«La marcha es política». Sin vueltas ni incomodidad pese a las decenas de miles de estudiantes que participarán, así calificaron en la Casa Rosada a la marcha universitaria en reclamo de más presupuesto que se realizará esta tarde. El tema fue eje central en la reunión de Gabinete y el presidente Javier Milei bajó línea a sus ministros para evitar confrontar con los alumnos que se movilicen pero exponer los «verdaderos intereses» que fogonearon la jornada de protesta.
A diferencia de otras manifestaciones, acaso porque se trata de la primera en la que puede estar involucrado un sector del electorado que votó a Milei y rechazó al kirchnerismo, en la previa el Gobierno debió implementar un discurso sin consideraciones extremas y hasta reformuló el tono de las advertencias sobre la eventual aplicación del protocolo antipiquete.
«No nos podemos pelear con los estudiantes que defienden la educación pública, que es algo en lo que todos coincidimos, pero tampoco hay que dejar de señalar a los caranchos que están utilizándolos y subiéndose a último momento cuando durante dos años estaban todos de acuerdo en cerrar las escuelas«, razonó un alto funcionario ante Clarín tras la cumbre de ministros que encabezó el mandatario.
Adorni, que recibe expresas instrucciones del asesor estrella Santiago Caputo antes de cada conferencia de prensa, se encargó de ordenar el discurso: «Somos respetuosos de las expresiones que tengan los jóvenes y creemos que es legítimo cualquier reclamo que puedan hacer pensando que pueden tener un futuro mejor. Ahora, Sergio Massa, Axel Kicillof y parte de su Gabinete, Máximo Kirchner, Emiliano Yacobitti, Martín Lousteau, Juan Grabois, la CGT, las dos CTA y los movimientos piqueteros; si creen que así le pueden quitar legitimidad a este Gobierno», repasó en su habitual cita con los medios acreditados en Casa Rosada.
Y completó: «Son casi un tren fantasma». La metáfora elegida no fue espontánea: se había escuchado minutos antes en Gabinete y va por el mismo andarivel que el «principio de revelación» al que suele apelar el Presidente cuando aglutina a un sector de la oposición que, según considera, se mueve en contra de los intereses de los argentinos.
Imagenes en las universidades por la marcha.En el Gobierno, desde que la convocatoria sumó muchas adhesiones políticas en los últimos días, se apuraron por resolver las cuestiones presupuestarias para buscar desactivar la marcha ó, en su defecto, poder exponer los «verdaderos intereses» que, según señalan, se esconden «detrás de los organizadores». Es que, aunque Adorni no lo dijo, puertas adentro del Gobierno remarcan que el rol que tuvieron las autoridades universitarias en la previa al balotaje, cuando se gestaron protestas y actividades en universidades de todo el país en «defensa de la educación pública» y en muchos casos hasta pidiendo el voto por Massa, ratifica que es una marcha «que nada tiene que ver con los fondos». Más: apuntan que los gremios, entre ellos Camioneros, y la CTA «pusieron los fierros» para la marcha.
«El tema presupuestario está resuelto, con un acuerdo firmado con las universidades. Esta marcha es política, y eso queda claro con la presencia de Sergio (Massa) y compañía», sostuvieron desde el entorno presidencial.
En la reunión de Gabinete, la ministra de Capital Humano, Sandra Pettovello, a quien le reporta el secretario de Educación, Carlos Torrendell,explicó a sus pares que el Gobierno ya había aumentado un 70% las partidas para gastos de funcionamiento en marzo y que ya otorgó otra suba idéntica para mayo. «Para nosotros el tema de la discusión presupuestaria con las universidades y los hospitales universitarios quedó saldada la semana pasada», aseguró Adorni. Pero desde las altas casas de estudio dicen que los fondos son insuficientes y que en función de la inflación implica una reducción de un 60 por ciento respecto a 2023. «Hay dirigentes que querían hacer la marcha a toda costa y usaron una proclama con la que nadie puede estar en contra, pero que no tiene que ver con la realidad actual», refuerzan desde Capital Humano.
Fuentes de la reunión de Gabinete plantearon que Milei se mostró «muy tranquilo» ante la marcha. «Sabe que lo respalda la verdad: acá la educación pública no está en duda», indicó uno de los ministros presentes. En ese sentido, el Presidente retuiteó un posteo del subsecretario de Prensa, Javier Lanari, que reafirmaba su compromiso con la educación y aclaraba: «Lo que está en discusión son las auditorías, el adoctrinamiento, los curros y la crisis generada por los gobernaron 16 de los últimos 20 años».
Con esa premisa, y a pesar de que la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, había ratificado la implementación del protocolo antipiquete, en la Casa Rosada mostraban cautela ante el operativo pero con la decisión de no ceder en la política de garantizar la circulación: «Los políticos que fogonearon esto nos van a intentar buscar. La idea es no entrar en provocaciones», explicaban en Balcarce 50. Bullrich, en alerta, y con ese objetivo, envió al secretario de Seguridad, Vicente Ventura Barreiro, al comando unificado de las fuerzas, para que siga el minuto a minuto de la marcha. La orden es actuar sólo si es necesario y si el volumen de la manifestación no justifica el corte de calles.