El Gobierno comienza a tener un frente internacional adverso que empieza a crecer. Es la batalla en los organismos internacionales donde ya se libra una guerra que, para los funcionarios de Javier Milei está siendo impulsada por el kirchnerismo.
En las últimas horas el Gobierno sufrió una dura critica por parte del mismísimo Alto Comisionado para los Derechos Humanos de las Naciones Unidas, el austriaco Volker Türk, quien emitió un crítico diagnóstico sobre la situación bajo la administración libertaria.
«En Argentina, las medidas propuestas y adoptadas recientemente corren el riesgo de socavar la protección de los derechos humanos. Estos incluyen recortes en el gasto público que afectan particularmente a los más marginados, el cierre anunciado de las instituciones estatales dedicadas a los derechos de las mujeres y el acceso a la justicia, y una instrucción del Ministerio de Relaciones Exteriores de suspender la participación en todos los eventos en el extranjero relacionados con la Agenda 2030”, empezó diciendo.
“Insto a las autoridades a que coloquen los derechos humanos en el centro de su formulación de políticas, para construir una sociedad más cohesiva e inclusiva. Esto también significa el pleno respeto del derecho a la reunión pacífica y a la libertad de expresión”, afirmó Türk ensombreciendo la expresión de la delegación argentina que encabezaba el martes el embajador argentino ante organismos internacionales en Ginebra, Carlos Foradori quien, inesperadamente, fue designado este miércoles, como titular del Órgano de la Conferencia de Desarme encargado de la “Prevención de la Carrera Armamentística en el Espacio Exterior”.
La batalla con los organismos recién comienza. Efectivamente, como ocurrió sobre el final del segundo gobierno de Cristina Kirchner y el comienzo del gobierno de Mauricio Macri, y ahora en la transición entre el gobierno de Alberto Fernández y el de Javier Milei, los organismos de derechos nacionales, como el CELS, donde sigue pesando la opinión del periodista Horacio Verbitsky; las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, más los colectivos feministas logran instalar sus denuncias en el exterior.
Tienen llegada, remarcan en el Gobierno, figuras como el ex juez de la Corte Suprema Eugenio Zaffaroni. Y Andrea Pockak, quien fuera segunda del ultrakirchnerista secretario de Derechos Humanos Horacio Pietragalla, y ahora ocupa un lugar destacado ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, adonde, al igual que en Ginebra, los organismos están analizando denuncias contra el gobierno de Milei al que acusan de criminalizar y reprimir las protestas sociales. También le ocurrió a Macri.
Para el caso, Argentinos que viven en Alemania lo esperan con un importante Festival de Repudio en Berlín que, según pudo saber Clarín, preocupa al Gobierno porque, advirtieron, temen que sea grande o que generen disturbios. Tras su paso por Madrid, Milei se será recibido en la capital alemana por el canciller (jefe de gobierno) Olaf Scholz pero en las calles estará rondando el llamado Mes Anti Milei, con grupos de rock y otros artistas y bajo el lema La Patria No se Vende.
La diferencia en todo este enfrentamiento es que Milei libra su propia batalla contra ellos. Para el caso, recientemente anunció el «cierre» definitivo del antiguo Ministerio de Mujeres, Género y Diversidades, acusando al gobierno de Alberto Fernández de utilizarlo «con fines politico-partidarios, para propagar e imponer una agenda ideológica, contratar militantes y organizar charlas y eventos”.
Pero detrás de ello Milei y su gobierno libra una cruzada, que también genera polémica, contra la agenda de género. Tiene un discurso anti LGTB, contra el derecho al aborto, contra el matrimonio igualitario, y hasta contra el divorcio. Los funcionarios libertarios están generando un frente de denuncias en exterior porque los acusan de encabezar una política de retrocesos de los logros sociales adquiridos en democracia.
Por otra parte, también se imponen razones inéditas detrás de ciertas políticas. Por ejemplo, el vocero presidencial, aseguró recientemente que la Argentina no suscribirá al tratado pandémico de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y que tampoco aceptará ningún pacto internacional que para el Gobierno implica “ceder” soberanía. «Consideramos que podemos tomar nuestras propias decisiones ante un evento que puede no darse nunca”, dijo bajo la creencia de que el organismo internacional impone cuarentenas como la del COVID cuando no fue así. Fue una decisión del gobierno kirchnerista.
Otra de las peleas es la que mantiene el Gobierno con la llamada Agenda 2030 de Desarrollo Sostenible, que cae bajo la órbita de los diplomáticos. Como ya contó Clarín el domingo, la Cancillería misma, y otros ministerios fueron “intervenidos” por funcionarios de la Casa Rosada, bajo órdenes de Karina Milei y Santiago Caputo, para darle a los discursos internacionales la línea ideológica libertaria. Fue parte de la embestida contra el ministerio de Diana Mondino.
Este diario accedió al mensaje de la Cancillería que, por orden de la Rosada, circula en las embajadas involucradas con la agenda 2030. Y dice:
“Se tiene a bien informar a esa Representación que el Gobierno Nacional se encuentra en un proceso de revisión del posicionamiento de la Argentina con relación a la Agenda 2030 y los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas», señala.
En este sentido, diferentes instancias de la administración nacional están realizando aportes para una evaluación integral que oriente la intervención argentina en foros donde estas cuestiones sean tratadas.
Al respecto, y hasta tanto ese ejercicio no haya concluido, se agradecerá a esa Representación se abstenga de asumir responsabilidades y/o participar en eventos de todo tipo relacionados con dicha temática”.
Todo ello no deja de ser curioso porque, bajo la dirección de su amiga y anfitriona, Georgia Meloni, Milei aceptó recientemente en Italia la Agenda 2030 que estaba impresa en la declaración del G7.