24 enero, 2025

El calvario de los pacientes con COVID persistente, cinco años después: “Muchas personas ponen en duda nuestro sufrimiento”

El caso de María Jesús no es único. Se infectó de COVID-19 en tres ocasiones en 2021, y en una de ellas pasó semanas en la Unidad de Cuidados Intensivos. Una pesadilla que, casi cuatro años después de su ingreso hospitalario, persiste.

Desde entonces, sigue sufriendo los síntomas de la enfermedad, dolor de cabeza, mareos, alteraciones del gusto y del olfato y dolores musculares. Y ningún especialista da con la solución.

Este próximo viernes se cumplen cinco años de la detección en España del primer caso de coronavirus. Fue el 31 de enero de 2020, en la segunda isla más pequeña de Canarias, La Gomera. Un turista alemán, que estuvo en contacto con un enfermo en su país de origen, puso en alerta a las autoridades sanitarias. 

Desde ese momento comenzó un goteo incesante de contagios. Aunque los datos no son del todo claros, más de 13 millones de españoles se han infectado con el SARS-CoV-2 desde el inicio de la pandemia hasta nuestros días. 

Archivo – Imagen de archivo de una paciente ingresada en la UCI con Covid-19. / Eduardo Parra – Europa Press – Archivo

La Organización Mundial de la Salud (OMS) reconoce a la COVID persistente como “condición Post COVID-19”. Esta nueva enfermedad surgida a raíz de la pandemia fue el “detonante” del despedido de María Jesús. Con 55 años, su empresa le comunicó el cese laboral por “bajo rendimiento” en el trabajo. 

Y es que, la mayoría de los enfermos coinciden en que se minimizan sus síntomas y no se les diagnostican adecuadamente. “Muchas personas llegan a poner en duda nuestro sufrimiento”, reconoce a este diario.

No existe un registro oficial de pacientes con COVID persistente, pero se estima que más de dos millones de españoles arrastran síntomas meses después de pasar la enfermedad. Ángel tiene 59 años y vive en Fuenlabrada (Madrid).

Trabajaba pintando casas, pero las secuelas de la enfermedad le han obligado a darse de baja como autónomo. “Llevo casi cinco años y todavía no he recuperado el olfato y el gusto”.

Una “nueva” enfermedad que necesita más investigación

Los pacientes reclaman más investigación para acabar con una pesadilla que llevan soportando años. María Jesús está en tratamiento psicológico para poder sobrellevar de la mejor manera posible la lista casi infinita de síntomas asociados a la COVID-19.

Sanitarios tratan a un paciente con Covid-19. / / EP

“Me dicen que debo aprender a lidiar con la situación lo mejor que pueda, ya que no hay una cura definitiva”, nos cuenta en una conversación telefónica. 

El doctor Luis Tejedor, jefe de Servicio de Medicina Interna y Geriatría del Hospital Universitario Vithas Madrid Arturo Soria, cuenta a ‘Guías de Salud’ que “aunque todavía no existe un consenso absoluto sobre su definición, cada vez más estudios coinciden en reconocerla como una entidad clínica diferenciada, con múltiples manifestaciones que varían de persona a persona”.

Desde la perspectiva de la práctica clínica, “muchos pacientes con estas secuelas sí cumplen criterios para considerarla una nueva enfermedad o, al menos, un síndrome clínico específico que requiere un abordaje multidisciplinario”.

Se han descrito síntomas como fatiga extrema, dificultad respiratoria, dolor articular y alteraciones cognitivas (lo que algunos pacientes denominan “niebla mental”), como señala Ángel que, a pesar de tener seguimiento de Medicina Interna en su hospital de referencia “y con todas las analíticas bien, no consigo recuperarme del coronavirus”.

Factores de riesgo para desarrollar COVID persistente

Aunque todavía no se han establecido factores de riesgo definitivos para la COVID persistente, varios estudios han observado ciertos patrones.

“La gravedad de la infección inicial podría influir: las personas que estuvieron hospitalizadas o con complicaciones respiratorias severas pueden mostrar más probabilidades de presentar secuelas prolongadas”, destaca el doctor Tejedor.

Asimismo, algunos trabajos apuntan a la presencia de:

  • Enfermedades crónicas previas (diabetes, afecciones cardiovasculares o autoinmunes)
  • Obesidad
  • Edad, el sexo femenino y ciertos condicionantes genéticos

Sin embargo, “aún falta más evidencia para confirmar estas correlaciones de forma concluyente”.

La fatiga, el dolor de cabeza y muscular son los síntomas más comunes de la COVID persistente / David Zorrakino – Europa Press – Archivo

¿Hay esperanza para los pacientes con COVID persistente?

En la actualidad no existe un tratamiento efectivo para la COVID persistente. Como destaca el especialista, el abordaje suele ser “individualizado y multidisciplinario, centrado en aliviar los síntomas predominantes en cada paciente: por ejemplo, rehabilitación respiratoria en casos de disnea, terapia física para la fatiga o dolor muscular y, en ocasiones, apoyo psicológico para manejar el impacto emocional y cognitivo”.

No obstante, “se están realizando ensayos clínicos para evaluar la eficacia de algunos fármacos antiinflamatorios o inmunomoduladores, pero, por el momento, las recomendaciones más sólidas se basan en la rehabilitación integral, la buena higiene del sueño, el control de comorbilidades y el seguimiento por parte de un equipo interdisciplinar”.

El doctor recalca que “se necesita un mayor reconocimiento del síndrome a nivel sanitario e institucional para asegurar que los pacientes reciban la atención y el soporte adecuado”.

Esto implica, dice, formar equipos multidisciplinares (médicos internistas, neumólogos, rehabilitadores, psicólogos, etc.) y establecer protocolos de seguimiento a largo plazo.

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