Alberto Ángel Fernández lo había anticipado la semana pasada: no se quedará callado y no aceptará el rol nulo que le otorgaron en la campaña electoral de este año: es el Presidente y quiere mostrarse: «Todos están muy preocupados con mi agenda, ‘qué estamos haciendo, dónde está, por qué no habla’. Básicamente no hablo porque no soy candidato, soy presidente, y tengo que seguir trabajando y resolviendo los problemas que los argentinos tienen», dijo la semana pasada tras reaparecer y hacer uso de la palabra en un acto de entrega de viviendas en la provincia de Neuquén luego de los desbordes y saqueos en varios puntos del país.
En el mismo palco, lo observaban el gobernador local, Omar Gutiérrez, y el ministro de Vivienda y Hábitat de la Nación, Santiago Maggiotti, quienes de inmediato se dieron cuenta que el tema no quedaría allí.
La frase «no puedo hablar porque no soy candidato» dejó estupefactos a todos los presentes. Al rato de que hubiera sucedido, varios de los asistentes a la reaparición pública del jefe de Estado, veían allí una necesidad de defender su gestión y de «pasar factura» al candidato Sergio Tomás Massa.
El miércoles de esta semana, Fernández viajó a Catamarca. Y delante del gobernador local, Raúl Jalil; del de La Rioja, Ricardo Quintela, y del ministro nacional de Obras Públicas, Gabriel Katopodis, volvió al ataque. Salió a «bancar» la suma fija, una medida que lleva su firma en el decreto nacional y que él intentó adjudicarse en las redes sociales para incomodar a Massa.
En ese acto el Presidente dijo: «A los empresarios que se llenaron de plata los dos últimos años en los que Argentina creció 16% y en la pandemia llegó la hora de distribuir. Que no se quejen, que alguna vez piensen en la comunidad en la que viven y dejen de pensar en sus bolsillos. Lo que estamos haciendo es un poco de justicia».
Así, el jefe de Estado volvió a intentar cobrar protagonismo al sentirse relegado de la campaña electoral de Unión por la Patria. Amén de ser crítico de esa decisión, que se la asigna al candidato presidencial Sergio Massa, a la vicepresidenta Cristina Kirchner y al jefe de campaña (en lo formal, ministro de su gestión) Wado de Pedro.
La actualidad del Presidente
Fernández sigue reducido en un núcleo chico de funcionarios con los que repasa lo que considera una «buena gestión» suya, la que -considera- se vio atacada desde el inicio por el fuego amigo de Cristina Kirchner y su hijo Máximo, acompañado por La Cámpora y sus dirigentes.
Ahora, siente que la invitación a la Argentina a incorporarse a los BRICS (bloque integrado por Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) es un logro totalmente suyo, para el que recibió el apoyo y la faena del canciller Santiago Cafiero.
Por eso, salió a hablar de ese logro (dos semanas atrás, con una cadena oficial), dio en redes sociales un mensaje sobre los saqueos de hace diez días y hasta se metió en una discusión sobre la frase de Javier Milei acerca de terminar con la «justicia social».
Alberto siente que necesita recuperarse. Así lo conversó con sus fieles: además de Cafiero, están allí la portavoz Gabriela Cerruti (con blooper incluido al acusar a Milei de agitar los saqueos), con el secretario General de Presidencia, Julio Vitobello y con Agustín Rossi. A esas rondas se suma el vicejefe de Gabinete, Juan Manuel Olmos, quien es el único que cuenta con carnet de libre circulación entre los tres campamentos peronistas, esto es, que se sienta con Massa, con Cristina y con el Presidente.
El hecho que más lo irritó, en su silencio público por «no ser candidato» en este turno electoral, tuvo coto tras los dichos del secretario general adjunto de Smata y tercer candidato a diputado nacional, Mario «Paco» Manrique, quien le reprochó a Alberto Fernández su ausencia en la escena pública, reclamando que sea el «fusible» para que Sergio Massa pueda estar más «aliviado» en la campaña.
«Hace dos meses que no vemos a Alberto Fernández por ningún lado, ¿dónde está?», dijo el gremialista cristinista, desgrabación que irritó al Presidente quien cree que la sociedad le debe reconocer el esfuerzo durante la pandemia (con las vacunas y los apoyos como el IFE y el ATP), los medicamentos gratis, las viviendas construidas y la interacción con el mundo, desde la relación con Emmanuel Macron, con el español Pedro Sánchez, la apertura de nuevos mercados como Bangladesh, el encuentro con Joe Biden en la Casa Blanca y ahora, la sumatoria a los BRICS. Y cree que él reencauzó la relación con Brasil ahora con la llegada de Lula Da Silva al poder; y que su ministro Cafiero lo ayudó al propio Massa con la visita a Brasilia de este lunes.
Alberto sabe que Massa necesita concentrar la centralidad al ser el candidato pero no se quedará quieto, pues irá a inaugurar las obras que inició en su gestión para así «poner en valor en su gestión», como recita un allegado suyo. Y además, intentará mostrase como «parte» de los anuncios económicos para paliar efectos de la devaluación, como la suma fija, las correcciones en los ingresos de los jubilados, en la Asignación Universal por Hijo y en la Tarjeta Alimentar.
Antes de dar a conocerse estas medidas, estuvo el domingo y el lunes feriado pasados con Massa, las ministras Victoria Tolosa Paz y Kelly Olmos conversando en Olivos y en la Casa de Gobierno: raro ver a Alberto un feriado en Casa Rosada.
Al jefe de Estado no le gusta cómo se manejó el armado electoral y allí, vuelve a poner el ojo en Wado de Pedro, el ministro del Interior con quien Alberto cortó definitivamente el diálogo. Ya el hecho de que el joven ministro corriera como posible postulante presidencial irritó a Alberto; ahora, como jefe de campaña de UxP terminó de distanciar a ambos habitantes de la Casa Rosada.
Respecto de Cristina Kirchner, el mandatario sigue maldiciendo a su Vice. En Radio Perfil dijo que «me hubiera gustado tener un mejor entendimiento con Cristina» pero ese puente está roto y ya no hay ni los escuetos chats de Telegram que se mantenían hasta la nominación de la fórmula Sergio Massa-Agustín Rossi para la elección 2023. Allí, Alberto logró nominar a su jefe de Gabinete como Vice de Massa en la pelea presidencial y a Victoria Tolosa Paz y Santiago Cafiero en la nómina de diputados entrables por la Provincia.
Alberto Fernández viajará a India (para el G-20) el 9 y 10 de septiembre y si llega con los vuelos, irá el 11 de septiembre a Chile por los 50 años del golpe de Estado a Salvador Allende. Luego, será el turno internacional de ir a las Naciones Unidas, con escala previa en Cuba, para el 16 de septiembre. El presidente difundirá todos esos hechos, así como sus discursos reivindicatorios, que serán a poco más de un mes de la fecha de elecciones generales en Argentina, que son el 22 de octubre.
Habrá que ver cómo este «Alberto presente», más el impacto de la devaluación y una inflación en alza, impactarán en la campaña presidencial del peronismo.