Fuera de todas las previsiones, en un fenómeno electoral que recorrió a millones de argentinos y que la política tradicional, estudios de opinión pública y la mayoría de los medios no vieron venir, Javier Milei dio el batacazo y fue el gran ganador de las primarias de este domingo.
Rumbo a las generales presidenciales del 22 de octubre se abre ahora un escenario inédito, producto del resultado disruptivo de las PASO: se enfrentarán Milei con Patricia Bullrich, que venció en la dura interna cambiemita y por amplio margen a Horacio Rodríguez Larreta; y el oficialismo que encarna Sergio Massa, que peleó hasta la madrugada el segundo lugar a JxC, pero quedó tercero, en la peor elección del peronismo en toda su historia.
Milei lograba 30 puntos, más que la suma de Bullrich y Larreta, con 28, y la de Massa con Juan Grabois, que pasaba los 27. Las dos grandes coaliciones fueron las grandes perdedoras: el oficialismo, en estado de shock, quedó con serios interrogantes respecto a poder meterse en un eventual balotaje; y Juntos por el Cambio, que hace dos años en las legislativas obtenía un triunfo rotundo que encaminaba a la coalición como favorita para volver al poder en este 2023, tampoco tiene el pase asegurado.
Tercios impensados
Si bien se barajó en algún momento de la campaña un escenario de tercios, no fue en el modo en que finalmente sucedió. Milei quedó mirando desde arriba en un fenómeno que se extendió a toda la geografía nacional. En estas primarias, el mapa del país se pintó impensadamente del violeta de La Libertad Avanza, una fuerza nueva, sin estructura y basada en el extraño y polémico carisma del economista.
Ganó en 16 de 24 distritos, con excepción de la Ciudad, Buenos Aires y un puñado de provincias. Lo de Milei es un fenómeno, pero muy individual. Ganó en distritos donde en las provinciales a sus candidatos o seguidores, les había ido mal, o regular. Ejemplos que sorprenden: fue primero en Jujuy con 40 puntos, en Tucumán con 35, en Chubut 39, Misiones 43, casi 50 en Salta. Las elecciones concurrentes en la Ciudad perjudicaron a su candidato a jefe de gobierno Ramiro Marra. Allí no se le traspasaron los votos, ya que obtuvo apenas 12%.
De mantenerse este escenario de tercios tan parejos, Milei picó en punta para obtener su boleto, aunque tampoco tiene asegurado el ingreso al balotaje. Su irrupción suma variantes a la ya compleja situación económica y a una incertidumbre que empezará a despejarse -o no- con la apertura hoy de los mercados.
En estas elecciones votó el 68,5% del padrón, el segundo porcentaje más bajo desde la recuperación de la democracia en 1983 (en pandemia en 2021, las PASO legislativas fueron de 67,78%).
Ganadores y perdedores
En el búnker de Juntos por el Cambio en Parque Norte hubo preocupación por los datos que se iban recibiendo. Bullrich celebró su triunfo sobre Larreta, pero lejos de la euforia. “Tenemos la oportunidad de conducir y liderar un cambio profundo para la Argentina”, dijo la ex ministra desde el escenario, flanqueada por Luis Petri, su compañero de fórmula, mientras abajo coreaban “¡Patricia presidente!” La ex ministra, cautelosa, no dio señales de cómo se parará política y discursivamente en la contienda que viene.
En un gesto de unidad -necesitarán consolidar el espacio para tener chances- Larreta y Gerardo Morales también subieron al escenario, y luego Mauricio Macri. Bullrich tuvo un guiño a Milei, al que felicitó, y Macri mostró satisfacción no exenta de ambigüedad, al afirmar que hay “un cambio de era” en el país.
Un rato más tarde, en el Hotel Libertador, Milei arrancó con el grito de guerra “Viva la libertad carajo”, y definió: “Esta alternativa no solo dará al fin al kirchnerismo, dará fin a toda la casta política chorra parasitaria inútil que hunde este país”.
Destacó que obtendría de repetirse este resultado, 8 bancas de senadores y 35 diputados. “Estamos en condiciones de ganar en primera vuelta”, arengó, aunque el escenario, como está, no deja esa posibilidad abierta.
En el búnker de Unión por la Patria, Massa buscó poner al mal tiempo buena cara, y mantener la expectativa: “Es el final del primer tiempo, viene el segundo, el alargue y los penales y vamos a estar peleando hasta el último minuto”, exclamó.
Esbozando alguna estrategia, habló de “un próximo gobierno de unidad nacional”. Desde hoy, Massa seguirá conviviendo además con los nubarrones espesos de la economía, que evidentemente le pasaron factura en las urnas, con una inflación de 115% anual, caída en salarios y jubilaciones, y un agravamiento de la pobreza que deja como herencia el gobierno de Alberto Fernández y Cristina Kirchner -en torno al 43% de la población-, mucho más dramática que la recibida en 2019 de Macri, cuando se suponía venían a cambiar el rumbo de las cosas.
Para la vice y los K duros, camina con alta dosis de riesgo su plan de resistencia/refugio en la Provincia: Axel Kicillof fue el más votado con 36%, pero gracias a la división opositora. En rigor, en esta debacle peronista perdió 2,4 millones de votos, la mitad del apoyo respecto de su triunfo en 2019.
El arrastre de Bullrich llevó a que Néstor Grindetti ganara la interna por poco a Diego Santilli; sumaron 33% y le pisan los talones al gobernador. Carolina Píparo de La Libertad Avanza, se quedó con un jugoso 23,7% -fue segunda individualmente-. Igual que en la Gobernación, la irrupción de La Libertad Avanza dividió el voto opositor y permitió que ganaran las PASO muchos alcaldes K y peronistas.
En la Ciudad, Jorge Macri le ganó la interna por escaso margen al radical Martín Lousteau -sumaron entre ambos 55%-, y el kirchnerista Leandro Santoro quedó lejos con 22%.
El peronista Juan Schiaretti (4%) y Myriam Bregman (2,6) superaron el piso de las PASO y quedaron en la competencia presidencial para octubre.