Después de que el Senado rechazara su pliego para integrar la Corte Suprema de Justicia de la Nación, y sin apoyo en el mundo judicial, Manuel García-Mansilla decidió presentar la renuncia al cargo en el que había sido designado en comisión.
Pesaba sobre él, además, una cautelar del juez Alejo Ramos Padilla que le ordenaba abstenerse de tomar decisiones en el Máximo Tribunal durante tres meses.
Así, pese a los intentos iniciales del Gobierno para que “resista en el cargo”, el abogado constitucionalista presentó su renuncia como ministro de la Corte. De hecho, ya este fin de semana en la Rosada le habían soltado la mano: “Si renuncia es un tema personal de él”, resumió un funcionario.
El domingo el Gobierno había presentado a través de la Procuración General del Tesoro un per saltum para que la Corte dé tratamiento inmediato a la medida cautelar dictada por Ramos Padilla. Pero aclararon que no lo hacían para sostener al juez sino “para defender la constitucionalidad del nombramiento”.
Horas después, el flamante ministro de la Corte renunció a su cargo pese a que había dicho que sólo un juicio político podía removerlo.
En una carta de siete páginas dirigida al presidente Javier Milei, escribió: “Me dirijo a Usted a fin de presentar la renuncia indeclinable al cargo de juez de la Corte Suprema de Justicia de la Nación para el que fui nombrado, en comisión, por el decreto 137 del 26 de febrero de 2025”.
Las razones de la renuncia
A la hora explicar su decisión, indicó: “Acepté ese nombramiento con la convicción de que la falta de integración de la Corte Suprema era un grave problema institucional que requería una solución urgente. Se habían generado dos vacantes en la Corte Suprema, que quedó reducida a solo tres miembros desde el 29 de diciembre de 2024”.
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Juan Carlos Maqueda: “García Mansilla debe renunciar”.
En una crítica directa a lo argumentó el Máximo Tribunal a finales del año pasado, cuando en una acordada explicó cómo funcionará con tres miembros, García-Mansilla dijo que “una de las vacantes existentes a esa fecha tenía ya más de tres años. Es francamente sorprendente que, a pesar de la importancia y del peso que tiene cada juez en un tribunal con una integración tan reducida, se hubiera naturalizado la existencia de una vacante sin cubrir durante un lapso tan prolongado”.
A esa circunstancia, calificada por el ex ministro de la Corte como de “anomalía institucional se le había sumado una nueva vacante, que agravó aún más la situación y que, incuestionablemente, requería también ser cubierta sin dilaciones”.
Existen, continuó diciendo el abogado, “quienes creen de manera errónea que la Corte Suprema puede funcionar con solo tres jueces. Esto es, lisa y llanamente, un espejismo institucional que puede causar un daño incluso mayor que el que ya ha causado la demora en integrar el Tribunal”.
Al momento de aceptar el nombramiento en comisión, dijo García-Mansilla “consideré que debía asumir la responsabilidad de colaborar con la inmediata solución a ese grave problema”. Volvió con la idea de “mantener un tribunal incompleto” es “un riesgo evidente de parálisis, habría sido rehuir de lo que considero una obligación para cualquier abogado. Tampoco sería sensato que, como ya se ha hecho, se siga demorando su integración”.
Continuó argumentando su principal tesis, y señaló que “suponer que debía esperarse a que se configurara un escenario de parálisis del más alto Tribunal de la Nación habría sido, a mi juicio, no solo una imprudencia evidente, sino también una grave irresponsabilidad. No puede perderse de vista que si alguno de los tres integrantes actuales tuviera algún impedimento, fuera temporario o permanente, la Corte Suprema se vería imposibilitada de funcionar”.
En la extensa renuncia el abogado constitucionalista, dijo que es “irrazonable, e innecesario, correr ese riesgo. Por eso, no se podía ni se puede mantener hoy esta situación por mucho tiempo más. Por supuesto, podría haber adoptado una posición cómoda y no asumir la responsabilidad que la situación demandaba. Habría sido, sin dudas, el camino más fácil”.
Sin embargo, sostuvo García-Mansilla, “entendí que lo correcto era eso, pese a las críticas injustas e interesadas que recibí de aquellos que eligen cuestionar en lugar de involucrarse”.
La designación en comisión
Sobre uno de los aspectos cuestionados a García-Mansilla, respecto a haber jurado en comisión, el excandidato del Poder Ejecutivo para la Corte, desmintió la acusación de haber faltado a su palabra.
“En las últimas semanas hubo quienes me acusaron directamente de haber pretendido engañar a los senadores presentes ese día. Es más, esa fue la inverosímil excusa que utilizaron algunos senadores para pretender fundar su rechazo a mi pliego por una supuesta falta de idoneidad moral“, señaló.
Bajo esa misma línea, dijo que “mediante un recorte intencionalmente tergiversado de lo que contesté en ese momento, intentaron adjudicarme el haber dicho que jamás aceptaría un nombramiento en comisión en la Corte Suprema, sin importar el contexto de ese nombramiento. Eso es falso”.
Añadió: “Nunca afirmé que no aceptaría en ningún caso, o bajo ningún punto de vista, un nombramiento en comisión como juez de la Corte. Nunca asumí ante los senadores presentes ese día un compromiso de no aceptar un nombramiento en comisión, sin importar el contexto en que se diera”.