Así como el viernes a la tarde todo fue nervios, ansiedad y decepción, este sábado a la noche fue una nueva fiesta total. Taylor Swift volvió a subir al enorme escenario con pasarela del estadio de River y dio su segundo recital en la Argentina, ante el fervor incontenible de sus fans conocidas como «swifties».
Al horario anunciado de las 20.45 hubo seis minutos de adelanto y así fue como la exitosa cantante estadounidense arrancó una nueva fecha de su impresionante «The Eras Tour» que viene llenando estadios en todo el mundo desde marzo de este año.
«¡Hola, Buenos Aires!», gritó Taylor, y enseguida invitó a que canten: «Si alguien sabe la letra del siguiente tema…» empezó a decir antes de arrancar con Cruel summer, el segundo tema de la lista.
Los aplausos, gritos, ovaciones y coros del público se multiplicaron con cada paso que dio Taylor sobre la larguísima pasarela que se mete hasta casi la mitad del campo de juego.
A sus espaldas había una pantalla gigante y curva de alta definición y en plena pasarela una plataforma que se elevaba entera o de a bloques, generando una suerte de segundo escenario más chico.
«Después de hoy quiero que se acuerden de este momento cuando escuchen las canciones», dijo.
Taylor Swift en Argentina: cuando comenzó el segundo recital en RiverAl ingreso todos recibieron una pulsera luminosa que se prendía o titilaba en momentos claves del show, comenzando por el instante donde empezó a tocar Lover con su guitarra. Ahí titilaron con color rosa y luego se apagaron en simultáneo.
Un show de casi tres horas y media
El concepto de «The Eras Tour» es un recorrido por diferentes eras o etapas de la historia de Taylor Swift como cantautora, y cada una está representada por un color. Además, algunas tienen símbolos, como una serpiente.
Louta, telonero de Taylor Swift. Foto: @irishsuarezLouta. Foto: @irishsuarezLas eras no están ordenadas cronológicamente, pero a lo largo del concierto recorren casi la discografía de 9 de sus 10 álbumes con una lista de temas ya establecida, aunque también deja un momento para compartir dos “canciones sorpresas” que convierten a cada fecha en única y especial.
En total son 45 hits acompañados por unos 18 cambios de vestuario y prácticamente todo sin interrupciones, con un guión y estructura perfecta, muy bien pensada y digna de un costoso show de Broadway.
El público incluye tres generaciones bien definidas: los de más de 30, millennials como Taylor, que crecieron con ella; los de veintipocos que son mayoría, y los de 15-16 que llegan acompañados por mamá, papá o alguna tía chica o prima grande.
Para las “friendship bracelets”, otra tradición de las «swifties», no hay edad. Desde la previa del concierto, los tres grupos de fans intercambian pulseras con letras de canciones de Taylor. Una buena excusa para conocerse y, en algunos casos, acompañarse durante el recital, ya que hay mucha gente que fue sola.
Las pulseras de la amistad, en la previa del show de Taylor Swift en Argentina. Foto Juano Tesone Desde el inicio del concierto, la locura es total. Cantan gritando, cada vez más agudo. El calor humano y el cansancio se empiezan a notar. Algunos fans deciden sentarse en el piso. Arriba del escenario, la artista y sus bailarines, que también cambian de vestuario, siguen intactos.
La interacción con las fans es impecable, por ejemplo cuando llega el turno de The Archer y en el estadio gritan “¡El papel!”, indicando que es momento del primer “fan action” de la noche.
La consigna, impulsada desde Tik Tok, llamaba al fandom argentino a levantar un cartel con el texto “We will stay” (Nosotros nos quedaremos) como respuesta al verso “Who could ever leave me, darling, or who could stay?” (¿Quién podría dejarme, querido, o quién podría quedarse?). La acción se concreta sin fallas y Taylor agradece.
A la estrella de 33 años no se la ve cansada, no transpira, no baja la energía en ningún momento ni deja de sonreír. Mantiene el maquillaje (labios rojos y pestañas con brillos en el mismo tono) y el pelo perfectos.
Hace caras, guiña el ojo, posa. Parece natural y espontáneo pero, a la vez, la resolución milimétrica de cada uno de los cuadros obliga a pensar que incluso la forma de gesticular está marcada. Las cámaras la siguen sin parar y no se pierden ningún detalle.
En otro tramo cae una cortina de fuego y menos de un minuto más tarde Taylor está cambiada de dorado con un body y una falda con flecos, anunciando el inicio de otra era.
También dijo en otro momento que ayer empezó su mañana enterándose que estaba nominada a 6 Grammy y que estaba re contenta por festejar con el público local, pero después la llamaron de su management y le contaron que era imposible hacer el show por las condiciones climáticas, y por eso tuvieron que reprogramar para el domingo. Que si alguien es amigo de esos fans que iban a ir al concierto que les digan que está muy arrepentida y que lo va a dar todo.
Casi a medianoche llegó el tramo final con las canciones sorpresa (un mashup de Is it over now y Out of the woods y luego End game) y el habitual cierre con los megahits Anti-hero, Mastermind y Karma, con el despliegue de fuegos artificiales.Esta noche (domingo) repite la tercera y última función.