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20 noviembre, 2024

Milei reflota su perfil de “outsider” y su discurso anticasta para enfrentar las trabas a sus primeras medidas

El Presidente cree que los amparos al DNU y los rechazos a la Ley Ómnibus son “trabas de la política” y está convencido de dejar todo en manos de un plebiscito en caso de ser necesario. Redes sociales y cadenas nacionales, las claves para no ser “intermedidado”.

Gonzalo Aziz

06 de enero 2024, 05:46hs

ARCHIVO - El recién juramentado presidente de Argentina, Javier Milei, saluda a sus partidarios desde el balcón de la casa de gobierno en Buenos Aires, Argentina, el 10 de diciembre de 2023. (AP Foto/Matilde Campodonico, Archivo)

ARCHIVO – El recién juramentado presidente de Argentina, Javier Milei, saluda a sus partidarios desde el balcón de la casa de gobierno en Buenos Aires, Argentina, el 10 de diciembre de 2023. (AP Foto/Matilde Campodonico, Archivo)Por: AP

Javier Milei no está asustado por los amparos que recibió el DNU por parte de la Justicia, ni por los reclamos de la CGT ni la presentación judicial de los 500 intendentes para frenar sus medidas. El Presidente está convencido de que una “democracia directa”, donde su vínculo con la ciudadanía no sea intermediado por nadie, será su arma clave para sortear todos estos planteos, a los que considera “trabas de la política”.

Argentina es un paciente ingresado en terapia intensiva cuya sanación demanda de un alto nivel de audacia política capaz de trazar. Literal. Milei es 100% consciente de eso. Por eso, es que el presidente decidió él mismo emprender un desafío ambicioso que cobró forma de DNU y de Ley Ómnibus. Ambicioso por múltiples razones, entre las que vale la pena destacar: 1) la pobre representación parlamentaria con la que cuenta el gobierno; 2) la pluralidad temática de las dos iniciativas que empasta y dilata los tratamientos políticos de las mismas; 3) el negativo e inevitable impacto social del ajuste.

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Tan consciente es de todo eso Milei que decidió encarar la empresa profundizando el uso de algo que conoce muy bien, que ejecuta muy bien y que buenos resultados le ha dado, sobre todo, durante la campaña electoral: su conexión directa con “el pueblo”, basándose en su carácter genuino, desfachatez y simpleza discursiva.

Él mismo suele decirlo: “Esto es así porque soy un outsider pleno”. Con esto, busca dar una definición clara que lo contrapone y diferencia de la clásica dirigencia política a la que llama “casta”. Asegura que su estilo de liderazgo lo legitima ante la sociedad. Esa misma sociedad a la que, en campaña, le propuso un ajuste y, en gestión, le pide ese ajuste.

Cadena Nacional. Javier Milei apuesta a un vínculo directo con la ciudadanía. (Foto: Captura).

Cadena Nacional. Javier Milei apuesta a un vínculo directo con la ciudadanía. (Foto: Captura).

Sin darse cuenta, Milei está implementando un estilo de liderazgo. “Sin darse cuenta” porque es él quien se encarga de destacar que su rol de presidente se ejecuta de manera natural replicando sin estrategia los rasgos de su propia personalidad. “Siempre fui así”, dice cuando se lo consulta por su estilo de conducción. Y destaca que la naturalidad con la que se maneja es la llave de acceso al corazón de la gente.

Milei sabe que no es solo con naturalidad que se hace un gobierno. Por eso se jacta de saber elegir a los integrantes de su equipo y, aunque discrepa tajantemente con el expresidente uruguayo José Mujica, comparte la máxima del Pepe que sostiene que “un buen líder es aquel que se rodea de colaboradores mejores que sí mismo”. Aunque lo explica con otras palabras: “Yo lo llamo ´división del trabajo´”, dice. Y suele agregar: “Cuanto mejores sean mis ministros más fácil será que las cosas que pido salgan bien. Mejoran la calidad de la solución. Siempre fui así. Creo en la división del trabajo de manera ferviente. Me rodeo de gente talentosa, les brindo mi confianza plena y delego. Después controlo resultados.”

