El partido entre Gimnasia y Esgrima de Jujuy y Güemes de Santiago del Estero, por la fecha 30 de la zona A de la Primera Nacional, fue testigo de uno de esos errores arbitrales que no se explican.
Se jugaba tiempo adicional y empataban sin goles en el estadio 23 de agosto, casa del lobo jujeño, cuando el ingresado Bruno Palazzo quedó desestabilizado al querer rematar al arco e hizo escapar la pelota por la línea de fondo. Era saque de arco para Güemes, sin lugar a ningún tipo de duda.
Sin embargo, en un momento de distracción o vaya a saber uno porqué, el árbitro asistente Rubén Bustos cobró córner. Y Adrián Franklin, juez principal del encuentro, no advirtió el error del juez de línea.
Ese fallo mayúsculo, garrafal, terminó quedando expuesto porque tras la ejecución de ese mismo tiro de esquina llegó el gol de Gimnasia. ¿Quién lo hizo? El propio Bruno Palazo. El reloj marcaba 48 minutos del segundo tiempo, y fue victoria del local. Un final de locos.