Macri y el amigo americano en el sprint final
El sprint final de los candidatos será un festival de novedades de campaña. Los números que manejan sus asesores vaticina un resultado muy estrecho al momento de resolver quiénes entran en una eventual segunda vuelta -nadie apuesta aún a que alguno de los tres candidatos gane en primera vuelta-. Ninguno llega a los 45 puntos ni ha podido ampliar la diferencia a más de 5 puntos respeto del resto -lejos de los 10 que aseguran el nocaut en el primer round-.
Pero un comando que está en estado de emergencia como el de Patricia Bullrich movilizó dos armas que cree letales para sus adversarios: el protagonismo de Mauricio Macri en actos principales como el cierre de campaña en el Interior, y un alineamiento de la candidata a los dictámenes del asesor más importante que se ha sumado a esta campaña, y que parece haber podido penetrar en su cerebro, algo en lo que admiten haber fracasado otros asesores.
Se trata del americano Dick Morris, que hizo presidente a Fernando de la Rúa y a Vicente Fox; fue el hombre que le dio la reelección a Bill Clinton, el artífice del Brexit como asesor de Nigel Farage y quien que estuvo detrás de Donald Trump en su primera presidencia, y lo asiste en la campaña para su retorno a la Casa Blanca.
Quien menos tiene arriesga más
El esquema final de la campaña saldrá de las conclusiones que saquen los consejeros sobre el debate sobre el debate -que importa más que el debate- de la noche del domingo, que distrajo a los comandos durante todo el fin de semana. El sábado hubo sesiones de coaching, y ensayos de sonidos y coreografías ceremoniales en el aula de la facultad de Derecho junto a los animadores del espectáculo y los jefes de campaña.
También debieron hacerse tiempo el sábado para asistir en la sede del Correo a un simulacro del escrutinio del 22, que todos juzgaron como exitoso. El análisis del primer debate en Santiago del Estero es más bien obvio: se discute la utilidad que pueden tener estos sketches ante la pantalla.
A Myriam Bregman y a Juan Schiaretti no les costó mucho mostrar soltura porque juegan desde atrás sin mucha chance de ganar. Eso suelta la lengua, activa el ingenio y libera endorfinas. Los otros tres, más comprometidos, juegan al borde para evitar desbarrancarse. Es difícil ganar mucho para los candidatos archiconocidos y que ya han medido lo que tienen en las PASO de los tres tristes tercios. Arriesgan en cada aparición meter la pata y perder lo poco que han ganado.
Córdoba: cierran Mauricio y Patricia
Macri se internó a su regreso de Estados Unidos y Guatemala en reuniones con asesores en Los Abrojos, para organizar los términos de esta novedad que es su protagonismo en los actos finales de campaña. El más importante de ese carné de baile es un acto de cierre nacional en Córdoba el miércoles 18 de octubre. Subirá a una tarima junto a Bullrich en el segundo distrito en cantidad de votos y que ha sido el santuario de las mejores elecciones de Macri.
Descontar diferencias en Córdoba puede decidir mucho. También habrá apariciones en comarcas grandes como Mendoza, Santa Fe, Capital (¿Barrancas de Belgrano, como en 2019?) y, desde ya, Buenos Aires. En la Provincia, Patricia espera cerrar el jueves 19 en Lanús, donde administra Néstor Grindetti, candidato a gobernador.
Habrá caravanas con escalas importantes en La Matanza y en Lomas de Zamora, la tierra del náufrago Martín Insaurralde y apariciones emblemáticas, como la de este miércoles en el almuerzo del Club del Petróleo. Va acompañada por Nicolás Massot, candidato a diputado nacional por Buenos Aires en quinto lugar-es decir entrable-, pero que está en la lista corta de un eventual gobierno de Patricia para el área de energía. La vaca está viva.
La necesidad de comprender territorios y alianzas aparece en el nuevo formato de las boletas de JxC en Buenos Aires. En la categoría de diputados nacionales aparecen tres nombres: Cristian Ritondo, Karina Banfi y Miguel Pichetto, un PRO, una radical, un peronista. Es facultad de cada partido poner la cantidad de nombres, en las PASO iban dos, en el FIT (Frente de Izquierda y los Trabajadores) van cinco, etc.
Bullrich: autogestiónense
La decisión de sumar a Macri en apariciones quirúrgicas en actos que pueden ayudar a acortar diferencias es una novedad en una campaña caracterizada por el cuentapropismo de los candidatos. Patricia transmitió a los candidatos de Juntos por el Cambio una consigna audaz y original: autogestiónense. Implica decirles: acá no hay plan de campaña, que cada uno se busque los votos cómo y dónde pueda. Pero no hay comando central.
