Es fácil conversar mano a mano con los Leyrado: Juan, un actor de vasta trayectoria, aquel Panigassi de Gasoleros, y su hijo Luciano, quien este jueves 7 de septiembre estrena Oliva, su opera prima como director, la cual también llega a todos los cines de Uruguay una semana después.
-Qué lindo legado tenés Luciano, ¿no?
Luciano Leyrado: ¿Que lindo “Leyrado” tengo? (risas).
-No, legado digo. Luciano, ¿cómo fue crecer con un papá como Juan?
Luciano: Siempre fue mi viejo. Viví en teatros y lo tomaba como el trabajo de mi papá… Hasta que vi un capítulo de Alta Comedia en Canal 9 allá por los ’90. Yo tenía alrededor de 15 años y él hacía de cuadripléjico. Recuerdo que me angustié terriblemente, pero fue la primera vez que sentí que me hacía creer realmente que, aún estando sano claramente, él padecía esa enfermedad. Fue mi unidad de referencia.
A veces pienso- salvando las distancias y pido disculpas- que Messi no sabe que es el mejor jugador del mundo y juega naturalmente así. Mi viejo jugaba a su manera y le empecé a creer pero en forma natural, no había crisis en la transición padre-actor.
Espalda contra espalda. Así trabajaron en «Oliva» Juan y Luciano Leyrado. Foto: Juano Tesone-¿Y cómo fue verlo crecer a tu hijo entre tanto trabajo realizado a través de los años y con la explosión que tuvo, por ejemplo, Gasoleros?
Juan: Es el primogénito, pero el ser padre para mí era una obligación. Lo digo con respecto a todo el amor inmenso y a la responsabilidad que conllevaba criarlo y verlo crecer. Era una obligación verlo crecer sanamente y de la mejor manera posible.
Yo viajaba mucho cuando él era chico en giras teatrales y mi mujer -María- era quien se quedaba con él, afortunadamente. Siempre nos rigió el construir todo por él y por la familia. Pero nunca dudé que yo tenía que hacer otra cosa por el bien de mi familia.
-¿Veías que Luciano tenía una semilla artística?
Juan: No, me sorprendió mucho la elección profesional que tomó. Pero cuando descubrí su vocación, me alegré, aún sabiendo en la difícil escena donde se metía. Luciano demostró enseguida que lo que iba a hacer lo iba a hacer muy bien, con mucha sapiencia.
Una película entre olivares
Oliva es una historia familiar, en la que Leyrado padre compone a un magnate dueño de una estancia de olivos para refinar el mejor aceite posible, pero con un pequeño giro: él se cree capo de una mafia y todos a su alrededor- en especial su hijo en la ficción, Ignacio Toselli- deben seguirle el juego.
Entre ellos, se encuentra Gina (interpretada por Romina Fernandes) y una Andrea Frigerio que oficia de una madre un poco ausente. Con un elenco ecléctico y efectivo, la película- basada en la obra de teatro Extra Virgen escrita por Juan Leyrado y Lisandro Fiks- huele a Italia con sello argentino y ambiente uruguayo.
Fue filmada en Uruguay en el 2022 y se erige como una gran opción cómica para toda la familia.
Luciano y Juan Leyrado. «Oliva» fue primero una obra de teatro. Foto: Juano Tesone-¿Cómo transformaste la obra de teatro en película?
Luciano: Primero el guion me pareció maravilloso, que todo sea basado en un gran simulador y que todo aquel que lo rodea deba atenerse a su juego mental. Junto con mi coequiper, Agustín Rolandelli, trabajamos en tándem tanto en la edición como en el guion y nos dimos el gusto y placer de meter trucos de la narrativa del cine italiano tratando de hacer lo que logramos: una comedia de género.
Es un tributo al cine que me crió, el cine de género de los ’80. El cine fue como mi niñera en cierta forma.
-El buen cine, digamos…
Luciano: Yo aprendí que no existe ni el buen ni el mal cine. Existe el cine que me gusta y el que no. Si es difícil hacer una buena película, imaginate hacer una mala (risas).
Hablando en serio, yo no sé si es mala o buena Oliva; sólo sé que es la película que yo quise hacer y estoy feliz por haberla hecho. Puede gustar o no y está todo bien, aunque me haya costado entender el “no me gustó, no es personal” en el pasado. A mí la película me dio mucho y me di todos los caprichos.
Con los roles bien claros
Trabajar en familia, sobre todo en una relación usualmente tan férrea como la de un padre con un hijo, puede ser un reto. Sobre todo cuando el patriarca es dirigido por el cachorro. Al preguntarles cómo fue la experiencia, es Juan quien toma la posta.
Juan: Luciano me dijo una vez finalizado el rodaje: “Si no hubieras sido mi padre, yo igualmente hubiese elegido a Juan Leyrado como protagonista”. Y me hizo sentir eso siempre. Él asumió el rol de director y yo el de actor y pude así entregarme por completo. Yo no quería que él se ocupase de su padre. Mi hijo no sólo escuchaba a todos, sino que trataba a todo el mundo por igual. Fue maravilloso.
Luciano: Aproveché a mi padre muchísimo como actor y es cierto: si bien no es el mismo Pascual que en la obra de teatro, en mi cabeza no había otro actor que él. En el set, donde llegaron a ser doce actores y actrices, funcionaban como una entidad. Y a cada uno, individualmente, los exprimí al máximo sacando lo mejor.