Estos elementos configuran un estilo de conducción política con el cual Milei busca trazar un lazo de complicidad con un pueblo al que cautivó electoralmente con una propuesta de recorte y ajuste. Ya en el poder la puesta en práctica de la propuesta electoral conlleva una serie de dificultades que emanan del hecho ineludible de que aquel electorado que votó una propuesta de ajuste es el mismo que padecerá las consecuencias del mismo. Por eso, entiende Milei, es clave que el líder hable directamente con el pueblo, sin intermediarios, que se muestre tanta austeridad como le pide a la sociedad, que hable simple, etcétera.

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En fin, una serie de cualidades enmarcadas en lo que la ciencia política define como “democracia directa”, distinta de la tradicional democracia intermediada a la que países como la Argentina están acostumbrados.

Thomas Jefferson fue el segundo presidente de los Estados Unidos (1801-1809). Jurista y político, es uno de los promotores de lo que habitualmente se conoce como “democracia directa”. Centra su idea en los legítimos e inalienables derechos de los ciudadanos como base de promoción de los gobiernos que, justamente, emanan de dichos derechos: “Sostenemos como evidentes estas verdades: que todos los hombres son creados iguales; que son dotados por su Creador de ciertos derechos inalienables; que entre éstos están la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad; que para garantizar estos derechos se instituyen entre los hombres los gobiernos, que derivan sus poderes legítimos del consentimiento de los gobernados”.

Javier Milei, junto a los diputados de su espacio político. (Foto: Télam).

Javier Milei, junto a los diputados de su espacio político. (Foto: Télam).

Milei ancla en esa idea. Para él su legitimidad emana de los derechos que los ciudadanos tienen y que según su mirada política fueron vulnerados por una clase política que se enquistó en el poder en Argentina a partir del gobierno de Hipólito Yrigoyen. Milei entiende que el negocio de la casta política está justamente en la intermediación. Por eso apuesta al vínculo directo. Y aprovecha sus propias cualidades de persona de a pie para facilitar su relación con el ciudadano común.

Haciendo un inteligente aprovechamiento de la amplia gama de posibilidades que las redes sociales ofrecen, Milei habla directamente con la gente. Utiliza sus cuentas de Instagram y X de manera informal y eso, lejos de ser percibido como una desprolijidad, es visto como un gesto de normalidad. “Hace lo que hacemos todos. Habla como la gente común. Es un presidente que se parece al pueblo que gobierna”, detalla un importante integrante del gobierno.

Es que -volviendo al inicio- el país atraviesa una profunda crisis. Los índices de la macroeconomía que podrían constituir la triste metáfora del informe médico del paciente en terapia intensiva son lapidarios. Los gobiernos de Cristina, Macri y Alberto Fernández dejaron una economía cascoteada con variables objetivamente incuestionables.

Entre 2011 y 2022:

El producto bruto per cápita (indicador elemental para evaluar la capacidad de desarrollo de un país) tuvo una variación anual promedio negativa: 0.7%La tasa de inversión privada promedio anual: 15.7%La inflación promedio anual: 42.4% (tomando 2023 es muchísimo peor)La pobreza promedio: 34.3%Sanar a un paciente tan enfermo es un trabajo muy complejo. Como toda tarea ardua siempre expone una amplia variedad de oferta de soluciones. Milei es un ortodoxo: cree en la baja del déficit como objetivo central. Para ello, cree en la baja del gasto. Entiende que terminando con la emisión monetaria baja la inflación. Y que todo aquello permite bajar impuestos para seducir al sector privado a invertir y crear trabajo.

Más allá de la discusión metodológica (importante, claro), el DNU y la Ley Ómnibus son, para el presidente, el camino que conduce al país que sueña.

Consciente de que el camino a la cura es una experiencia dolorosa, sabe que su vínculo con la sociedad es un elemento clave. Para explicarle un horizonte positivo que permita mitigar el dolor. Para pedirle complicidad frente a una clase política que discute en formas y/o contenidos las propuestas. Pero, sobre todo, para pedirle tiempo.

El liderazgo de acción directa le sirvió para ganar las elecciones frente a otras opciones de políticos profesionales con recursos tradicionales. Está por verse si le alcanza para gobernar en un contexto de crisis a un pueblo acostumbrado a soluciones heterodoxas.

La clave está en él mismo. Y lo sabe.

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