Este formato emergente es consecuencia de las divisiones que surgieron de las primarias tóxicas que vivió JxC, de las cuales ahora se arrepiente quien las precipitó, Mauricio Macri. Se entiende que lo haya hecho porque su propia supervivencia política dependía de que controlase las principales candidaturas -Presidencia, CABA, Buenos Aires-. Impuso a Patricia, el primo Jorge y a Grindetti, pero le costó a esa fuerza la derrota en las PASO y, además, una fragmentación que ahora se siente en la campaña.
El Plan Padrino se cerró a la hora de la leche
Esa fragmentación redunda en el desorden de los discursos. Macri habló en Harvard sobre Patricia y Milei. Enredado en la serie de preguntas le hicieron en cuanto a qué haría JxC si ganaba Milei, respondió que los proyectos razonables se los apoyarían, pero que esperaba que, si ganaba Patricia, Milei se los apoyase en el Congreso.
La propia Patricia y José Luis Espert, llevados por los titulares, respondieron con críticas a Macri por la primera parte de esa respuesta. Emiliano Yacobitti fue más allá y habló de canalladas. En JxC nadie defiende a nadie. Sólo Miguel Pichetto cruzó a estos críticos y les reclamó que leyesen bien lo que dijo Mauricio.
Hubo negociaciones para la reconciliación. Había una discusión pendiente sobre si a Mauricio y a Patricia les convenía mostrarse juntos en el debate. Era un riesgo exponerse a las artes de Massa. Podía señalarlo en la platea como el culpable de todos los males. Milei, en cambio, podía señalarlo como su ídolo, enviarle algún brindis y ensuciarle la tarde a Patricia.
Convinieron un Plan Padrino: se encontrarían a la hora de la leche en el Hotel Palladio de la avenida Callao, sede del comando de Patricia. Se reconciliaron, se pidieron perdón, se juraron caminar juntos hasta el final. Como buen padrino de boda, Mauricio la acompañó hasta las puertas de la facultad de Derecho y se fue ver el debate por TV. Sobre el hotel Palladio, es de una cadena que administra el grupo Matute, encabezado por Abel Matute, que fue canciller de José María Aznar, en mentor español de Mauricio. Nunca menos.
Hay que mirar lo que hacen, no lo que dicen
Pero más útil que dedicarle tiempo al debate del debate, o a las proezas de lo inconfesable, es decir a la corrupción, conviene poner la mirada en lo que hacen los candidatos. Que no ha sido mucho.
Milei se encierra en el silencio, deja que actúen los demás y habilita cada tanto a algún vocero. Patricia intenta que alguien la provoque, porque hasta ahora su participación se ha limitado a responderle a Milei y a Massa. Que alguien nos provoque, piden sus banderilleros de campaña, porque se nos van los días a la retaguardia de la iniciativa. Massa, haciendo feísmo peronista, insiste en arruinar más la economía con el mismo propósito que sus antecesores en el cargo: para ganar gobernabilidad adelante. Regala plata que es de todos en un ejercicio cómico de la economía circular, hunde más el barco, creyendo que salva la ropa.
El socio del silencio
La autogestión de los candidatos ayuda al sigilo que le ha dado Patricia al trabajo que hizo en las últimas horas junto a Dick Morris. Este asesor estuvo dos veces en Buenos Aires en el último mes para colaborar con ella. Lo afectan, como a Macri, las diferencias entre el corazón y el cerebro. Admite que le gustan las ideas de Milei, pero cree que Patricia está mejor preparada para ser presidente y que tiene chances de serlo.
Morris no ha tenido contacto con el comando de campaña y su tarea se concentra en aconsejar sólo a Patricia en sus debates y los mensajes hasta el 22 de octubre. La relación con ella se remonta al año 1999, cuando Morris asesoró a Fernando de la Rúa y le hizo ganar las elecciones.
Durante la gestión de la Alianza tuvo tareas en los ministerios de Hernan Lombardi -hoy jefe político de la campaña de Patricia- y de Antonio Berhongaray para la proyección de la Argentina en Estados Unidos, en materia de turismo y exportaciones de carne. Se relacionó con el ala filial de De la Rúa, Antonio, Darío Lopérfido, etc.
Abofeteó a De la Rúa y lo hizo ganar
Morris es un asesor world class cuyo método consiste en hacer una lectura deliberadamente superficial de los actores de una elección, y busca explotar sus caracteres organolépticos, localizar la contradicción con sus adversarios y dar consejos para la confrontación.
Ese método les funciona a estos asesores globales para aconsejar en situaciones cuyos antecedentes históricos desconocen, ni les interesa mucho conocer. Leen encuestas y aconsejan desde la lógica. Cuando se conocen los resultados de las elecciones, ellos ya se han vuelto a su país y se dan por cumplidos.
El asesoramiento no tiene mucho que ver con las convicciones personales del asesor, al que en este caso le gustan las ideas de Milei, pero no su proyecto de dolarización. Antes ha sido asesor de Rudolf Giuliani y eso lo podría acercar a Sergio Massa, que ha sido socio de Giuliani en empresas de consultoría de seguridad en países de la región. Pero le tocó Patricia, y allá vamos.