Juan y Luciano Leyrado filmaron «Oliva» en Uruguay. Foto: Juano Tesone-¿Nunca se mezclaba lo personal?
-A mí nunca me costó. Desde hace años que trabajo con amigos y gente cercana y siempre pude diferenciar el trabajo y las relaciones.
Juan: Yo, si lo pienso bien, he evitado trabajar con gente cercana para no estropear la relación. Es interesante escucharte (a Luciano) porque veo el otro costado. Lo hermoso de Oliva es que es artesanal.
Luciano: Lo que planteaba la obra de teatro y plantea exponencialmente la película es que todos hacemos algo para ser queridos. Y lo contamos en equipo de una manera muy clara.
La labor del director
Para Luciano, los actores, del primero al último, son herramientas en un engranaje que debe funcionar a la perfección, al menos a su ojo. Se lo nota orgulloso de todo el elenco y de todo el staff al recordar el rodaje en Uruguay. Y se declara obsesivo de lo que busca hasta encontrarlo en toda área: desde los títulos de inicio, pasando por la iluminación y la música.
De ahí, hay un paso para hablar de la precarización y falta de ficción en la televisión abierta en la Argentina.
Juan: Me duele que no haya ficción en nuestro país. Es un horror, sé que es difícil para ambas partes: la artística y los productores. El Estado debería estar presente, hablamos de cultura. A la gente, está probado, le encanta la producción nacional. Como país no podemos permitirnos esta ausencia ficcional sabiendo que hemos sido también campeones del mundo en esta materia, ¿se entiende?
Los fenómenos son esporádicos: es hermoso que Argentina, 1985 haya llegado tan lejos y todos hinchamos para ese lado, pero luego se empieza de cero. Es como cuando ganamos el mundial de fútbol: todos estamos unidos. A los días ya volvemos a arrancar de cero.
¡Tenemos que tener un concepto de industria! Y para los actores y actrices a veces desde afuera parece fácil, pero recordemos que somos desocupados que a veces trabajamos…
Luciano: Por eso hay que valorar producciones como Oliva…
«Oliva», con Juan Leurado y dirigida por su hijo Luciano, está pensada para toda la familia. Foto: Juano Tesone-¿Por qué la gente tiene que ver “Oliva”?
Luciano: Antes que nada, la gente tiene que volver al cine. Sobre todo a apoyar la industria nacional para que se pueda seguir haciéndolo. Con respecto a Oliva, es súper original, tiene un recurso humano y eslabones artísticos invaluables y la van a pasar genial.
Juan: Cuando yo iba al cine de chico buscaba y valoraba el color de la película. Creciendo, sumé la complejidad y los vericuetos fílmicos. Ahora volví a ser chico en las salas de cine.
Quisiera que la gente -y sobre todo los jóvenes- lleguen a las salas con esa sensación de ir a jugar y que no sea algo pesado. Simplemente sentarse en la butaca y sorprenderse; solo, en pareja o en familia. Para disfrutar el cine, porque es una película para verla en pantalla grande.
Ambos aclaran que las dos primeras semanas de exhibición son fundamentales en los estrenos argentinos, y es por eso que insisten en contar con la afluencia de todo público desde el jueves 7 de septiembre.
Luciano: ¡No nos olvidemos que el 14 de septiembre se estrena también en Uruguay! ¡Tenemos mucho equipo uruguayo así que va a ser también una fiesta!
Una relación de espejos
Nos vamos despidiendo mientras se pone el sol en la terraza y padre e hijo mantienen una conexión con la mirada, algo entre cómplice y tierno sin caer en lo edulcorado.
– Juan, ¿qué ves de vos en tu hijo?
Juan: El manejo económico, su organización y meticulosidad. Terminó siendo más organizado que yo. Al fin de cuentas, veo mucho de mí en él.
Luciano: Yo, por mi parte, me siento parecido a mi padre en algunas cuestiones, pero la estructura nos asemeja. Somos muy distintos obviamente y esa estructura no tiene que ver con el control: tiene que ver con una necesidad de tener claro lo que quiero. Como pasó con Oliva.
Juan: En personalidades somos distintos, en los deseos somos parecidos.
-Juan, ¿es verdad que querías hacer la película sí o sí, aunque no te pagaran?
Juan: ¡Es absolutamente cierto! Igual lo de no cobrar no se lo recuerdes a los productores (risas). Yo me enamoré del proyecto y quería volver a ser Pascual, sin imaginarme que íbamos a llegar a esta instancia, el de contar con una película que todos sentimos como si fuese un hijo.
Luciano: Cuando yo le presenté la idea a mi viejo reconozco que me confesó que no estaba del todo en sintonía. Ya cuando todo empezó a encajar se subió a mi energía y fue alucinante. Todo fue magia pura.
-Dado este estreno de su opera prima,¿ qué le deseas a tu hijo, Juan?
Juan: Sencillamente que siga siendo feliz con lo que hace. Le deseo algo que ya es una realidad: que sea querido por todo el que lo conoce. Es un gran laburante y estoy muy feliz por él.
Parecidos y diferentes. Así se ven Juan y Luciano Leyrado. Foto: Juano Tesone-Luciano, ¿vos tenés algo que nunca le hayas dicho a tu papá que quieras aprovechar a decírselo ahora?
Luciano: Todo está dicho, siempre hablamos todo.
Juan: ¡Decime que me amas!
Luciano: Claro que lo amo, es mi viejo y lo admiro infinitamente.
WD