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7 octubre, 2024

Boudou en la Casa Rosada, picardías en TV y su rol como asesor de Massa

La cosa empezó así. Nadie había dicho nada. Pero alguien soltó su lengua.

El 30 de junio pasado, uno de los principales operadores de la vice Cristina Kirchner, el diputado Leopoldo Moreau, hábil declarante, contó en una entrevista con AM 750, adrede, un “secreto”: “Nuestra fuerza ha dicho que hay que reformular el acuerdo con el Fondo. En ese sentido, Massa se ha plegado a eso y Boudou está trabajando con el ministro de Economía”.

¿Boudou asesora a Massa?

La noticia produjo las reacciones planeadas por los difusores de la novedad, primero dentro de la interna de Unión por la Patria (UP), y también exaltó a parte de la oposición.

Se había anunciando, de modo informal, la vuelta de Boudou al poder, a pesar de que fue condenado en el marco del caso Ciccone a una pena de cinco años y diez meses de cárcel y la imposición de la inhabilitación especial perpetua para ejercer cargos públicos.

De acuerdo a todas las instancias judiciales de la República Argentina, el ex vice cometió un plan delictual para adueñarse de un fábrica privada de billetes, a la que luego él mismo expropió siendo titular del Senado.

¿Por qué Moreau dijo lo que dijo? ¿Acaso Cristina Kirchner sugirió que Boudou podía ayudar a Massa a contener el voto de la militancia K más radicalizada, que se expresó con desazón tras conocerse que sería precandidato a presidente de UP?

Massa, quien fue el “padrino” político de Boudou, se peleó con él por su actuación irregular en el Estado. Y también por factores humanos.

El ministro de Economía, no de modo oficial, dejó trascender que desmentía la versión, o la minimizó.

Clarín pudo saber de acuerdo a fuentes calificadas, que el hoy ministro y Boudou volvieron a hablarse. Al menos una vez. Y que después se vieron en otro evento pero no se saludaron.

Boudou, sin embargo, se encargó de alimentar que era el nuevo consejero de Massa en la renegociación con el Fondo.

Lo hizo en seis, siete, ocho apariciones mediáticas.

La más reveladora fue en el programa “Duro de Domar”, emitido por C5N. La vicepresidenta había elegido a los mismos transmisores de la propaganda oficial cuando hizo su última aparición en tevé.

Desde el inicio de ese reportaje, Boudou aceptó de modo implícito que asesoraba al Gobierno en el tema de la deuda. Aunque aclaró que no formaba parte “del equipo económico de Massa”.

Pero hubo un instante cuya anatomía vale la pena reconstruir. Boudou contaba sus planes o ideas para renegociar el pacto con el Fondo, y contó que para él hubiese sido más cómodo quedarse en su casa diciendo “qué desastre lo que estamos haciendo, y ahora…”, intentado demostrar su nueva influencia.

Casi de inmediato tomó la palabra la panelista Cynthia García, quien se autoexaltó por haber sido ella quién hizo la entrevista con Moreau en la que se difundió el nuevo rol de Boudou como consejero económico. Aunque la realidad fue que Moreau dijo que el hombre de la polémica estaba “trabajando” con la Economía.

La anécdota generó la inmediata reacción de otra panelista, Julia Mengolini, quien pegó un pequeño grito: “¡Un poco botón igual eh! Te botonearon”, intentando ayudar al ex ministro. En rigor, reveló que aquel había dicho algo que era mejor callar.

Boudou devolvió la: “Estoy acostumbrado. Llevo muchos años de eso”.

Boudou se mostró como un argumentador de lo positivo que era para UP la precandidatura de Massa, más allá de alguna resistencia de la militancia más ultra.

El mismo discurso tuvo en otros reportajes que el ex ministro dio a programas oficialistas, como el más profesional “Desiguales”, transmitido por la tevé pública. O en una tertulia radial vía streaming conducida por Roberto Navarro, de la que participaron también Roberto Caballero y el humorista Dady Brieva.

El ex vice condenado culminó ese raid novedoso, con una escalada quizás negativa para el propio oficialismo. El lunes volvió a la Casa Rosada. Sorprendió a periodistas y funcionarios entrando a la sede Gobierno.

Abordado por la agencia de Noticias NA, Boudou, cual respuestas en indagatoria ante la Justicia, pero al paso rápido, no pudo o no quiso responder lo obvio.

“Me invitaron a una reunión”, esquivó primero. Ante la insistencia de la prensa, se enredó aun más: “No sé bien con quién me voy a reunir, me invitaron a una reunión y vine”. Y más: “No sé si la reunión es sobre política o sobre economía”.

Los dichos de Moreau, las apariciones mediáticas de Boudou en las que no negó que ayudaba a Massa en la cuestión medular de la negociación con el FMI, despertaron las sospechas dentro y fuera del gobierno.

Según pudo saber Clarín, Massa reaccionó mal ante los dichos de Moreau: “Con los quilombos que tengo en la economía no voy a desmentir un invento de Leopoldo…”. Pero no hubo comunicado oficial de Hacienda al respecto.

Como se dijo, este diario está en condiciones de afirmar que el ministro y el ex vice y titular de Hacienda recompusieron un diálogo que estaba roto.

