el reciente estreno mundial del Concierto para piano N° 3 de Magnus Lindberg en San Francisco. Estrenó y grabó Must the Devil Have all the Good Tunes?, de John Adams, con la Filarmónica de Los Ángeles bajo la batuta de Gustavo Dudamel y recibió un Premio Opus Klassik en 2021.
La temporada pasada incluyó en su gira obras de Beethoven, Ligeti y Schönberg, y sorprendió al público una vez más con su estilo, habilidad técnica y arte excepcional. En 2017 fue reconocida como Artista del Año de Musical America.
Yuja Wang, la pianista china en su visita a los 31 años, en el Teatro Colón, en 2018, dentro del ciclo de Mozarteum Argentino. Foto gentileza Liliana MorsiaRecientemente hizo una presentación maratónica de Rachmaninov en el Carnegie Hall junto al director Yannick Nézet-Séguin y la Orquesta de Filadelfia para celebra los 150 años del nacimiento del compositor. Tocó los cuatro conciertos para piano más la Rapsodia sobre un tema de Paganini en una tarde. La gente hizo largas colas para comprar entradas.
Yuja Wang nació en 1987 en Beijing, hija de padre músico y madre bailarina, empezó a actuar en público a los seis años. Solía llevarse el primer premio de cada concurso al que se presentaba. A los nueve años ingresó en el conservatorio de Beijing y cuando era una adolescente de catorce años se mudó a Canadá para estudiar en un conservatorio en Calgary.
Lo determinante para su carrera sucedió cuando se mudó a Filadelfia, ingresó al Instituto Curtis y empezó a estudiar con el pianista Gary Graffman, que sabía muy bien reconocer un talento. “Era extraordinaria entre estudiantes notables. Ella no tocaba como un prodigio. Tocaba como una artista acabada”, dijo Graffman a Janet Malcom en una entrevista para el New Yorker.
Una carrera vertiginosa
Su carrera comenzó a desarrollarse rápidamente. Y un día, el caprichoso destino la cruzó con Martha Argerich: la extraordinaria pianista argentina canceló un concierto en el último minuto y Yuja la reemplazó en 2007 cuando todavía era estudiante en Curtis.
Yuja Wang posa después del ensayo del Concerto N° 1 de Tchaikovsky’ en el Festival George Enescu en Bucarest. Foto: Daniel Mihailescu.Aprendió velozmente el Concierto para piano N° 1 de Tchaikovski y fue la solista de Orquesta Sinfónica de Boston, bajo la dirección de Charles Dutoit. Aunque el público estaba decepcionado por no encontrar en el escenario a la leyenda del piano, Yuja logró conquistarlo. Esa actuación la catapultó a la fama y alcanzó reconocimiento internacional.
Sus interpretaciones nunca resultan indiferentes. Dueña de una técnica deslumbrante, Wang se destaca por su estilo personal y su enfoque innovador en la interpretación de obras clásicas. A veces desafía las convenciones tradicionales al ofrecer interpretaciones frescas y provocativas de piezas conocidas, lo que valió tanto elogios como críticas.
Uno de los aspectos que es criticado con frecuencia es su inclinación hacia la velocidad extrema y la técnica virtuosística sobre la profundidad interpretativa y la expresividad musical. Si bien su destreza técnica es indiscutible, para algunos críticos su enfoque en la velocidad termina eclipsando otros aspectos esenciales de la música, en particular en algunas piezas de Chopin y Rachmaninov.
El lunes 11 Yuja se presentará por segunda vez en el escenario del Teatro Colón -la primera fue para el Mozartetum argentino en 2018- .en el ciclo de Conciertos Extraordinarios, donde interpretará obras de Schubert y Chopin
Wang sabe que ni siquiera su diminuto vestido y sus zapatos deslumbrantes podrían eclipsar la profunda belleza que es capaz de proyectar en sus interpretaciones muchas veces electrizantes.
Se trata de un juego, la vestimenta, la moda, es una expresión más de su individualidad artística y otra manera de intensificar la experiencia musical, generando una tensión entre lo que se ve y se escucha.
Después de todo, desde siempre, en los conciertos se escucha y se mira.
Ficha
Conciertos Extraordinarios
Yuga Wang, piano
Sonata para piano Nº 20 en la mayor D 959, de Franz Schubert
Balada N° 1, Nº 2, Nº 3 y Nº 4, de Frédéric Chopin
Lunes 11 de marzo a las 20
Sala: Teatro Colón