A simple vista parece ser la final entre la selección que mejor jugó hasta aquí (España) y las más criticada (Inglaterra). Con esa mirada, tal vez simplista, no habría dudas sobre el ganador. Pero adivinen qué: esto es fútbol. Y nadie puede asegurar nada.
Sin embargo, España tiene todos los méritos para exigir que el azar le siga guiñando un ojo este domingo en Berlín. Su juego mezcla eficiencia y belleza. Hasta podemos decir que enamora. Todo lo contrario genera Inglaterra, que por momentos exaspera con tanta calidad individual desperdiciada y su estilo indefinido. Pero se sabe: las finales pueden dar vuelta todo. Y jerarquía hay de ambos lados.
Las razones del equipo de Luis de la Fuente son exultantes: ganó los seis partidos que jugó y los nombres de sus víctimas jeraquizan su pasaje a la final: Croacia (3-0), Italia (1-0), Albania (1-0), Georgia (4-1), Alemania (2-1). Empezó en el estadio Olímpico de Berlín y allí mismo intentará cerrar un círculo virtuoso. ¿Podrá? ¿Estará a la altura en el partido más importante?
La belleza queda en manos de la zurda de Lamine Yamal (que cumplirá 17 años el mismo día de la final), de la derecha de Nico Williams, del talento de Dani Olmo y de ese doble pivote imperial que forman Rodri y Fabián Ruiz. La eficiencia queda marcada en los resultados, pero falta uno más.
El bueno de Yamal con su ortodoncia y su sonrisa infantil ya es más que un destacado subtítulo. Empezó siendo el jugador más joven en disputar una Eurocopa, luego le sumó ser el más joven en convertir un gol (golazo, a Francia) y el domingo se convertirá en el más joven en jugar una final de esta competencia. ¿Será también el campeón más precoz?
España quiere su cuarta Eurocopa, después de las ganadas en 1964, 2008 y 2012. Si la logra superará a Alemania y se convertirá en la más ganadora.
Allí empiezan, o siguen, los contrastes, porque Inglaterra nunca ganó una Eurocopa. En realidad, no ganó nada además del Mundial 1966. Será su tercera final grande y la primera fuera de su país. Tiene sabor a revancha esta oportunidad, porque en la última edición (2021) perdió con Italia el partido decisivo. En Wembley, para aumentar la decepción. Por penales (3-2, después de empatar 1-1 en el tiempo reglamentario), además: fallaron Marcus Rashford, Jadon Sancho y Bukayo Saka, el único que sigue en el plantel. Siempre hay una posibilidad de revancha dando vueltas en el fútbol.
Su camino a Berlín también marca un contrapunto. Serbia (1-0), Dinamarca (1-1), Eslovenia (0-0), Eslovaquia (2-1), Suiza (1-1 y 5-3 en los penales), Países Bajos (2-1). Mucho menos exigente y vistoso.
La angustia y las críticas acompañaron al equipo de Gareth Southgate. En octavos de final, ante Eslovaquia, Jude Bellingham apagó el incendio con una chilena inolvidable en el minuto cinco de descuento y Harry Kane selló la victoria apenas arrancó el alargue. En cuartos, quien se puso la capa de caballero de la angustia salvador fue Saka, que empató a los 80 minutos. Después, en los penales no hubo errores.
La semifinal ante los de naranja tuvo un héroe inesperado: Ollie Watkins, de gran temporada en Aston Villa, pero suplente en su selección. Ingresó a los 80 minutos y diez después cruzó un derechazo triunfal, desde su soledad en el área rival. ¿Será titular ahora?
España viene marcando registros históricos: nadie había ganado hasta aquí seis partidos de seis en una Eurocopa. Si gana la final sin llegar a los penales igualará un récord Mundial, el que tiene Brasil de 2002, de Ronaldo, Ronaldinho y Rivaldo, que encadenó siete triunfos consecutivos.
Inglaterra mira todos estos datos con una mezcla de envidia, respeto y, tal vez, temor. No tiene nada parecido para contraponer, más allá de sus nombres propios. Los hinchas británicos esperan que en Berlín, al fin, explote Phil Foden, elegido el mejor jugador de la pasada Premier League. Y muchos también le piden a sus dioses que Kane gane de una vez un título y rompa su insólito invicto.
Para los amantes de las estadísticas se puede agregar que España nunca le pudo ganar a Inglaterra en una Eurocopa: perdió en 1980 y empató (y cayó luego en los penales) en 1996.
Este último recuerdo todavía genera urticaria entre los españoles. Aquella vez se enfrentaron en Wembley por los cuartos de final y tras el 0-0 los locales se impusieron 4-2 en los penales. Fallaron Fernando Hierro y Miguel Nadal. Los visitantes se siguen quejando del arbitraje del francés Marc Batta por un supuesto penal contra José Luis Caminero.
En la defensa inglesa jugó como zaguero central Gareth Southgate, actual entrenador de su selección, quien en la definición de la semifinal ante Alemania falló el penal decisivo. Algo que también le siguen recordando los hinchas, porque esa Euro fue frustrante para los dos y quedó en manos de los alemanes.
Con todo esto en las mochilas, España e Inglaterra jugarán una gran final. Uno solo levantará la copa y por distintos motivos será histórico. Si la Eurocopa se viste de rojo será por cuarta vez; si en cambio luce de blanco, será la primera. En cualquier caso promete ser imperdible.