Cuando desde arriba del escenario se la está pasando bien, es más fácil contagiar a la platea (y llegar hasta el pullman, allá lejos). School of Rock les permite a sus intérpretes, sobre todo a los chicos, divertirse. No es un musical de antología, es una obra simple, sencilla con el rock de fondo y en primer plano, con chicos que cuestionan a sus padres de no escucharlos y con un hitazo, al que le cambiaron la letra.
Es sabido que para que las letras “entren” en la melodía en su traducción, hay que tener ingenio, olfato y poder de síntesis. Escuchar Stick it to the Man, el tema más conocido de School of Rock, traducido como “Vos tomá el poder” es raro. Y no porque lo interpreten mal. Para nada. Es de lo poco objetable de la puesta.
School of Rock, el musical, es una adaptación sumamente fidedigna del guion de la película de Richard Linklater (2003), con Jack Black como Dewey Finn, claro que con actualizaciones. Estrenó en el Winter Garden de Broadway, como lo había hecho Cats, otro éxito rotundo de Andrew Lloyd Webber, pero que avejentaba con el tiempo, como no sucedió con Evita o el imbatible El Fantasma de la Opera.
Excepto Evita, por razones fáciles de entender, aunque no compartir, las otras obras musicales mencionadas (a los detractores del autor les gusta llamarlas “poperettas”) se estrenaron en Buenos Aires. Y ahora llega School of Rock.
Mucha diversión arriba del escenario, que llega a la platea. Fotos prensaPara quienes se sientan extrañados de que el compositor británico haga la música de una comedia rockera, habrá que recordarles que hizo Jesucristo Superstar (una bomba en el teatro El Nacional impidió su estreno en la Argentina). Y el autor del libreto (Julian Fellowes), es el mismo guionista ganador del Oscar por Gosford Park y de la serie Downtown Abbey.
Las comparaciones con Matilda surgen rápidamente, no sólo porque estrenó en la misma sala (Gran Rex) y cuenten con elencos infantiles o preadolescentes -aquí, los chicos no solo cantan sino que tocan instrumentos en vivo-. Comparten muchos de sus productores, la dirección de Del Mastro y transcurren en colegios (primaria Matilda, secundaria School of Rock).
Y tanto a los alumnos de ahora como a los compañeros de Matilda, quien los salva del aburrimiento y las reglas rígidas es un personaje distinto al resto. No, Dewey no tiene telequinesis ni parece ser demasiado inteligente, pero sí sabe cómo liberar a los chicos del colegio de elite al que ingresa como profesor suplente.
Dewey («Soy Rada») y los alumnos. Hay tres elencos de niños que alternan en las funciones.Por si no vieron la película, Dewey, que vive en un cuarto del hogar de su amigo Ned, atiende un día su teléfono fijo y se hace pasar por su amigo. Es que a Ned le ofrecen un salario de mil dólares como profesor suplente. Y él no sólo necesita el dinero para afrontar el alquiler (otra que Rent), sino que quiere competir en una Batalla de bandas, y de la que él mismo creó lo acaba de echar otro amigo, Theo.
Una vez en el aula, Dewey, que no tiene la menor idea de lo que debe enseñar a sus alumnos, decide aprovechar cada minuto en prepararlos, ya que son todos eximios músicos, para la batalla de las bandas de la que se quedó afuera.
Que los chicos se prendan en su invitación obedece más a que Dewey es un simpático que le pone energía a todo, pero más que sabe escuchar y sacar lo mejor de cada uno de los chicos.
Angela Leiva, como la directora del colegio, canta decididamente muy bien.También, como decíamos antes, los libera de las reglas estrictas del colegio.
Entre los personajes está la directora Rosalie Mullins (Angela Leiva), que de a poco se relajará y recuperará la chispa de su adolescencia, y entre los chicos, hay varios para destacar. En la función que vi (hay tres elencos alternativos de niños), Ambar Denise Rodríguez Moreno, como Summer, la que de entrada no quiere que nada cambie, Eugenia Castañeira, como la calladita Tomika, más Demian Grosman, Benito Sparapani, bah, y el resto de los niños, se luce, toquen o no toquen instrumentos.
Aristarán, el corazón de «School of Rock»
En cuanto al elenco de adultos, Agustín “Soy Rada” Aristarán, que había encarnado a Tronchatoro en Matilda, le da a Dewey toda la desfachatez necesaria. No, no se parece en su físico a Jack Black (Migue Granados iba a interpretarlo en 2020, pero llegó la pandemia…) y está todo, pero todo el tiempo en escena.
Aristarán y Tripel, que tiene un papelito, pero reemplaza al primero en algunas funciones.Angela Leiva, que viene del palo de la musica tropical, canta muy bien, mientras Sofía Pachano pelea con el personaje más arquetípico de la obra, Patty, la pareja de Ned (Santiago Otero Ramos).
Y si bien se lleva muchísimos aplausos, el papel de Germán “Tripa” Tripel, Theo, es cortísimo. El ex Mambrú se desquita cuando alterna con Aristarán el personaje principal, y quedan 9 funciones para verlo, la primera, este jueves a las 20.
En el aire. Los chicos bailan, cantan, tocan música y, sobre todo, se divierten.Aquí, las coreografías de Analía González, de la compañía El Choque Urbano y premiada con el Konex, son muy buenas, y sí, comparando con la puesta de Broadway, Jorge Ferrari en la escenografía se ajusta con el presupuesto que tienen los musicales en nuestro país.
Pasaba en Legalmente rubia, cuando el dinero se destina a otros rubros, olvidándose que los musicales entran por los oídos, pero también por los ojos. Pero tal vez me haya puesto muy exigente, porque en síntesis, School of Rock es de los mejores musicales en cartel.
“School of Rock”
Muy buena
Comedia musical. Texto: Julian Fellowes. Música: Andrew Lloyd Webber. Letras: Glenn Slater. Dirección gral.: Ariel del Mastro. Con: Agustín “Sou Rada” Aristarán, Angela Leiva, Sofía Pachano, Santiago Otero Ramos, Germán “Tripa” Tripel. Sala: Gran Rex. Duración: 140’ e intervalo. Precios: de $15.000 a $34.000, más “servicio”. Funciones: de martes a domingo.