El jueves 5 de septiembre se estrena en la Argentina, por dos únicas semanas, el documental Traslados, dirigido por Nicolás Gil Lavedra. Las proyecciones tendrán lugar en exclusivo en la sala Cine Arte Cacodelphia.
Traslados habla de los vuelos de la muerte. Y se nutre de testimonios de ex detenidos, familiares, periodistas y especialistas, de Estela de Carlotto y del piloto, director y actor Enrique Piñeyro sobre el regreso, en 2023, de uno de los aviones utilizados en los Vuelos de la muerte al país, el SKYVAN PA51. La producción general estuvo a cargo de Zoe Hochbaum y Milagros Hadad.
El documental cuenta con un extenso archivo, animaciones e imágenes no vistas anteriormente. Está el hallazgo de los cuerpos de las monjas francesas Léonnie Duquet y Alice Domon, la infiltración del militar Alfredo Astiz en las Madres de Plaza de Mayo y el testimonio del Premio Nobel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel.
Lo que sigue son fragmentos de una entrevista que mantuvimos con Nicolás Gil Lavedra, que en ficción ha dirigido Verdades verdaderas, la vida de Estela, Las grietas de Jara, sobre la novela de Claudia Piñeiro, y Como el mar.
El filme presenta entrevistas y reconstrucciones. Foto Prensa-¿Cuál fue el origen del proyecto?
-Mientras estaba terminando la edición de mi última película, Como el mar, fui convocado por Zoe Hochbaum, de Orca Films, quien desde su adolescencia había querido hacer algo audiovisual sobre este tema. Para mí, fue un «sí» inmediato. Aunque nunca había hecho un largometraje documental, el tema que íbamos a tratar y el equipo que se estaba formando me daban toda la seguridad de que podíamos lograr un producto interesante.
-¿Cómo conseguiste las imágenes de archivo?
-En marzo del año pasado comenzamos la investigación, a cargo de Eduardo Anguita. Realizamos varias tandas de rodaje, mientras que, en paralelo, el editor Santiago Parysow iba armando la película. Eso nos ayudó mucho, porque mientras encontrábamos la estructura que finalmente tendría, filmábamos recreaciones y estudiábamos qué voces nos faltaban para contar lo que fue este mecanismo siniestro.
Nicolás es hijo del abogado, juez y político Ricardo Gil Lavedra.-¿Cuánto tiempo te demandó la película?
-Terminamos las entrevistas en septiembre. Y ya en diciembre teníamos un corte con el que estaba muy conforme. Este año trabajamos algunos meses más en la edición y después en la post producción. En total fue un año y medio.
Empezó en Cannes
-¿Qué recorrido internacional por festivales va a tener?
-Lo de los festivales es complejo, porque recién en septiembre empiezan a anunciar algunas invitaciones que tuvimos. Estamos teniendo invitaciones para proyecciones especiales y para competir en festivales, pero no podemos decir nada hasta que no lo anuncien ellos. La presentamos, en mayo, en el Marché du film, en Cannes.
Los llamados vuelos de la muerte -arrojaban a detenidos durante la última dictadura al Río de la Plata- es uno de los ejes del documental.-Una obviedad, pero ¿por qué creés que es necesaria tu película?
-A medida que íbamos filmando las entrevistas y trabajando en edición, la película se fue volviendo cada vez más necesaria. Yo nací en diciembre del ‘83, y nunca me imaginé que la Argentina, y menos en democracia, podía haber en alguno de los poderes (sea Ejecutivo, Legislativos, o Judicial) quien pudiera reivindicar a los militares. Me duele pensar que el último gobierno democrático que vivió Norita Cortiñas haya sido uno en el que se reivindica el rol de las Fuerzas Armadas, y solamente se habla de excesos, y no de terrorismo de estado.
Encima, hoy se está hablando de proyectos que se mueven entre las sombras para dejar en libertad a represores. A Astiz, por ejemplo, que tiró de un avión a las fundadoras de Madres de Plaza de Mayo, a dos religiosas francesas.
«La identidad, la búsqueda de la verdad, de la justicia siempre fueron temas que me conmovieron», dice Gil Lavedra.Ojalá que mucha gente pueda ver esta película y comprender que los vuelos de la muerte fueron un mecanismo, una metodología precisa para el asesinato y la desaparición de personas. El mar devolvió varios cuerpos, que aparecieron tanto en la Argentina como en Uruguay, y esto fue lo que permitió que se pueda probar, que pueda haber condenas.
-¿Cuánto sentís, y de qué manera, tu papá -Ricardo Gil Lavedra integró el tribunal que en 1985 realizó el Juicio a las Juntas- influyó en tus selecciones temáticas y artísticas?
-Muchísimo. Soy quien soy de alguna manera por mis viejos. El juicio a las juntas en el caso de mi papá, y la colaboración de mi mamá -Rosario Llambías- en las primeras restituciones de nietos. Toda esa información siempre estuvo en mi casa, y siempre fue un tema que me conmovió: la identidad, la búsqueda de la verdad, de la justicia. Llegué a estudiar Derecho cuatro años, trabajé en tribunales, y después pude romper con todo y dedicarme a lo que más me gustaba, que es contar historias.