Ya le ha dado una mano a otros candidatos como Ricardo López Murphy, Elisa Carrió, Ricardo Alfonsín, a Mauricio Macri en 2003 y también habló con Carlos Menem en las presidenciales de ese mismo año. El contacto local más cercano lo tiene a través de Luis Rosales, un mendocino que estudió en Harvard y que lo representa en la Argentina.
Fue el candidato a vicepresidente de José Luis Espert en 2019. Morris es el hombre que le pegó un cachetazo en la cara a De la Rúa cuando filmaban un spot en 1999 cuando le pareció que no exhibía la energía de un candidato ganador. Funcionó porque De la Rúa ganó esa elección.
El balotaje se gana la noche de la primera vuelta
Como ocurrió en 1999, cuando asesoró a De la Rúa, o en 2003, cuando aconsejó a Macri en su campaña para la jefatura del Gobierno porteño (ganó esa vez Aníbal Ibarra), nunca se sabe quién lo trajo al país ni cuánto ni cómo se le paga.
En los años de la Alianza se hablaba de un estipendio de USD 25 mil por mes. Es poco para los valores de hoy. Es difícil que alguien aporte datos y las fantasías se remontan hasta explicaciones novelescas, como que hay mecenas internacionales del conservadorismo que patrocinan a candidatos de las derechas oblando el pago de asesores. Se esperaba esto detrás de Milei, pero no en el caso de Patricia. Se sabrá algún día, wikileaks mediante.
Morris conoce bien la Argentina porque ha trabajado en varias campañas, aunque reclama discreción sobre sus pasos. Ninguno de los campañólogos que rodean a Patricia admitía este fin de semana saber qué hace Morris. Patricia está a punto de ir a un balotaje y Morris sostiene que un balotae se gana con el discurso de la noche de la primera vuelta. Es cuando no hay que equivocarse.
Máximo se asegura la banca y hunde el barcoj
Las imágenes de unas divertidas vacaciones en el yate de la felicidad han herido por primera vez la confianza del peronismo de Buenos Aires para una reelección de Axel Kicillof. No la mejora que en las boletas presentadas para el 22 Sergio Massa y Agustín Rossi se hayan despojado de las corbatas (como aparecieron en las PASO).
Hay señales de que el torpedo ha tocado bajo la línea de flotación: Máximo Kirchner dijo en la última reunión del PJ provincial que hay que llamar a elegir a nuevas autoridades partidarias después de las elecciones, gane quien gane. “El pueblo peronista tiene que votar”, dijo quien se erigió en el actual cargo partidario flojo de papeles -su caso está en la Suprema Corte-. Tiene mandato hasta 2025 y adelantar las elecciones compromete la estabilidad de los consejeros que asumieron con él.
¿Convencerá a todos para renunciar con él? Está adelantando una debacle del partido, después de asegurarse un tercer mandato como diputado nacional -el hijo de Cristina va camino a un récord de experiencia legislativa que comenzó en 2015. Si renuncia él solo, asume Cristina Álvarez Rodríguez, ministra del gabinete de Kicillof.
Cerrar el Senado, menos democracia
En estas crisis hay respuestas que entran en la antología de las zonceras criollas. Antes fue vender el Tango 01 porque era caro; después el lema «ramal que para, ramal que cierra» del menemismo privatizador; la eliminación de la SIDE en los proyectos nunca cumplidos de De la Rúa y de Macei. Ahora es el concierto entre oficialismo y oposición de la provincia de Buenos Aires para eliminar el Senado como efecto del escándalo del chocolatazo.
Ese caso perece impregnar a todos los partidos de la Cámara de Diputados de Buenos Aires, en una nueva muestra del financiamiento opaco de la política, pero provocó la respuesta sobre la necesidad de instaurar un sistema unicameral. ¿Por qué no eliminan la Cámara de Diputados si ahí anidó el caso del cajero automático de los ñoquis?
La reacción no puede ser menos auspiciosa. Ir hacia una legislatura unicameral es reducir la democracia eliminando el sistema de doble lectura de los proyectos de ley, simplificar controles sobre los otros poderes cuando son más necesarios que nunca y darle otro golpe al federalismo. Los senadores provinciales rigen en provincias grandes, donde los territorios tienen una presentación a través de la Cámara Alta: Buenos Aires, Santa Fe, Mendoza y Entre Ríos, cuatro de las siete provincias más grandes tienen las dos cámaras.
La CABA nació en 1994 directamente sin Senado. Tucumán eliminó el Senado en 1990 con una reforma en la que gravitó de manera principal el partido Fuerza Republicana, del ex general Bussi. Córdoba eliminó el Senado en 2001 con una reforma promovida por José Manuel de la Sota. El constitucionalista Antonio María Hernández ha escrito mucho sobre el deterioro de la calidad institucional que trajo esa reforma en Córdoba.