Boudou dio entrevistas para sostener la hipótesis de que su amigo, o ex amigo, es el mejor candidato para la “unidad” porque así lo garantiza Cristina Kirchner, pero también declaró que sabía de antemano, antes de que Massa lo dijera en público, que él sabía que el funcionario se había dado cuenta que estaba “durmiendo con el enemigo, es decir, el FMI”, y que su visión era que se debía tensar al máximo la negociación con ese organismo multilateral de crédito, y hasta puso como ejemplo de esa senda al pago con yuanes de China que la Argentina usó para cancelar parte de la deuda con el prestamista que genera iracundia en la Vice y en su hijo, el diputado Máximo Kirchner.

Los Kirchner igual que Massa, habían dejado de hablar con el ex vice y ex ministro condenado por corrupción, pero algo o alguien abrió de nuevo ese vínculo. Boudou, de acuerdo a fuentes que lo frecuentan, siempre mantuvo relaciones con un dirigente de La Cámpora llamado Santiago Carreras, y con el icónico colaborador tiempo completo de la vice, Oscar Parrilli.

A pesar de las consultas de Clarín a diversos funcionarios y voceros e prensa oficiales, ninguno pudo precisar a quién visitó Boudou en la Casa Rosada.

Su llegada a la sede de Gobierno fue impactante.

El 3 de octubre del 2018, el Tribunal Oral en lo Criminal N 4º difundió los fundamentos de la sentencia de la causa Ciccone.

Los jueces Néstor Costabel, Pablo Bertuzzi y María Gabriela López Iñíguez detallaron que Boudou fue considerado considerarlo responsable de los delitos de cohecho pasivo y negociaciones incompatibles con la función pública.

El fallo fue ratificado por todas las instancias.

Incluida la Corte Suprema de Justicia de la Nación.

Quedó firme.

Igual que varios del resto de los imputados, Boudou fue preso.

Salió en libertad condicional tras cumplir los dos tercios de su condena, morigerada gracias a que cursó estudió cursos educativos en el Complejo Penitenciario Federal I, Ezeiza.

El escrito del TOF 4 señala que Boudou aprovechó sus cargos de Ministro de Economía y de Vicepresidente para cometer delitos de “extrema gravedad” teniendo en cuenta el “contexto”. Según la Justicia, el de Boudou para adueñarse de la imprenta privada de billetes Ciccone Calcográfica fue un plan para enriquecerse por lo que intentó esconderse detrás de una empresa off shore llamada The Old Fund, radicada en paraísos fiscales, todo con la colaboración no desinteresada de cómplices con los que tenía lazos de amistad. Esas labores tuvieron un consecuencia de “extrema gravedad”. Los magistrados agregaron que se afectó “severamente el sentimiento de confianza que los ciudadanos depositan en los funcionarios públicos”. Y más teniendo en cuenta que sus “maniobras” terminaron “socavando el normal funcionamiento de la entidad pública destinada nada menos que a acuñar moneda de curso legal; un símbolo de la la soberanía del Estado, la Casa de Moneda”.

Los jueces tuvieron en cuenta también que Boudou, como presidente del Senado, encabezó la sesión que estatizó la ex Ciccone, todo con fines espurios.

La Cámara de Casación Penal avaló esa condenas y se explayó largamente sobre por qué consideraba esencial imponerle a Boudou la inhabilitación especial perpetua para ejercer la función pública.

Aunque sea un asesor externo, ¿Boudou puede dar consejos sobre cuestiones del manejo multimillonario de fondos estatales como lo es una negociación con el FMI?

Clarín consultó a expertos en normas jurídicas. Hay opiniones divididas, aunque no tanto.

Camaristas, fiscales federales y denunciantes de casos de corrupción del ámbito aseguran que el ex ministro comete actos irregulares. Incluso si su trabajo es ad honorem.

La vicepresidenta de la UCR, Karina Banfi, presentó en el Congreso un pedido de informes para que el Poder Ejecutivo informe sobre esta cuestion.

El artículo 248 bis del Código Penal afirma que quien “quebrantaré una inhabilitación judicialmente impuesta será reprimido con prisión de dos meses o dos años”.

El Código es amplio cuando se refiere a la inhabilitación especial perpetua para ex funcionarios condenados por corrupción.

El artículo 246 del mismo Código dispone penas a quien, de acuerdo a su inciso 1, asumiere o ejerciera funciones públicas, sin título o sin nombramiento por autoridad competente”.

Un camarista de los más experimentados de tribunales agregó que si el juicio fuera “moral sería un fraude o burla evidente, y confesado además por el diputado que dijo que esta persona asesoraba a un ministro. Podría caberle lo que se conoce como ‘fraude a la Ley`”.

La abogada Silvina Martínez, denunciante y testigo en varias causas de corrupción, aseguró que Boudou no puede tener injerencia sobre quien administre fondos estatales: “Es una consecuencia necesaria de la inhabilitación perpetua para ejercer cargos públicos. No importa si tiene una formación formal o informal. De otro modo, sería muy fácil vulnerar la Ley. Aunque sin cargo, sus consejos pueden tener consecuencias importantes y es lo que la Ley quiere impedir”.

Otras fuentes se mostraron más escépticas sobre la judicialización de esta retorno al poder del ex ministro que se robó una fábrica de hacer dinero.

Volvió Boudou, con su habitual costumbre de moverse al límite de la Ley, sus típicas picardías. Y por ende volvió también el enojo que genera su figura en un amplio espectro del peronismo.

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